viernes, 17 de julio de 2009

Pezcalandia en El Guazú

Con el frío a pleno, desempolvé mi campera térmica austríaca Gibson`s y me propuse hacer una buena pesca en un pesquero que reúne las tres condiciones básicas para ser bien accesible: cerquita, barato y sin embarcar. Así, cargué con multi mi reel Gibson´s Essential, puse varias líneas con pequeñas boyas de balsa en la caja, y enfilé para los puentes de Zárate Brazo Largo con la misión de hacerle un buen relevamiento al King de Pezcalandia que siempre apoya la pesca “Popular”. Un clásico de cada invierno es la pesca de pejerrey en los muelles del Guazú. Y éste no es la excepción: la especie pejerrey ha arribado en grandes cardúmenes para cumplir con sus funciones tróficas (por alimentación) y reproductivas en el delta del Paraná y los pesqueros del Guazú están de parabienes. Así, pese al frío que paraliza al peje en muchas lagunas, éste cercano río convoca a cientos de aficionados en busca de un peje que toma a la pasada y de modo muy veloz. La dinámica del río hace que el agua, por lo general, "coma barranca" en el lado entrerriano y deposite sedimento en bancos sobre la costa bonaerense. Eso hace que de la margen bonaerense suela haber mucho peje chico en cantidad y en la entrerriana un peje mas grande, aunque en menor proporción de piques.
Nosotros elegimos visitar el recreo Oasis, sobre la costa entrerriana, camping al que llegamos tras cruzar el segundo puente de Zárate- Brazo Largo y tomar el desvío que está 20 metros antes del puesto de fauna.
Allí donde hay varios puestitos de venta de productos regionales, sale un camino que tras seis km de asfalto, nos deposita en los campings Vidal (en primer término) y metros después el Oasis. Arribamos y tras dejar el auto al lado del río, por sugerencia del encargado Héctor, optamos por el muelle de la izquierda para pescar pejerreyes. Allí varios aficionados se encontraban haciendo la tradicional rotación de ida y vuelta (el código en ésta pesca es no quedarse demasiado en la punta pues perjudicamos al que viene atrás acompañando sus boyas).
Junto a Fabián Ferreti, compañero de pesca en ésta ocasión, armamos equipos compuestos por reeles Gibson´s Essential, líneas de 4 boyas chicas de balsa y puntero pescador con bigotera. La fría mañana de una semana con ola polar hizo que el agua se encontrara a solo 9 grados, inactivando a los pejes en las primeras horas. Pero desde las 10 de la mañana, mejoró el pique y de esporádicos pejerreyes chicos pasamos a rachas de un pique por pasada.
Los portes eran de 20 a 30 cm, pero tuve la suerte de meter un matunguito de 35 cm. El pique del pejerrey, siempre sutil, de manual, corriendo las boyas a un costado. Cuando el pique era de boyas hundidas con furia se trataba de sardinas o dientudos. Si bien la mejor carnada fueron las excelentes mojarras vivas que levantamos en El Viejo Pacú (sobre Panamericana a la altura de Maschwitz, Km 41,700), una variante interesante fue hacer filets de dientudos. Llamaba la atención que pese a lo pequeño de algunos pejes, se las arreglaran para tomar bocados muy grandes gracias a sus bocas protractiles que le permitían ingerir grandes bocados. Lo bueno es que con carnadas grandes no venían tragados y podíamos devolverlos. Notamos que varios aficionados usaban boyas yo-yó muy grandes para ésta pesca y que son los menos los que cambian para triunfar. Hay que hacer caso al refrán que dice "el que trabaja arriba del agua, gana abajo" y variar boyas, estirar o acortar brazoladas y hasta modificar líneas, de ser necesario.
Imitar al que pesca (largo de brazolada, modo de encarne, carnada, tipo y color de boyas, etc) más suele ser un buen consejo. Al mediodía, con una quincena de pejes logrados, decidimos almorzar en el quincho con vista al río, y por la tarde emprendimos el regreso. Muchos aficionados, prefieren la pesca nocturna, a la luz de los faroles del muelle, una variante que suele ser muy rendidora gracias al fototropismo positivo del pejerrey (atracción por la luz). En conclusión: para una pesca entretenida donde el peje está pero no se regala, el Guazú está pasando por un gran momento. Por cercanía, paisaje, buena pesca y posibilidad de compartir un asado en familia o con amigos, pesqueros como éste son una inmejorable propuesta para despuntar el vicio. Servicios: el Camping Oasis cobra $25 por día por persona y cuenta con buena proveeduría (incluso vende carnes para el asado y mojarras vivas) y posibilidad de camping en carpas o casas rodantes. Hay dos muelles de 80 metros para pescar y quincho cerrado con parrillas.
Por Wilmar Merino
Para Pezcalandia