Después de una excelente temporada de invierno, donde los pejerreyes abundaron en cantidad y calidad desde muy temprano en cualquier parte de nuestro estuario, el delta no deja de sorprendernos.
La pesca disminuyó significativamente durante unos quince días aproximadamente luego de la histórica nevada. Llegando los primeros calores salimos a realizar distintos relevamientos. Y todos ellos con mucho éxito. En una primera instancia fuimos por las bogas y nos llamó poderosamente la atención la gran cantidad que pescábamos. Con el correr del tiempo, nos sorprendimos con la excelente pesca de dorados. Nuestro Delta nos está regalando calidad y cantidad, al mejor estilo de nuestro Litoral Argentino dejándonos hipnotizados. No sabemos si es por el frenesí que nos generó el gran tigre de los ríos pero poco se sabía o hablaba de las tarariras. Lo único cierto es que las hoplias en nuestras lagunas bonaerenses, vaya a saber por qué, no se están pescando.
En esta oportunidad, el viernes 14 de diciembre, con una doble bajante el destino que elegimos fue la Isla Oyarbide, la idea era seguir cobrando dorados e iniciar nuestra primera pesca de tarariras, probando todas las modalidades posibles, con un sabor especial ya que queríamos y sentíamos el compromiso de hacer docencia. Por mi lado me acompañaría mi hijo Leito (11) y por el de Tomi, Bautista (6). Aprovechando la gran bajante que estuvo presente casi toda la semana pensábamos que la buena pesca la encontraríamos en arroyos embarcados o pequeñas canaletas.El único inconveniente era poder entrar y navegar nuestro estuario en estas condiciones, pero nuestros GPS Garmin 276c, cargados con las cartas de nuestro amigo Marcelo López “Hussein” nos facilitó muchísimo la tarea y fue así que partimos con destino a la Isla Oyarbide para explorar sus arroyos, bancos y canaletas. Ya en zona, hablamos con L5P (LIMA 5 PAPA - Prefectura Martín García) pidiendo el estado de la marea por canal 16 donde el oficial de guardia nos informó 0.40 estacionado. Es muy bueno para todos los que salimos, chequear éste dato, tanto para el derrotero como para elegir el lugar de pesca adecuado. Decidir sí podemos o no entrar a lugar de pesca planificado, o si pasamos por tal o cual lugar en nuestro derrotero. Por ejemplo nosotros tenemos como referencia que si en L5P tenemos “x” marea, enseguida sabemos si podemos entrar a los sitios pensados.
Quiero hacer un paréntesis de cómo realizar de forma correcta un llamado para comunicarse con, por ejemplo, Martín García: “Lima 5 Papa, Lima 5 Papa, Lima 5 Papa, para embarcación Gringa o embarcación Gringa llama”. Ya que muchos suelen llamar a los distintos destacamentos por sus nombres y no por sus identificativos fonéticos. Debido a este pequeño detalle hay veces que no logramos establecer la comunicación deseada.
Nuestros hijos pequeños (siempre con la ilusión y la inocencia esperan lo mejor) palpitaban la jornada como si supieran que iba a ser muy éxitosa, eso hacía que Tomi y yo busquemos “el lugar” para no opacar sus ilusiones, lo que nos demoró un poquito más de lo habitual. La primer caña rompió el silencio al caer justo en el veril de la zona que fondeamos (del lado este de la isla Oyarbide, frente a Martín garcía), fue como que le cayó la carnada en la boca donde una clavada certera y el salto acrobático se fundieron en una foto para una postal, el primer dorado a segundos de llegar hacían que nuestras caras se convirtieran en una sonrisa de oreja a oreja casi payasésca, mientras los chicos seguían pescando con mucha tenacidad, los papis empezamos a armar un equipo de spinning eligiendo ratrilng de media profundidad color naranja, mientras tanto gritos de alegría y corridas de dorados hacían que nuestros sucesores disfruten un verdadero festín. El agua se encontraba muy transparente, el señuelo comenzó a surcar el aire. En el tercer intento al caer al agua y accionar: “oh sorpresa !”, un hermoso dorado había tomado nuestro artificial, brindándonos como un acróbata hermosos saltos, corridas y un disfrute diferente, al rato de comenzar a practicar esta modalidad. Cuando logramos dejarlo "planchado" al borde la Gringa, sumamente agotado, nos dimos cuenta que la clavada no había sido del todo incisiva, y no se zafó de milagro. El viento empezó a pegar en la Gringa haciendo que estemos un tanto molestos, así que la decisión fue meternos en un arroyo que divide la Isla Oyarbide para intentar pescar tarariras.
