jueves, 24 de julio de 2008

Reconquistar el Reconquista

Es uno de los ríos más contaminados de la Argentina. Recorre 82 kilómetros a través de 18 municipios del noroeste del Gran Buenos Aires.
En su cuenca, de 1.670 kilómetros cuadrados, viven 4.240.000 personas. La Fundación Espacio Agua se propuso recuperarlo. Esta es su historia. Si el hombre es un gesto, el agua es la historia. / Si el hombre es un sueño, el agua es el rumbo. / Si el hombre es un pueblo, el agua es el mundo.Si el hombre es recuerdo, el agua es memoria. / Si el hombre está vivo, el agua es la vida.(El hombre y el agua, Joan Manuel Serrat) Juan y María Martínez y su hijo Damián, de diez años, pasean por el Delta alentados por el tibio solcito de un otoño que empieza a despedirse. Cerca de la desembocadura del río Luján, que a su vez recibe las aguas del río Reconquista, Juan, que venía escuchando por radio un partido de fútbol, masculla bronca al advertir que se le habían agotado las pilas justo en el momento en que su equipo parecía que iba a empatar. El juez había cobrado un penal a favor del club de sus amores. Y encima era el clásico. Ajeno a ese momento de furia, el pequeño Damián apura los últimos tragos de gaseosa que aún queda dentro de su latita, mientras María extrae un yogur y una bandeja de telgopor con sándwiches de miga de una bolsa de plástico, de esas que se entregan en los supermercados. Juan cambia las pilas con la velocidad del rayo, tira las viejas al agua y grita el gol con un grito eterno, casi desgarrador. Damián lo mira y, para no ser menos, repite el grito con su voz de flauta. Feliz de verlo feliz a su padre, aplasta la latita de un pisotón y prueba hacer patito arrojándola con fuerza al ras del agua, muy cerca de donde cayeron las pilas que, para ese entonces, ya debían de estar en el lecho barroso del río. María hace un bollo con la bolsa de plástico, la bandeja y el envase vacío del yogur y lo deja en el suelo, apoyado contra un tronco seco. A unos diez pasos de ahí, había un cesto de basura a medio llenar. Regresaron contentos a su casa después de disfrutar del Delta que no conocían, sin saber que las pilas podrían seguir allí mil años más, tal como Juan las había arrojado; que la bolsa de plástico, arrastrada por el viento, terminó enroscada entre los juncos y que así podría quedar durante ciento cincuenta años, y que de aquella latita de gaseosa Damián podría volver a tener noticias diez años después. En este caso, tuvo suerte el río: si en lugar de la latita Damián hubiese tirado una botella de vidrio, alguien, o algo, tal vez, la recogería, intacta, 4000 años más tarde. Eso, suponiendo que el río y el Delta aún existan en el 6008. La escena imaginada, pero factible - es apenas un ejemplo de lo lejos que está la familia Martínez, si se la toma como representativa de una buena parte de la sociedad, de comprender que lo que la rodea es parte vital de su existencia. Y lo que rodea a los Martínez es una cuenca hídrica de 1670 kilómetros cuadrados, de la que el río Reconquista es el principal curso de agua. Esto es así porque, según un reciente informe presentado por la Defensoría del Pueblo de la Nación elaborado por cuatro universidades (tres nacionales y una privada), Cáritas de San Isidro, el Museo Argentino de Ciencias Naturales y varias fundaciones , el Reconquista presenta un alto grado de deterioro originado por residuos de sustancias de uso agropecuario, efluentes industriales y efluentes y residuos domiciliarios. En una parte del informe, de trescientas páginas, se afirma que la carga de contaminación cloacal alcanza en algunos tramos valores 16.000 veces superiores al máximo tolerable; que se detectaron pesticidas a lo largo de todo el curso en niveles hasta 400 veces superiores a los máximos establecidos por la legislación actual , y que como consecuencia de la dinámica del sistema hídrico, la elevada contaminación del río tiene un efecto que excede, por mucho, la escala local difundiéndose al río Luján y, a través de él, al Río de la Plata. Entre el 15 y el 22 por ciento de la materia