
Llegamos a la bahía Rosales en el lago Futalaufquen y plantamos las carpas. Fueron 10 maravillosos días (los otros 5 se los consumió el viaje en tren ida y vuelta) de acampar al estilo agreste: Cocinar con la abundante leña que nos proveía el parque, hacer guardia rodeado por los ojitos brillantes de zorros, pumas, jabalíes y otros animales, tener las estrellas al alcance de la mano, tomar agua de deshielo recogida de los arroyos que había alrededor, bañarse en el lago hasta quedar azul (agua de deshielo por si no se dieron cuenta) y realizar unas maravillosas excursiones que quedaron grabadas perpetuamente en la mente de todos los chicos que estuvimos allí. 

Aún la amargura que nos produjo el llegar a cien metros de un manto de nieve, después de haber ascendido toda el día la montaña por en medio de una cascada, y no poder tocarla por primera vez en nuestras vidas por lo empinada que se puso la pendiente y porque rodear por otro camino hubiera implicado consumir horas de regreso y que nos sorprendiera la noche y el frío lejos del campamento.
Guardo en mi corazón la idea de conducir yo algún día a un grupo de chicos a realizar esa aventura de ensueño.
En Pezcalandia, siempre es un lindo dia....el autor hoy tiene 21 años aproximadamente y mantiene este inolvidable recuerdo de su primera salida de camping.
Relatos Autor desconocido
Recopilación Pezcalandia
Imágenes Interpatagonia y Sec de Turismo de Esquel