lunes, 4 de febrero de 2008

Limones a puro trolling

Sin lugar a duda el pez limón es la especie más codiciada por la gran mayoría de los pescadores deportivos si hablamos de pesca embarcada en Mar del Plata durante los meses estivales. Lograr el éxito no es tarea fácil. Los limones tienen un patrón de comportamiento bastante oscilante, como mencionamos en notas anteriores, si bien se mueven en grandes cardúmenes, y es posible detectarlos gracias a los avances tecnológicos de las actuales ecosondas, podemos estar “sobre sus cabezas” y muchas veces ignoran por completo nuestros cebos (ya sean artificiales como naturales) y esto en mayor medida se debe a que no se alimentan con una frecuencia determinada. Es frecuente tener un día donde uno le tira “cualquier cosa” y ellos lo atacan con voracidad y al otro, con idénticas condiciones climáticas, horario y lugar, marca en la ecosonda, “artillería”… y nada. Esta característica hace aún más atractiva su pesca. Tampoco se alimenta siempre en la misma profundidad, dentro de una misma jornada, a veces lo hacen en superficie, o a media agua y otras tantas, cuando más difícil es capturarlos, al ras del fondo. Por lo cual la lectura acertada del ámbito en manos de un guía experimentado eleva notoriamente las probabilidades de éxito.
El limón es una especie migratoria que llega a nuestras aguas desde fin de noviembre o principios de diciembre y permanece hasta mayo, desde el sur de Brasil, ya que en éste período en nuestras costas permanece la corriente cálida de Brasil. Como podremos observar realiza un largo y desgastador viaje y como no se alimenta en todo su trayecto toca nuestras aguas sumamente hambriento, es por eso que la mejor época para pescarlos es durante sus períodos migratorios, después su frecuencia alimenticia es irregular.
Días atrás y gracias a la invitación de Mariano De La Rúa, responsable de la agencia Aqua Fish de Mar del Plata, me encontraba en la marina del Club Motonáutico Mar del Plata, donde el Malleo III reposa después de cada salida. Mientras Nicolás, el marinero del Malleo III, terminaba de acomodar el barco, Mariano nos contaba las posibilidades de pesca para la jornada, “…pesca de altura de meros y salmones, variada costera, y limones”.
Entre que acordamos con el resto de los compañeros de jornada, que si pesca de altura, que si limones, etc… pasadas las 8 a.m. zarpamos del club con la premisa de hacer una pasada a los limones, luego una pesca de altura y al regreso una previa parada para seguir con limones.
Sobrepasadas las escolleras sur y norte, divisorias del puerto con aguas abiertas, nos encontramos con un viento moderado a leve del cuadrante noroeste, cosa que nos permitió una navegación muy placentera durante las 5 millas y media con rumbo sur sureste que nos separaban del Banco de Pescadores.
El Banco de Pescadores no es ni más ni menos que una prolongación de la tercera restinga, formación rocosa proveniente de la culminación de las Sierras de Tandilla. Su profundidad en la parte más alta es de aproximadamente de 6.5 metros y sus caídas hacia los cuatro puntos cardinales llega casi a los 18 metros de profundidad. Cercano a la costa, Pescadores es considerado uno de los mejores pesqueros de limones, anchoas de banco y bonitos, especies ideales para la pesca con artificiales, ya sea actuando en las modalidades trolling, spinning o deep jigging. Alrededor de las 9 ya estábamos en zona de pesca.
Por un lado, Nico dispuso en los posacañas de popa, tres equipos para arrancar con trolling. Cañas de grafito con punta maciza de fibra de 2.10 metros de longitud con una acción de 30 libras y reeles rotativos del tipo Daiwa Sealine SL 30H cargados con multifibra de 50 libras. En cuanto a líneas utilizamos tres variantes: a) una brazolada unida al profundizador, rematada con dos anzuelos en tándem encarnada con un calamarcito; b) una madre de unos 2.5 metros de longitud unida al profundizador con tres brazoladas, cada una de ellas, rematada con un anzuelo revestido con un pulpito de latex; c) Un señuelo Rapala Magnum color naranja de unos 28 cm, que finalmente se llevaría todos los laureles de nuestra jornada matutina de limones.
Por otro lado, en los posacañas de ambas bandas los equipos para realizar, llegado el caso y actuar con velocidad, deep jigging. Cañas marine Sports Evolution GT de 20-40 libras, con reeles Aluma 5000 y Solara 4000, ambos cargados con multifilamento de 30 libras y una bajo línea de dos metros de longitud de 1.2 mm de diámetro conectado a jiigs entre 180 y 250 gramos, como el steel blade y fast strike o benthos y Abyss, de Marine Sports y Willamson respectivamente.