orgánica, hidrocarburos totales y metales pesados de la franja costera de este río son aportados por el Reconquista. Si estos datos preocupan, el párrafo final de las conclusiones del informe espanta: Dado que todos los organismos consultados (a excepción de la Unidad de Coordinación del Proyecto Río Reconquista, Unirec) coinciden en que no disponían de estudios y diagnósticos sobre la calidad del río, se deduce que la grave situación ambiental de la cuenca del Reconquista es desconocida por las autoridades públicas .Una cuestión cultural Entonces, ¿la culpa la tienen los Martínez? ¿O la culpa habrá que buscarla en el desconocimiento de funcionarios y autoridades, o en las industrias que vuelcan sus residuos al río sin tratamiento previo, o en la gran cantidad de basurales a cielo abierto, o en la falta de redes cloacales, o en el desagote clandestino de la mayoría de los camiones atmosféricos que operan en la cuenca del río Reconquista? Si la sociedad no entiende el concepto de riesgo ambiental, los gobiernos tampoco lo entenderán , dirá Liliana Martucci, urbanista, docente contratada en la Universidad de General Sarmiento, a cargo de los programas Villas y Asentamientos y Mejoramiento de Barios, de la Municipalidad de Moreno. El prestarle atención a la cuestión ambiental surge en nuestro país hace unos cuarenta años, más o menos. No es algo que tengamos incorporado desde hace dos siglos. Es una cuestión cultural. Es como tu ejemplo de los Martínez: una cuestión de actitud. La actitud de arrojar una latita al río nos muestra, en primer lugar, incultura, y en segundo lugar, ausencia del Estado en lo que hace a programas o campañas de concientización social. Por eso hay que entenderlo en toda su dimensión. Importan ,y afectan tanto el desconocimiento del Estado, como el volcado de las industrias y el hombre que arrojas las pilas al agua. El retraso en la ejecución de obras para sanear los cursos hídricos, así como para tener acceso al agua potable y al servicio de cloacas viene de décadas, lo cual ha contribuido a que también la población se haya desentendido no sólo del problema, sino también de su solución. El Reconquista corre por el noroeste del Gran Buenos Aires a través de 18 municipios: Hurlingham, Ituzaingó, San Miguel, Morón, Tres de Febrero, San Isidro, Moreno, San Martín, General Rodríguez, Tigre, San Fernando, Vicente López, José C. Paz, Merlo, Malvinas Argentinas, Luján, Marcos Paz y General Las Heras. Tal vez con menos prensa que el curso Matanza-Riachuelo, lo cierto es que en su cuenca viven 4.240.000 personas el 13 por ciento de la población del país , de las cuales 1.600.000 no tienen agua corriente y 2.200.000 carecen de cloacas. En su conjunto, los 18 partidos presentan la peor situación sanitaria de la Región Metropolitana de Buenos Aires; región que, en su totalidad, concentra una población de 13.800.000 habitantes distribuida en 40 municipios, más la ciudad de Buenos Aires, y que produce alrededor del 52 por ciento del Producto Bruto Interno del país. Al decir de los especialistas que elaboraron el informe, el deterioro ambiental de la cuenca del Reconquista altera la salud de los ecosistemas locales, cuyas consecuencias sobre las personas resultan ser sólo una cuestión de tiempo y de oportunidad. Una cuarta parte de la morbilidad general es debida a factores ambientales y es directamente responsable del 25 por ciento de todas las enfermedades evitables. El agua contaminada es una fuente importante de enfermedades intestinales, ya que el 90 por ciento de las diarreas se producen en personas sin acceso al agua potable, en tanto que las sustancias químicas pueden provocar diversos tipos de cáncer, así como trastornos en los sistemas reproductivo e inmunológico. Y a nivel mundial, las cifras son aterradoras: 2300 millones de personas sufren enfermedades vinculadas con el agua. Un 60 por ciento de la mortalidad en niños menores de un año en todo el mundo se relaciona con enfermedades infecciosas y parasitarias vinculadas principalmente con el agua. Sólo en América latina, las enfermedades de origen