

En el López la perra trabajó en forma paralela a los socorristas, quienes con sondas (varillas metálicas) buscaban en la nieve signos del accidentado. "Mapi" fue más rápida: comenzó a ladrar y cavar con sus patas en la nieve. Ante ello los miembros de la CAX comenzaron a cavar y debajo de 1,20 metros de nieve encontraron a Mauricio.
En Bariloche hay otros tres perros entrenados para buscar personas. El más conocido es "Pucho", de Juan Manuel de la Rosa, que trabaja durante el invierno en el cerro Catedral.
El cerro López es una de las montañas locales más propensas a las avalanchas, las cuales, inclusive, pueden ser observadas desde la ciudad, con prismáticos. Es una de las razones por las cuales el lugar nunca fue apto para desarrollar un centro invernal y hacia allí sólo concurren los esquiadores avezados, que deben subir caminando. Pablo Pontoriero, un guía de montaña que observó la avalancha reconoció que "el sábado, en el López, había muchos lugares peligrosos".
En esta montaña ya hubo accidentes por avalanchas. En la década del sesenta una de ellas sepultó a Gregorio Esquerra, un reconocido y experimentado hombre de montaña del Club Andino Bariloche y en los años noventa una turista, integrante de un grupo de Buenos Aires, falleció al ser arrastrada por una avalancha provocada por sus compañeros.
No obstante, la mayoría de los accidentes fatales ocurrieron en verano, con caminantes. Varios perdieron la vida en el tramo que media entre el refugio y La Hoya, por caídas en la nieve.
Otro informe de Pezcalandia
Fuente Diario Río Negro