
El 7 de diciembre la Agencia Aquafish dio por iniciada la temporada del Pez Limón en Mar del Plata. El dato no fue menor ya que en tan sólo 40 minutos, lograron capturar las primeras Seriolas Lalandei y nada menos que con la técnica del deep jigging. Y para los amantes de la pesca de ésta especie era una gran noticia.
Personalmente y mucho antes de que Aquafish instalase ésta nueva modalidad (deep jigging) que nos potenció notablemente la sensación al capturarlos, la pesca de los limones es la más emocionante y “competitiva” que tenemos en nuestro litoral marítimo. No sólo por la dimensión de los nuevos equipos (muchísimo más livianos) sino porque también permite al pescador deportivo estar más relacionado o conectado con el pez, cosa que no pasa cuando los capturo en la modalidad de trolling.
En resumidas cuentas, actuando con jigs, capturar uno se había convertido en una cuestión pura y exclusivamente de suerte. Pero un “as” quedaba debajo de la manga de Aquafish. Al estar los cardúmenes disgregados, recurrió a la modalidad del trolling, pero no la tradicional que se venía efectuando con los profundizadotes a una velocidad de entre 4 y 5 nudos, sino que estos mismos equipos de trolling adquirieron una nueva configuración: directamente unido al backing de dacron del reel, un el líder de 1.2 metros de longitud de fluorocarbono y rematados con unos espléndidos señuelos recientemente ingresados a nuestro país, los X-Rap de Rapala, de unos 20 cm de largo y modelos que profundizan dentro del rango de los 20 a 30 pies. Esta nueva configuración se convirtió hasta el momento en el furor de la pesca de los limones, ya que actuando a gran velocidad entre los 8 y 11 nudos, Mariano empezó a tener exitosas respuestas. Poniendo en evidencia que estos peces no dejan de sorprendernos temporada tras temporada, ya que empezaron a devorarse estos artificiales cazando a gran velocidad. Cambios de marchas y direcciones repentinos a unos 10 nudos fue la vuelta de rosca para poder cobrarlos.
Así fue qué el pasado 15 de enero con viento leve del cuadrante noreste, alta sensación térmica y una “alentadora” tendencia barométrica en baja que presagiaba una tormenta para el final de la jornada, a bordo del Walhalla, por la mañana pude ser testigo de ésta efectiva “herramienta” para pescar los hermosos limones. Sobre la popa se dispusieron tres cañas. La de estribor actuaría en el agua a unos 100 metros de distancia y la de babor a unos 70 metros. Permitiendo sumergir los X-Rap entre los 6-7 y 5 metros de profundidad respectivamente. La restante, en el medio de las dos, actuaría a unos 20-30 metros bien por sobre la estela del barco ya que la turbulencia que genera la hélice en el agua, muchas veces atrae a las seriolas.
A minutos de tocar la cancha y localizar las primeras marcas con la ecosonda en el Banco de Pescadores, el trolling a velocidad extrema nos regaló los primeros limones del día.En mi cabeza resonaba: “Tomi pellizcate, que debés estar soñando, y al mismo tiempo pensaba: hoy termino con una sobredosis cítrica, que lindo...”Los dos canadienses que estaban a bordo no lo podían creer, no entendían nada… Encima uno de ellos, experimentado pescador y guía profesional, fue el privilegiado por sacar el primero. La velocidad y fuerza con qué se deglutían los Rapala era impresionante. Típico de limones de gran porte, una vez izados en la precisa balanza digital Berkley que Mariano tiene a bordo acusaron 6 y 7 kilos. ¡Pura dinamita y misiles en el extremo de la caña!.
Luego de estás rápidas capturas los limones desaparecieron como fantasmas. Nos llevó casi dos horas recorrer minuciosamente todo el Banco de Pescadores para poder encontrarlos. Salvo un par de casos aislados donde pudimos constatar su presencia con el instrumental del Walhalla, ellos nos ignoraron por completo, creo que las ganas de alimentarse se les habían terminado…
Rápidamente y para matar el tiempo de espera que los limones nos estaban dando se decidió realizar una pesca de altura cercana porque sino el tiempo para insistir con los ellois no nos alcanzaría. Mariano "sí o sí" quería que tratemos de pescarlos antes que se desate la tormenta. En sus largos años de experiencia, nos contaba: “cada vez que se avecina una, no me pregunten por qué, los limones se ponen muy voraces y dispuestos a comer todo lo que se les interpone por el camino”. En muy poco tiempo de navegación desde el punto donde estábamos, y con dirección sur, el Walhalla tuvo que hacer la primera y única parada. Mariano asombrado y con sus ojos fijos en la ecosonda, veía una afloración rocosa en el fondo del mar que no tenía marcada en su GPS. Le dijo al marinero: “Lucho, ¿ya tenés todo listo?" “...entonces prepará a todos que vamos hacer una prueba"
Por: Gustavo Arduino