hídrico se ubican en los primeros cinco lugares como causa de muerte. Más del 90 por ciento de los efluentes cloacales generados por los habitantes de la cuenca del Reconquista no recibe tratamiento previo de depuración. Según el informe de la Defensoría, esta situación no se subsanará aun con la conclusión de las obras públicas en marcha cuatro plantas depuradoras, ya que apenas otorgarán tratamiento al 30 por ciento de los efluentes, siendo que alrededor de 3.000.000 de habitantes no tienen previsto sistema de tratamiento alguno. El desafío de Espacio Agua Según el Instituto Provincial de Medio Ambiente, entre la segunda mitad de la década de 1980 y la primera de 1990, las actividades industriales más importantes de la cuenca del Reconquista estaban concentradas en los partidos de San Martín, Tres de Febrero, Morón, San Isidro y Tigre, que contribuyeron con el 85 por ciento del empleo industrial en la región. En ese mismo período, se levantaron 12.800 industrias y el promedio anual de personas empleadas en la cuenca media y baja del río fue de 193.000. La ocupación del territorio y el asentamiento de las distintas actividades, tanto residencial como industrial dice el informe de la Defensoría - han sido llevados adelante prácticamente sin planificación. Esto significa que se han desconocido y desaprovechado las potencialidades y restricciones del territorio, tanto en el plano social como en el ecológico. Pero, además, la alta intensidad de actividades que trae aparejada la concentración poblacional los convierte en los principales responsables de la degradación ambiental. Y concluye: La complejidad natural y social pone de manifiesto que par alcanzar soluciones reales, es imperativo entender el sistema de la cuenca como un conjunto interrelacionado de elementos y sistemas, y no como componentes y situaciones aisladas ya que la realidad de un municipio o un recurso natural influye y es influida directamente por los otros . Y porque al Reconquista hay que entenderlo en toda su dimensión, en 2005 surgió Espacio Agua de la que Liliana Martucci es integrante -, una fundación pensada por un grupo de organizaciones de la sociedad civil preocupada por la temática de los recursos hídricos, en particular por la cuenca del Reconquista, y que recientemente puso en marcha la campaña Del río no me río , con el fin de recuperar, o de reconquistar, para mejor decir, este curso de agua estrechamente vinculado con el desarrollo económico y social de Buenos Aires y con incontables acontecimientos históricos de gran trascendencia nacional. Espacio Agua fue creada a partir de una convocatoria realizada por la Fundación Avina Buenos Aires, con el objetivo de conformar un espacio de pensamiento y de intercambio de conocimientos acerca del tema de los recursos hídricos. Al decir de sus integrantes, los motiva la asociatividad, la complementariedad, la equidad, la transparencia y la sostenibilidad. Además de Martucci, la fundación está conformada por Celina Sampayo (Grupo Amanco); Juan Martín Lutteral (empresario, grupo ASIS); la organización Ecoclubes, para la formación de líderes comunitarios; Pedro Del Piero (abogado, ex senador nacional por la Alianza, ex síndico general de la ciudad de Buenos Aires y actual presidente de la Fundación Metropolitana); Fabián González (Instituto de Análisis de Recursos Naturales de la Universidad Atlántida Argentina); Gastón Urquiza (IIED-Al, para el mejoramiento de las condiciones de vida de los grupos poblacionales más vulnerables de América latina y el Caribe); Ana Carolina (Universidad Nacional de General Sarmiento) y Damián Indij (Red Latinoamericana de Desarrollo de Capacidades par la Gestión Integrada del Agua) Espacio Agua explica Lutteral surge gracias a un trabajo previo que estaba haciendo Avina, que toma al agua como eje rector de trabajo para toda América. Una vez que Avina, desde la mirada regional, toma el tema del agua basándose en una serie de conclusiones a las que había llegado, convoca a quienes se identifican como líderes sectoriales de otros países para que inicien su propio