En la modalidad del jigging no solo es cuestión de llegar a la zona de pesca y comenzar a actuar con los “fierritos” sino qué, primero hay que localizar el pescado. Generalmente primero se comienza la búsqueda a trolling, barriendo distintas profundidades y si la marca en la ecosonda es significativa y concordante con las especies deseadas, inmediatamente se comienza a actuar con los equipos de deep jigging.
A marcha lenta (4 nudos) comenzamos con un exitoso trolling, inmediatamente logramos el primer pez limón que se prendió en el Rapala Mágnum naranja, al poco tiempo, nuevamente la “naranja mecánica” dejó más que claro su efectividad. Luego tuvimos un buen rato sin respuestas hasta que la habilidad de Mariano, nuestro capitán, revirtió la situación. Ahora los limones tomaban los cebos, cuando se generaban cambios bruscos de marcha. Incluso subiendo la velocidad de troleo hasta los 6 nudos logramos acercar tres limones que desafortunadamente lograron desprenderse en el camino.
¿Cuál habría sido el motivo?. Mariano De La Rúa nos explicaba: “Pescar limones es hablar de violentas, largas y veloces corridas. Por consiguiente a la hora de enfrentarlos lo principal es controlar nuestra ansiedad y no apresurarnos. Si el limón pide línea, hay que entregársela. En sentido inverso cuando nos da un respiro, serenamente recuperarla.Es sumamente riesgoso durante la “batalla” efectuar cañazos suponiendo que la clavada del anzuelo será mucho más incisiva, como así también perder la tensión de la línea, estos son los pilares fundamentales que nos asegurarán una gran probabilidad de izarlo, tanto para el trolling, el spinning o el deep jigging. Si bien el pez limón posee una boca retráctil con un labio superior y uno inferior, ambos de gran dureza, entre éstos tiene una comisura que es muy blanda, cuando toma el anzuelo y comienza con sus veloces corridas esta comisura se va desgarrando por la tensión”.
Pasado el mal trago, con un mar muy calmo, fuimos en busca de pesca de altura para satisfacer el gusto de parte de la tripulación. Mientras mis compañeros de pesca hacían lo suyo con carnada, me puse en la proa del Malleo III con un equipo de jigging y realizando pirking sobre las piedras logré capturar algunos meros y salmonetas. Cumplida la cuota de pesca de altura Mariano nos llevó nuevamente a buscar limones ya que el objetivo de Aqua Fish era que cada uno de los pescadores que conformamos ese día la salida pueda cobrar por lo menos uno.
Debido a la cercanía fuimos a trolear el Banco de Afuera (distante de unas 9,5 millas del puerto de Mar del Plata con rumbo sur sureste y se caracteriza por ser una de las zonas de aguas más claras de todos los bancos de pesca. Su fondo esta conformado por lajas de gran tamaño). Desventuradamente la pesca de limones en este pesquero fue nula. Nuestro capitán, sin dudarlo, decidió poner rumbo nuevamente hacia el Banco de Pescadores que durante la mañana había sido positivo.
Nuevamente el Malleo III a una velocidad entre 4 y 6 nudos recorría los puntos acotados por nuestro capitán en su sistema de navegación, hasta que de repente una de las cañas acusa una “bruta” tomada. Era el turno de “Cacho” uno de los mendocinos del grupo. Enseguida a unos 150 metros de la embarcación se veía una gran sombra y el profundizador a flor de agua corriendo en un sentido y otro, el reel no dejaba de entregar hilo, el limón nadaba rápidamente, haciendo bailar a “Cacho” de una banda a la otra. En una de las tantas frenéticas carreras llegó a sobrepasar holgadamente la proa. Haber pagado el precio de tres pérdidas durante la mañana fue motivo suficiente para abatir un arrogante limón de 12.8 kilogramos.
Simultáneamente con la caída del sol me tocó el turno. Nuevamente el profundizador se lo veía a lo lejos navegar a toda marcha, aguantando solamente con la acción de la caña sus estampidas y a medida que éstas atenuaban recuperaba prontamente la tensión de la línea. Por momentos pensé que la caña se me iba a escapar de las manos. Esa fue la sensación que tuve durante los 15 minutos que transcurrieron para poder cobrarlo.
Sin lugar a duda, esta temporada, ha convertido a Mar del Plata en la “capital nacional del pez limón”. Hoy su pesca está más que buena, queda muy poco para disfrutarla y les recomiendo que se decidan rápido.
Por lo pronto, yo vuelvo a principios de mayo para saludarlos; y recuerden que en Pezcalandia, siempre es un lindo dia...
Por Gustavo Arduino
Staff Pezcalandia