Lo que nunca imaginamos era que el show estaba por comenzar. Bautista, caña en mano y sándwich a punto de morder pedía ayuda “con los ojos” ya que con un equipo ultra Light clavó un monstruo antes de que terminemos de acomodar la embarcación recién fondeada, Leito con su línea en el agua estaba a los palazos limpios, clavando a la hermanita gemela, Tomi me miro atónito diciéndome “esto no puede estar pasando, que día nos espera”, y sí, tirando con anguilas teníamos pique, con sabalitos teníamos pique, con mojarrones teníamos pique, digo teníamos, pero en realidad nosotros no dábamos abasto de desenganchar las taruchas y encarnar nuevamente. No era más que tirar, y que enseguida explotaba el agua. Un pequeño desagüe interno “nos guiñó un ojo” y casi telepáticamente con Tomi y viendo claramente la forma en que las taruchas se estaban “delatando” otra vez empezamos a preparar los señuelos. Los ataques eran lentos por lo que decidimos colocar el tradicionales plop (señuelos que trabaja en superficie) con un accionar bastante lento pudimos sacarnos el gusto de cobrar unas cuantas en spinning. Era el día soñado después de sacar unas cuantas con esta modalidad, fue el turno de enseñarles a los chicos a realizar este tipo de pesca. Para que no se lastimen, hacíamos que tiren un lance cada uno o mejor dicho que saquen una cada uno, eso hacía que tiro a tiro vayan ganando confianza con el equipo, aprendiendo hacia dónde y cómo lanzar el engaño, como así también la forma de accionarlo.
El calor nos estaba molestando, giramos la Gringa para que la toldilla nos proteja un poco del sol, otra vez pedimos el parte en Martín García ya que veíamos que el agua seguía bajando. Más que confirmado 0.10 por arriba del cero era la altura que nos reportaron, eso nos hacía saber que nos teníamos que quedar en el arroyo hasta las 19 hs que empezaba a crecer nuevamente, pero el cuadrante del viento nos hacia dudar de esa supuesta crecida, más sabiendo que era la máxima mínima del día. La pesca entretuvo tanto a los chicos que se dieron cuenta de tal inconveniente. Osvaldo también se pudo contactar telefónicamente y se encargó de llamar a nuestras mujeres para brindarles tranquilidad, tratándose de que sus niños estaban en el agua. Lo cierto que a las 19.30 hs cansados de pescar y ya con 0.20 de agua estábamos dispuestos a jugarnos a pasar planeando sobre el banco de la entrada del arroyo y los bancos siguientes hasta encontrar aguas más profundas, así que miramos una y otra vez las profundidades de las cartas de nuestros GPS y metimos la tracker a pleno en planeo, venía bien arriba como si fuera un “deslizador”, de esta manera casi calando nada pasamos el banco sin dificultad. Cerca de las 20.00 hs pisamos aguas del Paraná de las Palmas que nos recibió con un hermoso ocaso. Ese momento en que la naturaleza transforma todo en un marco de tranquilidad nos brotó esa sensación de decir “misión cumplida” ya que no sólo realizamos una extraordinaria pesca, sino que pudimos disfrutarla junto a nuestros hijos sin necesidad de sacrificar ni una pieza. Con Tomi coincidíamos en que si existiese algún evento que corone el mejor pesquero del año, sin lugar a duda este 2007, el premio de oro es para nuestro hermoso Delta y Río de la Plata. Creo que de nuestras manos dependerá gran parte en cuidarlo.Aprovechando estas líneas, no quiero de dejar de saludarlos para estas fiestas deseándoles una feliz navidad y un muy prospero año nuevo.
Por Gustavo Arduino