
Se abrieron dos compuertas y hay muchos pejerreyes no muy grandes.
El comentario de muchos los pescadores deportivos de nuestra región era de que la compuerta del Santa María estaba abierta; esto es un indicador de buena pesca porque el agua que sale por ahí atrae a miles de pejerreyes y desde luego, también a muchos aficionados.Para constatar ese dato nos fuimos hacia allí; a pesar del frío sabíamos que tendríamos que madrugar para encontrar un lugar dentro de ese abanico que se forma en la salida de la compuerta, de lo contrario deberíamos buscarlo lejos de la salida de agua.Para llegar al puente Santa María debemos tomar la Autovía Dos hasta la rotonda de Lezama, doblar a la derecha por Ruta 57, por la cual recorremos 7 kilómetros como si fuéramos al Destino; el camino que se encuentra a mano derecha con un cartel que indica "Chascomús" lo recorremos por unos 6 kilómetros hasta dar con el puente; éste es el que divide las aguas de las lagunas Tablillas y Barrancas. Actualmente se encuentran abiertas dos compuertas del total de cuatro, cuyo caudal de salida hacia Barrancas atrae con su turbulencia a muchos pejerreyes, ya que el instinto del animal es subir contra la corriente.Antes de ir al puente lo pasamos a buscar a Juan Bravi por su puesto de mojarras en el kilómetro 92 de la Ruta Dos; elegimos una mojarra de mediana a chica por el tamaño del pejerrey que se está pescando en el lugar.
MUCHOS PESCADORES
Cuando llegamos al lugar se encontraba muchos pescadores dispersos por ambas manos del puente. Nos quedamos contemplando el lugar para ver cómo se estaba pescando, aunque de antemano sabíamos que el equipo ideal allí es la línea de barranquín con un plomo, o de lo contrario, una línea de dos boyas con brazoladas lastradas desde los 80 cms. al metro veinte de profundidad.Un grupo de pescadores de La Plata nos hizo un lugar en la margen izquierda del puente. Inmediatamente armamos los equipos con cañas de 4 metros, reeles frontales con nailon del 0.25 y las líneas señaladas.En un primer intento se nos complicó con este tipo de líneas ya que debíamos dejar garetear y llegar a un remanso para que pudiera comer el pejerrey, de lo contrario la fuerza del agua nos llevaba la línea muy afuera, con lo que enredaríamos a los demás pescadores, los que estábamos en la misma margen y los de enfrente, ya que el canal tiene unos 20 metros de ancho aproximadamente.

PIQUES
Cuando la línea de Juan trabó adecuadamente enseguida tuvo pique pero fue muy sutil la tomada de la carnada por lo que terminó clavando en falso.Los pescadores de la costa de enfrente, con barranquín la mayoría, no tenían las líneas bien lastradas porque quedaban sin ver el pique del peje y sacaban por sacar, aunque a veces traían un pejerrey y en algunos casos hasta con dobletes, de un tamaño de entre 20 y 27 cms, todos en los anzuelos de abajo.Al errar tantos piques Juan cambió los anzuelos porque se dio cuenta de que le picaban pejerreyes chicos; sacó los N° 2 y colocó un N° 4, de esta manera logró clavar al primero que medía unos 20 cms. Mientras tanto, Néstor con su barranquín se entretenía con algunos pejerreyes de tamaño mediano, hasta tuvo piques errados y trajo robado con el último anzuelo un pejerrey chico; esto habla de la abundancia de pejerreyes en el lugar que por algo es tan concurrido.

IMPORTANCIA DEL EQUIPO:

Al haber tantos pescadores vimos que algunos tenían los elementos apropiados y otros con elementos que sólo en Chasicó o en el Río de la Plata podemos llegar a utilizar; de todas maneras sus pejerreyes sacaban.Al llegar más pescadores Juan no tuvo más remedio que cambiar la línea por un barranquín, pero esta vez lo buscó en otro lugar, unos 40 metros más adelante, donde había otros pescadores que sacaban algunos esporádicamente.En un primer momento le costó dar con el pique pero cuando acomodó la velocidad de su barranquín comenzó la pesca nuevamente, en menor medida que en el anterior lugar, pero con mejor suerte que los demás pescadores.En el lugar se encontraban pescadores por varios lugares, en ambas márgenes del puente donde se veía a simple vista que levantaban pejerreyes, como también los que se alejaban de la compuerta no corrían con la misma suerte; no por algo queríamos llegar temprano al lugar.
Por Fabian Macrinos; agradecimiento a Hugo Gallo.