Hernán Wilke, cordobés radicado en Colombia; se convirtió en el primer argentino en hacer cumbre en el Makalu (8.463 m) la quinta montaña más alta del planeta.
El año pasado Hernán había alcanzado la cumbre principal del Broad Peak.
Hernán compartió el permiso de escalada con un grupo conformado por su compañero y amigo colombiano Fernando Gonzalez-Rubio (que se integró más tarde ya que previamente escaló el Dhaulagiri, coincidente con los argentinos), el ecuatoriano Santiago Quinteiro, los brasileños Irivan Burda y Waldemar Niclevicz, el veterano español Carlos Soria (69 años) y el alemán Ralf Dujmovitz que ya acumula 13 de los 14 ochomiles.
Llegó a Katmandu a mediados de Abril y para el 20 ya estaba en el campamento base del Makalu a 5.680 m.
La ruta que eligieron fue la normal por la arista oeste, abierta por la expedición francesa del año 1955 en la que Lionel Terray y Jean Franco consiguieron el primer ascenso del Makalu.
Esta ruta es una de las más largas dentro de los ochomiles y la mayoría monta cuatro campamentos. El C1 a 6.300 m, C2 a 6.787 m, C3 en el paso Makalu La a 7.450 m y el C4 a 7.918 m.Luego del período de aclimatación emprendió el intento de cumbre el 8 de mayo junto con Santiago Quinteiro, llegando al C4 el 11 de mayo.
A las once de la noche salieron en el intento de cumbre, pero tuvo que regresar al poco tiempo al C4 ya que no se sentía con fuerzas y tenía dolores en los dedos de los pies y manos a causa del intenso frío.
Descansó y se hidrató todo el día, además de coordinar con un grupo de escaladores vascos el repetir el intento nuevamente si el tiempo los acompañaba.
Sus compañeros Carlos, Santiago, Waldemar, Irivan y Ralph pudieron llegar a la cumbre y retornar al campamento.Las condiciones climáticas no eran muy buenas, pero se sintió fuerte y menos afectado por el frío, por lo que salió a la medianoche, en medio de la nevada, pero muy motivado y con mucha energía.
Una hora después llegó al campamento vasco que estaba un poco más arriba, al pie de un serac y luego de una hora continuó el ascenso junto con Carlos, uno de los vascos.Al comienzo siguieron unas cuerdas fijas, que simplificaron el avance. Una vez superado el serac, debieron escalar un campo de nieve inmenso. Entre las nubes y la ventisca, veían a veces unas luces más arriba.
El cielo se despejó pero trajo un frío despiadado que les calaba los huesos. Avanzaron sin detenerse mientras comenzaba a amanecer hasta llegar a un couloir donde alcanzaron a dos escaladores que iban delante de ellos.
Peter, de Suiza y Lila, un Sherpa. Continuaron por un mixto que conduce a la arista cumbrera. En ese lugar el sol queda oculto por el couloir, lo que intensifica el frío. Por lo que siguieron escalando sin pausa hasta llegar a la arista, y con ello a los preciados rayos solares.Siguiendo el relato de Hernán: “Desde allí la cumbre, al fin, es un hecho. Estamos ya a 8.400 m, solo faltan unos 50 más. Primero avanzamos por un terreno sencillo de nieve.
Luego escalamos la ante cumbre. Por suerte están las cuerdas coreanas, sino sería bastante más arriesgado. Más allá hay que travesear por unas rampas inclinadas y ya divisamos la cima. Llegan primero Peter y Lila. Mientras toman fotos esperamos en el viento, en la cumbre no cabe mucha gente…Luego nos relevamos.
Filmo un poco, abrazo a Carlos, es su primer cumbre de 8.000 m y está muy contento. No faltan las lágrimas de emoción. Fotos con las banderas de los colaboradores y con las de mis dos patrias. Los minutos pasan rápido. Carlos tiene un radio, compartimos la alegría con los amigos en el Campo Base.
Quisiera llamar a la familia, a los amigos, pero no tenemos teléfono satelital. No lo sé, pero Fernando y Santiago se están ocupando de ello. Comenzamos el descenso.”Pero esto no fue todo, como bien expresa Hernán en su informe “La cumbre esta abajo” y su descenso fue bastante complicado. Volvió al campamento 4 donde se encontró con su compañero Santiago.
Luego de descansar toda la noche comenzaron los problemas. A la mañana siguiente comenzaron los preparativos para descender y ahí se dio cuenta que Santiago enfrentaba problemas serios. No podía coordinar ni ponerse las botas. Hernán consiguió comunicarse con Fernando Gonzalez-Rubio que coordinó un operativo de rescate.
Después de múltiples esfuerzos consiguió emprender la marcha con Santiago. Les tomó tres horas descender unos cien metros hasta otro campamento donde había unas 6 carpas que estaban vacías. Mientras dejaba a Santiago descansando Hernán se encontró con un militar inglés que les proveyó de oxígeno, lo que ayudó a que Santiago se recuperara ya que su oxigenación era de solamente el 50%.
Luego de pasar la noche en una de las carpas a la mañana siguiente comenzaron el descenso hacia el campo 3 junto con un escalador suizo que venía de hacer cumbre y un sherpa afectado de ceguera temporal. En el camino se encontraron con un escalador japonés que los ayudó a llegar al campamento 3 donde encontraron oxígeno adicional, líquido y alimentos.
Allí llegaron Nawa y Dorjee, dos sherpas que habían mandado desde el campamento base para ayudarlos, con lo que siguieron bajando hasta el campamento 2 y finalmente hasta el base el mismo día.
Afortunadamente su compañero Santiago pudo también bajar ayudado por los dos sherpas y fue rapidamente evacuado a Katmandu.
Según sus propias palabras: “Físicamente solo me quedan tres dedos de la mano dormidos por el frío, siento un extraño cosquilleo al pulsar las teclas con las que cuento esta historia. Pero acá arriba, en mi cabeza, algo ha cambiado. “La verdadera Cumbre está abajo” ya nunca más serán para mi sólo palabras. Aún demoraré en asimilar lo sucedido, pero hay algo claro ya: entiendo el significado de esta frase de manera visceral, dentro de mí.
No olvidaré jamás la lección dada por la gran montaña.
Según su compañero y amigo Fernando González-Rubio “Hernán demostró una fortaleza increíble en este episodio que tuvo un buen desenlace.”Hernán es el primer argentino en hacer cumbre en el Makalu.
Los único intentos previos fueron realizados por Mario Quesada en 1974 al participar de una expedición internacional que hizo un intento de escalar la pared Sur en el post-monzón, y el de Heber Orona hace diez años, cuando llegó a 60 metros de la cumbre formando parte de una expedición catalana.Con esta cumbre del Makalu, son diez los ochomiles ascendidos por argentinos ( Dhaulagiri, Cho Oyu, K2, Everest, Lhotse, G I, G II, Broad Peak, Shishapangma y Makalu).
En Pezcalandia agradecemos a Charly Wilke por el envio de estos contenidos