sábado, 9 de mayo de 2009

Pezcalandia y las vías ferrata en el Pirineo

Las vías ferrata ganan adeptos entre los aficionados a los deportes de montaña.
En Pezcalandia te contamos que apenas hace diez años eran unas desconocidas para el gran público y tenían muy mala fama entre los escaladores.
Hoy, el número de itinerarios de este tipo en España supera la treintena y la perspectiva es que siga creciendo.
Las vías ferrata son itinerarios deportivos que peromiten superar pasajes difíciles por medio de peldaños, barras y otros ingenios y que proporcionen seguridad por medio de un cable de acero.Durante mucho tiempo se ha venido considerando alegremente vía ferrata a cualquier pasaje equipado parcialmente con barras o cadenas, como las famosas clavijas de Soaso o de Cotatuero en el valle de Ordesa.
Pero la tendencia actual es, para diferenciarlas de los caminos equipados, dar el nombre de vía ferrata sólo a los itinerarios con un recorrido superior a 200 metros, equipados más de 50 escalones y con un cable de seguridad.
Aunque podemos decir que las vías ferrata se encuentran a caballo entre el excursionismo y la escalada, la verdad es que su «invención» es anterior a la escalada con fines deportivos. En realidad, los primeros tramos que se equiparon con hierros, lo fueron para facilitar el paso de los cazadores.
Es evidente que no estamos hablando de ferratas deportivas o lúdicas, sino de simples pasos equipados, pero para conocer su historia es preciso tenerlas en cuenta.Historia de las vías ferrataEl origen de las vías ferrata se localiza en Austria en el año 1843, cuando se equipa la vía normal al pico Daschein.
Años más tarde se equiparían los míticos picos Piz Selva y la Marmolada. Paralelamente se equipa en los Pirineos la vía normal al Midi d’Ossau, y unos años después, en 1881 un cazador inglés manda al herrero de Torla fabricar e instalar a un lado de la gran cascada de Cotatuero, una veinte-na de barras de hierro para ir a cazar rebecos a los pastos superiores de Ordesa.Nacieron así las clavijas de Cotatuero, a las que sucederían las de Salarons y Soaso.
La Primera Guerra Mundial traería consigo la instalación de número importante de ferratas en el macizo de las Dolomitas. Su finalidad bélica no fue obstáculo para que inspiraran a las que vendrían después, como la maravillosa vía ferrata Delle Bocchette (Pequeñas brechas) la primera que se equipó con una finalidad exclusivamente deportiva; corría el año 1936.
En Europa hay más de 800 vías ferratas; la mayoría se concentra en Francia e Italia; les siguen Suiza, España, Alemania,Hungría, Eslovenia y Andorra. En Estados Unidos también existen instalaciones de este tipo."Amputaciones», aunque recientemente se han sustituido cuerdas y cables viejos por cables de acero nuevos.Valorar la dificultadAún no existe una fórmula consensuada para graduar la dificultad de una vía ferrata. Algunos practicantes han solucionado la papeleta utilizando la graduación aceptada en escalada, pero es sólo un recurso para salir adelante, ya que aunque esta actividad tiene un claro parentesco con aquella, no hay duda de que intervienen circunstancias nuevas.
Mientras esa clasificación definitiva llega, nos queda la posibilidad de «conocer» la dificultad de una vía ferrata como lo hacen en países vecinos con mayor experiencia en este campo. Allí, a la hora de estimar la dificultad de un itinerario se tienen en cuenta cuatro aspectos: el atlético, el psicológico, el equipamiento y el terreno.El primero es el más evidente y objetivo pues es la dificultad física que tiene el recorrido que dependerá de la longitud del itinerario y de cómo sean los pasajes.
El aspecto psicológico tiene también una importancia fundamental: no cabe duda de que el vacío bajo nuestros pies ejerce una presión que puede ser agotadora; una ferrata vertical y con mucho «patio» resultará más difícil que otra menos aérea.
En tercer lugar, a la hora de apreciar la dificultad de una ferrata, habrá que tener en cuenta cómo está equipada. La cantidad y la calidad del material usado modifica sin duda nuestro concepto de dificultad.
Es posible que dudemos frente a tramos mal protegidos que no nos producirían ninguna zozobra en caso de contar con un sólido cable de seguridad.
Por Daniel SÁNCHEZ y Beatriz FORÉS/G.E.
Fuente Desnivel Press