
De nuestras consultas con las nuevas autoridades surge la convicción que, debido al escaso tiempo disponible desde el cambio de las autoridades en diciembre y el desarrollo regular de los procesos climáticos la reproducción, salvo algunas excepciones por las sequías en distintos sectores, las poblaciones de perdices, liebres y patos se mantienen en las cantidades previstas y por lo tanto permitirán repetir las cantidades que fueron de diez perdices, cinco liebres y diez patos por día y por cazador en un máximo de tres jornadas consecutivas y siempre que sean días feriados o no laborales, para la provincia de Buenos Aires. Se exigirá, como es habitual, el permiso de caza otorgado por la Dirección de Conservación de la Fauna y que podrá ser obtenido en los clubes de caza o en las reparticiones provinciales de esa dirección, junto con las casas de venta de elementos de caza (armerías y casas afines). Finalmente se deberá certificar la iniciación de la jornada de caza mediante la correspondiente presentación ante la autoridad policial del lugar de la cacería.
Algunas previsiones

Es todo un curso de relaciones públicas que el novel cazador deberá repetir el resto de su vida deportiva y que le brindará siempre satisfacciones y seguridad. No es fácil, desde luego y máxime en una época en que han proliferado los cotos privados y los programas de cacerías para distintos presupuestos. Pero hoy hablamos de simples salidas “para hacer unos tiritos”, salidas que son el comienzo de toda una sucesión de experiencias y de intenso contacto con la Naturaleza, principio y fin de nuestra afición que se transforma muy fácilmente en verdadera pasión venatoria.
Los recorridos pueden integrar algunas salidas de fin de semana, para disfrutar del aire libre. La fórmula se transmite de padres a hijos. Primero, presentación y permiso para visitar un potrero “para hacer correr al perro”. La condición primordial es hacer la solicitud solo, es decir, con la única compañía de la familia. El propietario o encargado siempre estará prevenido contra la presencia de grupos, cuanto más numerosos, peor. No siempre obtendrá el permiso en los primeros intentos. Pero insista, perseverar es triunfar. Una vez obtenido ese permiso limítese a una simple caminata por el potrero, salude y retírese con la promesa de repetir la visita. Luego vendrá un presente para el encargado y alguna charla banal. El hecho es establecer una relación que, por fortuna, es bastante fácil con la gente de campo que, a pesar de los contratiempos de esta época tan especial en cuanto a inseguridad guarda por herencia su condición hospitalaria. Del resto será responsable solamente Ud. Ya vendrá el pedido de efectuar alguna cacería, siempre solo o con su chico al flanco, “para enseñarle”. Eso sí, cuídese como del fuego de llevar compañía de cazadores. Solamente cuando la amistad se haya cimentado y la confianza sea suficiente intente alguna vez estar acompañado, como máximo, por algún amigo de muy especial estima y confianza. Considere que un solo error en la conducta destruirá todo ese edificio de paciencia por Ud. obtenido.
Es esta una fórmula que rara vez nos falló a través de toda una vida de salidas de caza, y que heredamos en forma directa de nuestros mayores, todos ellos cazadores. Pero hoy existe la fórmula simple de pagar para cazar. Se trata de revisar los avisos en los medios publicitarios a su alcance, solicitar las condiciones y, simplemente, hacer las reservas del caso. Todo dependerá, de su presupuesto…
Las zonas propicias
Los últimos días de febrero y principios de marzo hemos recorrido campos ubicados a no más de 150 Km de esta capital. En todos los casos comprobamos una gran diferencia de índice de humedad a pesar de la escasa distancia entre uno y otro campo. Para nuestra sorpresa los encargados o dueños entrevistados nos manifestaron que este año, como muy pocas veces ha ocurrido, las lluvias se limitaron a fuertes chaparrones en sectores muy próximos entre sí, pero muy discontinuos en forma tal que vastos sectores disfrutaron de pasturas muy bien desarrolladas, al igual que las sementeras en cuadros agrícolas, mientras otras presentaron el aspecto típico de la desertización por falta de lluvias, con la consiguiente ausencia de zonas de pastizales necesaria para la nidificación de la perdiz o el encame de las liebres.
En las visitas efectuadas se destacaron campos de Magdalena, Ranchos, General Belgrano, Cañuelas, Mercedes y Navarro. En todos ellos mediante el uso de nuestros perros de muestra hicimos comprobaciones de población muy similar a la del año pasado. La mayor concentración correspondió a los patos silvestres, de los cuales observamos nutridas bandadas en pequeñas lagunas de Udaondo, Roque Pérez y San Miguel del Monte. Por tratarse de una especie de muy inmediata habilitación para la caza debemos señalar, que así como ocurrió en temporadas muy recientes, se mantienen las bulliciosas colonias de barcinos, maiceros y crestones en las proximidades de los criaderos intensivos de ganado (feel lot) en los cuales se ha modificado la costumbre migratoria de las bandadas que optaron por mantenerse todo el tiempo junto a los corrales, donde obtienen una alimentación extra y muy fácil con el sobrante de los comederos. Valga aquí la advertencia de tratar de obtener algún permiso en esas verdaderas “fábricas de carne “ ya que en algunos casos los voraces palmípedos han llegado a incursionar dentro de los depósitos de alimento hasta constituir un problema económico. En nuestro caso hemos podido realizar tiradas, entre varios cazadores, con la obtención de los 10 patos permitidos en menos de media jornada de caza, al par que ahuyentamos una buena porción de anseriformes, por lo menos durante toda la jornada y sin que se alterara el ritmo de alimentación del ganado. Debemos aclarar, como colofón, que los respectivos permisos fueron solicitados previamente por intermedio de lugareños que actuaron como representantes, sistema que aconsejamos seguir para no obtener una rotunda negativa en los casos de presentarse directamente los interesados.
Por Rodolfo Perri