martes, 9 de abril de 2013

Navegantes de los altos nepalíes


En Pezcalandia te contamos que los kayistas navarros Fermín Pérez Larrea y Txomin Abadía y el guipuzcoano Eneko Yarza acaban de regresar de Nepal tras culminar con éxito el primer descenso completo de uno de los ríos más caudalosos del país, el Likhu Kola, después de una arriesgada navegación de cuatro días por un territorio desconocido y complicado que les llevó desde los 2.200 metros de altitud a los 400 de la desembocadura.
Situado en las faldas del macizo del Everest, el río Likhu Kola recoge los caudales de varias de las montañas más altas del planeta -Cho Oyu, Makalu o Everest- y atraviesa en su vertiginoso descenso varios cañones que se creían infranqueables hasta que los tres decidieron adentrarse en sus desconocidos dominios.


Con la confianza que les permiten sus doce años de experiencia con los kayaks, compartiendo expediciones por medio mundo, el agoizko Pérez Larrea, el sangüesino Abadía y el hondarribitarra Yarza decidieron aventurarse por la zona oeste de Nepal para buscar el inicio del Likku Kola, conociendo las dificultades que suponía moverse con sus equipos. Necesitaron 16 horas de traslado en autobús y luego tres días más de travesía portando a sus espaldas los tres kayaks y todo el material que iban a necesitar para el descenso. "Llevábamos 40 kilos cada uno y por falta de dinero no pudimos utilizar porteadores. Había que subir, bajar, volver a subir; para el segundo día estábamos reventados. No podíamos marchar más de seis horas al día", comentó Larrea.
Para terminar de afinar su preparación utilizaron todos los cauces en su camino para conocer un poco mejor el entorno que se iban a encontrar, aunque cuando llegaron al Likhu Kola lo que vieron les cogió desprevenidos. "Lo que más nos sorprendió fue encontrar piedras tan grandes, verdaderas moles de roca, desperdigadas por el curso del río, por culpa de las avalanchas que sufre la zona. También había muchos árboles, pero lo que fue determinante es que el río tenía cauce suficiente y que aunque con dificultades, podíamos intentar el descenso".
Tomada la decisión de iniciar la bajada sabían que no había posibilidades de vuelta atrás ni de retirada. Los profundos cañones que protegen el Likhu Kola y las paredes que cuelgan de las montañas por las que discurre se iban a convertir en sus únicas acompañantes durante las próximas cuatro jornadas.
Animados por la ilusión de ser los primeros a nivel mundial en conseguirlo, se lanzaron lecho abajo pudiendo conocer rápidamente la enorme dificultad y el compromiso del reto que tenían por delante, con varios tramos de río de clase V (máximo nivel en aguas bravas, graduación internacional). "Partimos con la comida justa y la información que desciframos de un mapa 1:100.000. Durante 4 días navegamos el río de dificultad máxima, trabajando en equipo y en ocasiones asumiendo riesgos obligados, en un lugar inaccesible para helicópteros u otro tipo de rescate moderno. Nos encontramos ocasionalmente individuos solitarios pescando con trampas que no dan crédito a los que venía corriente arriba. Personas totalmente aisladas que parecían no haber visto nunca a un turista".
Navegaban seis horas al día sobre unas aguas con unas temperaturas de 14 grados. Fuera de su medio no hacía mucho frío, pero la humedad del río y la necesidad de buscar protección les obligaba a alejarse del cauce cada noche. "Lo primero hacíamos fuego y nos poníamos a hacer la única comida del día, además del desayuno. Por lo general era pasta instantánea y galletas. Poníamos el toldo y en cuanto se podía nos dormíamos para descansar a tope para el próximo día".
Después de cuatro jornadas de navegación y de muchas horas de tensión contenida, los tres llegaron a su punto de destino, la confluencia con el Sun Kosi. "Nuestro objetivo fue buscar las fuentes del Himalaya, forzando los límites del kayak en aguas bravas y tratando de navegar las aguas turbulentas que descienden cerca de los ochomiles".
Un informe mas de Pezcalandia, para su comunidad.


Fuente Noticias de Navarra