jueves, 24 de julio de 2008

Piscicultura en Marivaca

En la ruta hacia los Castillos de Guayana está la finca Marivaca, especializada en la piscicultura, a escasos sesenta minutos de la ciudad. La laguna de cria de los peces está completamente abierta al público y cuenta con un muelle para los clientes.
Comer pescado fresco en cualquier época del año no es problema, si aunado a esto puede sacarlo del agua usted mismo y ver cómo lo llevan a la sartén.
Esto se puede vivir en Marivaca, un sitio donde desde hace más de 15 años se practica la piscicultura, a fin de ofrecerle a los visitantes un producto de calidad con el gustito de pescarlo en la laguna creada para tal fin.
Este lugar está ubicado no muy lejos de Puerto Ordaz, apenas a una hora de carretera, la manera de llegar es tomar la vía de los Castillos de Guayana y desviarse en un tramo donde está un letrero que anuncia el camino hacia la finca del doctor (especializado en cirugía) Juan Ordaz, quien junto a su mujer e hijos lleva a cabo el sueño de convivir con la naturaleza y sacarle además partido sin dañarla.
Ordaz, quien considera ser afortunado por poder gozar hoy día de una gran afluencia de visitantes, admite que en un principio no le resultó fácil mantener el lugar que tiene desde hace más de 30 años.
Al principio no se dedicaba a los peces, sino a la ganadería, pero no le era rentable y le daba problemas. Convivencia armónica. Para seguir en la buscada de un equilibrio decidió irse por la cria controlada de peces y, en poco tiempo, vio cómo la clientela empezó a llegar, pese a que el estado de la carretera, para aquel entonces, era malo. Ahora ir para la finca es un verdadero paseo, lleno de parajes, uno más bello que el otro, especialmente en la época de lluvias cuando las lagunas se llenan y el verdor de las plantas dice presente.
¿Pero como un doctor de renombre acaba criando peces?, la respuesta es muy sencilla, luego de tres décadas ejerciendo, Ordaz quería paz para sí y los suyos, una ocupación sin complicaciones y un espacio para la distración que a la vez le sirviese para vivir junto a su familia.
“Cuando uno llega a cierta edad ya no puede estar con tanto estrés, ese es el mal que está acabando con la gente, preferí hacer algo diferente y un amigo me dijo la posibilidad de colocar esto al estilo brasileño, cada uno pesca lo que quiere comer o escoge el pescado y listo”.
Para el galeno, lo más importante es lograr una sana convivencia con la naturaleza, por ello, tiene en la finca dos tembladores sacados del río Orinoco y alguno que otro animal exótico, que puede descubrir visitando el lugar que es especial para las familias por su diversidad de espacios para el disfrute de grandes y pequeños.
Un parque infantil, una cantina, varias chozas, grandes áreas verdes y la infaltable laguna llena de peces son algunos de los sitios dentro de Marivaca, este más que un negocio es una empresa familiar que ofrece a los clientes un poco de sí en cada plato. Fuente Natalie García
Foto William Urdaneta