miércoles, 18 de junio de 2008

La Paz tiene color dorado

Un repentino cambio de clima hizo peligrar la salida y atentó contra las facilidades de hacer una pesca con mosca que veníadando con aguas calidas, días más templados y actividad de peces de mayor tamaño en los ríos menores.
El miércoles 28 de mayo llegábamos, ya de noche, al Hotel Rivera donde el conserje Guillermo nos recibía y hacía entrega de las llaves de las habitaciones calefaccionadas que nos cobijarían durante toda la estadía en la ciudad a la que tantas veces he concurrido.
El frío se hacia sentir y el viento había sido muy fuerte, especialmente en el río, según nos comentara Victor Flores, a quienencontramos cargando combustible en una de las estaciones de la rotonda de acceso.
Las olas habían superado cómodamente el metro de altura y el pronóstico para la siguiente jornada se presentaba similar.
Se podría decir la conocida frase ¡estamos en el horno!, aunque la realidad pintaba un frío difícil de sobrellevar arriba de una lancha.
En la Secretaría de Turismo, Deporte y Cultura nos recibió Jorge Sarubi quien nos informó que “Mingo” Podestá, buen auxiliar de los medios de prensa, comisionado por el Secretario Miguel Angel Galán estaba llegando para ultimar los detalles de nuestra estadía.No habían pasado cinco minutos para que nos condujera a metros de la sede, donde se ubica el agradable Restaurante Garibaldi de “Cacho” Carranza, conocido por quien escribe debido a viajes anteriores, donde había colaborado conmigo y también con otro de los integrantes de la partida, el Biólogo e Investigador Científico Rubén Muzio. Le presentamos a Daniel Caputo, reciente mosquero e integrante de la Comisión Directiva de la Peña de Pesca Amigos de Villa Maipú. Después de una entrada, exquisitos platos, buenos vinos y bebidas para finalizar con postres deliciosos y compartir la mesa en una agradable charla con nuestro anfitrión, nos dirigimos al hotel, ya bastante tarde teniendo en cuenta el cansancio del viaje y el temprano despertar que nos esperaba.
A las 8.00 el conocido y profesional Víctor Flores estaba en el puerto con su camioneta y equipos náuticos. Navegamos por el Río Espinillo, evitando el oleaje del Paraná, ingresando al interior de la Isla Curuzú Chalí y comenzamos los primeros casteos en la zona conocida como laguna de Laura, para ser más preciso en el tramo de transición entre las aguas negras de ésta que terminaban en la unión con un arroyo que transportaba el agua mas amarronada del Paraná y que en ese punto comenzaba a llevarlas hacia el sur.
La corriente para un lado y el viento en sentido contrario dificultaban los movimientos organizativos dentro del Truccker ya que al estar en un paso mas bien angosto debíamos utilizar solo un ancla y ésto producía el vaivén de la embarcación, lo que obligaba a extremar los cuidados en el casteo, especialmente porque todos, incluido el Guía, pescábamos con mosca.
Debo decir que ésto no es lo aconsejable pero respetando todos un esquema organizativo con los de menos experiencia en los extremos, con casteos siempre perpendiculares a la embarcación y los dos restantes al medio, de la misma forma y con direcciones opuestas, a lo largo de todo el día y pese al viento, solo hubo algún enrriedo de líneas en el aire.
El primer pique de dorado o mejor dicho de doradillo, fué para Rubén quien debido a su escaso tamaño lo redujo rápidamente. Con Víctor lo seguimos, obteniendo el guía varios chicos consecutivamente y Daniel pronto tuvo su debut con uno de mayor tamaño de esta especie que es espectacular, especialmente para mosca.
La orientación del guía y su asistencia con un copo grande aseguraron la pieza y la felicidad del pescador. Siguieron los piques de dorados chicos consiguiendo reducir varios de ellos y decidimos probar en la junta de un arroyo y el Paraná, zona conocida como el arrastradero.No resulta sencillo describir este lugar, más teniendo en cuenta variantes importantes de profundidad, viento y corrientes cruzadas, aguas arremansadas y rápidas y restos de algún árbol emergiendo. Una corta línea se presentaba muy tentadora. La correcta suposición de llegar a un determinado punto, solamente posible con un casteo largo y dificultoso por el viento cruzado, podría generar piezas mayores.En el extremo de la embarcación menos favorable Víctor consiguió hacer derivar la línea sin engancharla hasta que tuvo la respuesta de un dorado algo mejor que los que se estaban dando.
En la proa Daniel hacía grandes esfuerzos para intentar llegar a la turbulencia en el sector pegado a la orilla y desde mi lugar no podía tampoco hacerlo por lo que sugerí me “prestara” la proa asegurándole que si llegaba se originaría el pique de alguno mas grande.Una mosca más grande, color rojo y negro, viajó lenta en el primer tiro, bien en el segundo y la corriente ansiada, en un completo control de línea, la transportó hasta la mandíbula del mayor dorado que vimos ese día. Me costó sacarlo de “los rápidos”, entró en el remanso donde corrió hacia donde quiso para meterse debajo de un resto de camalotes hasta que pude sacarlo, momento en que saltó y se desprendió.El viento aumentó y decidimos regresar al lugar en que tanto pique habíamos tenido donde estábamos protegidos del viento.Algún pique mas de piezas chicuelas y la decisión de regresar relativamente temprano teniendo en cuenta hacer el cruce menos riesgoso por el Espinillo significaron el fin de una pesca que, complicada por las condiciones climáticas, pudo convertirse en nula y fue bastante entretenida, aunque lógicamente, los tamaños mas importantes estuvieron casi ausentes. La calefacción del hotel y las reconfortantes duchas nos permitieron templarnos para afrontar el frío de la noche, ya con menos viento, lo que anunciaba heladas para el siguiente día y nos dirigimos al encuentro con Miguel Galán con quien compartimos un acceso y charla en directo en el programa radial Ekodelta Pesca en que participo y recientemente nominado en 5 rubros para el Premio Lanín de Oro.A continuación concurrimos al restaurante La Borgoña donde fuimos bien atendidos por la Sra. Silvia repusimos las energías con comidas y bebidas de muy buena calidad dentro de un marco de esmerada atención.
Pese a mis reiterados viajes a La Paz, no había tenido oportunidad de conocer este lugar que desde ya puedo también recomendar.
Conclusiones, La Paz es una ciudad con buena infraestructura , tiene todo lo necesario para ser un buen punto para turismo y pesca. En los últimos años, como ha pasado en muchas partes, el tamaño de los peces ha disminuido, de eso no hay dudas, pero en esta oportunidad se ha notado una buena población de juveniles, con mucho pique que muestra posibilidades de mayores tamaños para un futuro, lo que se logrará con las medidas que correspondan y si éstas son tomadas con seriedad y control. La Secretaría de Turismo local, la Nacional y sus programas afines están empeñados en hacer lo posible.
Ojalá lo logren.
Un especial agradecimiento a la Secretaría de Turismo, Deporte y Cultura, Direccion de Turismo La Paz lapazturismo@lapazcoop.com.ar
En Pezcalandia queremos agradecer los contenidos como sus imagenes a
Jorge López Basavilbaso
Pesca con mosca