trabajo. Avina es una fundación que dispara procesos pero en realidad los protagonistas son los líderes que convoca, y no Avina misma. Y a conseguir un producto completa Del Piero. Ustedes busquen la forma pero hagan algo. Avina nos da el envión. La ausencia de una política de Estado relacionada con el medio ambiente hizo que un grupo de personas se pusiera de acuerdo para llevar adelante una idea, una iniciativa, un plan de trabajo de características monumentales, pero a la vez posible: reconquistar el Reconquista. Lo novedoso de Espacio Agua es la coexistencia de miradas de instituciones y personas que buscan rescatar lo que las une y no lo que las separa. Miradas que no desconocen que se trata de una cuenca en cuya naciente, la Represa Roggero, en el partido de Moreno, sus aguas no están contaminadas. Lutteral cuenta que fue un arduo trabajo reunir a distintos especialistas y ponerse de acuerdo en la realización de un proyecto integrador. Especialmente, porque todos los que ahora integran Espacio Agua ya venían trabajando en este tema. Ese fue el mayor desafío, porque ¿qué sentido tenía crear una nuevo producto si ya había gente que lo estaba haciendo por su lado La idea no era replicar lo que ya estaba. Todos comprendimos desde el primer día, que ése no era el objetivo. Cuando nos fijamos las metas por alcanzar, surgieron las dos grandes áreas de trabajo: el agua y el saneamiento como un derecho humano, y la gestión integrada de los recursos hídricos. Lo que nosotros tenemos que hacer es incidir en la política pública, pero no desde la vereda de enfrente sino como un actor que intervenga en las decisiones. Protestar y quedarse sólo en la protesta no sirve. Proponer solamente, tampoco. Hay que sensibilizar, hay que llamar la atención y comprometer a la sociedad, no sólo al Estado , agrega Del Piero. El tema del saneamiento del río Reconquista es complejo pero no es imposible de resolver, porque ahora tenemos una mirada más integradora, se entusiasma Martucci. El Reconquista no es un río aislado agrega, tiene muchos arroyos que desembocan en él y muchos conductos pluviales. Y no son sólo las industrias que están en sus márgenes, sino también las que están en las márgenes de los arroyos, que son sus afluentes, de las zanjas que desembocan en el río, de los basurales informales, del volcado clandestino de los camiones atmosféricos y de las napas o ríos subterráneos que tienen conexión con el Reconquista. Es un territorio muy grande. No alcanza sólo con limpiarlo. Esto es como una orquesta: cada uno tiene que hacer su parte para que concluya en una gran obra. ¿Cuál es la solución? Una solución más o menos rápida sería reducir y reciclar la mayor cantidad de basura. En la medida en que el Reconquista deje de ser el patio trasero y pase a ser parte de la vida de la gente, se empezará a recuperarlo. No hay ciudad sin río. Las ciudades nacen por el río. Ese es el principio. Después, obviamente, habrá que hacer obras mucho más complejas, como plantas de tratamientos cloacales y limpieza del lecho del río.Llegar al Estado Del Piero aclara que más allá del impacto social que pueda generar Espacio Agua, lo que vendrá luego será un proceso. Alrededor de esta cuestión hay que poner plata, hay que poner regulación, tomar decisiones. Y llegar al Estado. ¿Hay una política de Estado en relación con este tema? Si respondo desde un desiderátum, un deseo aún no cumplido, no sólo no hay política de Estado sino que hay una ausencia de gestión pública racional. La idea es generar un modo de trabajar que pueda sostenerse en el tiempo amplía Lutteral , y que distintos actores se apropien de este espacio. Si uno no se organiza y no tiene la posibilidad de incidir genuinamente, no solamente en las políticas públicas sino también en los comportamientos del vecino de la cuenca, esto no se resuelve más. Nuestra apuesta se basa en que cada vez menos se puede gestionar sin atender lo que pasa en la sociedad. De ahí que el componente de ciudadanía está muy metido en Espacio Agua, completa Del Piero. Y surgió la campaña Del río no me río.