viernes, 1 de mayo de 2009

Pezcalandia y los Peje en el Hillstone

San Martín, 06:00 hs. Salí de casa y pasé a buscar a mi hijo LEANDRO. Partimos hacia La ciudad de La Plata, por la autopista....
Llegamos a la "MARINA DEL SUR" a las 07:30 hs., y cumpliendo con el pedido de la gente de Pezcalandia, el adeudado relevamiento en la zona. Nuestra primera vez... Aníbal y Leandro ... allí estábamos, rodeados de pescadores expertos conocedores de todos los secretos!!!
Rostros desconocidos, con sus equipos y bolsos. Sentí como que todos esos rostros nos miraban y sabían que estábamos allí por primera vez... Buscamos y rápidamente encontramos a Guillermo Adami que no sé si a propósito o casualmente había agrupado en una misma embarcación a seis pescadores que se embarcaban por primera vez en busca de los preciados pejerreyes. Allí estábamos, conociéndonos Ariel, Héctor, Martín, Leandro y Aníbal. Para embarcarnos en el " DUMBO I" y su capitán Ariel Esteban. Todos nos anunciamos como debutantes de la pesca embarcada del peje.
Allí estaban amarrados alrededor de 8 o 10 embarcaciones listas con 5 o 6 pescadores cada una, dispuestas a partir. YACUSTÓ preguntó hacia donde querían partir y allí los pescadores novatos dijimos con seguridad vamos por los más grandes, hacia el pesquero HILLSTONE!!!. de esta forma cumpliendo con el requerimiento de Pezcalandia. Y así, descubriendo su primer gesto de predisposición y excelente profesionalismo puso proa nuestro capitán Ariel Esteban encabezando la fila.
Saliendo del puerto, con un cielo limpio y con el Río de la Plata mostrando su poderío en el movimiento de sus aguas, empezamos la navegación que nos hacía sentir lo riguroso de esa fuerza. Entre las risas al principio y el deseo de llegar pronto a destino para dar por terminada esa primer batalla transcurrió la travesía de aproximadamente 1 hora. En el horizonte se acercaba hacia nosotros un frente negro que a los ojos de estos novatos presagiaba lo peor... Pero allí por segunda vez, nuestro capitán demostró el conocimiento de su profesión y sin mayores comentarios nos puso sobre nuestro destino el "BANCO HILLSTONE". El cielo seguía negro como si también nos mostrara su poder, disputándoselo al río.... Y así empezamos, estos novatos a caer como moscas. El Río color León nos quería vencer, casi lo logra. Casi lo logra. Yo primero me debatía entre la descompostura y el querer armar mi equipo, estaba empapado de sudor, pero con alguna experiencia sabía que no me tenía que entregar. Leandro no me iba en saga, también se debatía entre el mareo y mis consejos.
Martín ya estaba acostado y renunciaba. Solo la fortaleza de Héctor y Ariel 2 se mostraban ante la naturaleza como dispuestos a presentar batalla.
Y una vez más, ahí estaba nuestro gran capitán, con mucha calma, nos atendía uno a uno. A los heridos leves nos hizo sentar y se encargo de los primeros encarnes, de los primeros lances y de los (pocos) líos de nuestros cruces de líneas en la deriva . A Martin el más afectado sabiamente lo acostó en piso de la embarcación. Todo con mucha calma, seguridad y paciencia. El viento Norte al principio se hizo notar. Así levantamos los primeros pejes, con algunos pequeños patíes que se devolvieron. Leandro levantó el primer "matungo" (+ o - 900 gr). y después le fuimos siguiendo todos, con alguna pieza de medio porte.
Y el capitán Ariel ahí estaba vigilante sobre todas las líneas, encaramado sobre el asiento de su puesto anticipando todos los piques, guiando nuestras acciones. Impresionante señores, como dijo alguno de los compañeros "Este pibe ve el pique antes que los peces..." . Y también como uno más sacando alguna pieza ( una muy buena) con el equipo de Martín que en su nombre y prolijamente le guardaba en su bolsa.
Así fue pasando la jornada, la naturaleza aflojó, el cielo se abrió, el sol apareció tibio pero consistente, el río se calmó ( prácticamente se plancho), el viento roto algo hacia el Oeste hasta casi desaparecer, los heridos se reponían casi totalmente, se acentuaba la charla, los comentarios, el compartir y las anécdotas ...como la pesca, que ya era escasa debido a las condiciones del río (agua muy sucia y con mucho sedimento en suspensión) y que en estas condiciones nos mostraba el final de una jornada. Al final el regreso, bastante más rápido dadas las mejores condiciones.
Y ahí estábamos, una caravana de embarcaciones que prolijamente conducidas por sus guías hacían su ingreso al muelle de la Marina... Al final los apretones de manos, los saludos, los teléfonos, los compromisos.
Ya no había novatos, éramos todos pescadores embarcados!!!.
Para Pezcalandia
Por Aníbal Torreira