jueves, 24 de julio de 2008

Un relato basado en experiencia personal

En Pezcalandia, solo queremos difundir la actividad y nuestro staff entendio que este es un buen comienzo.- No era un niño cuando comencé a escalar paredes. Y con esto me refiero a escalar con técnica sobre huecos tallados en una pared de ladrillo, y no al instinto de subirse a un árbol cuando chico.
El impulso por llegar más allá, la curiosidad por ver qué hay detrás de, o arriba de; el ansia de exploración nos hace abandonar la seguridad del suelo y nos despierta esa rara sensación estomacal cuando dejamos con un segundo paso el mismo.
Intriga, ansiedad, decisión, riesgo, aventura… por una verdad que tal vez ya intuimos o que solo nosotros daremos significado al encontrarla. La caída, los resbalones, la decepción; siempre están ligados a esta necesidad de aventura.Hoy observo a mis hijos condicionados por la pasión de su padre, siguen sus pasos hacia un futuro lleno de acertijos, voluntad, riesgo, paciencia, y todas esas cosas que definen a los montañeros; sea cual sea su especialidad. El andar en bicicleta o siempre con una mochila en vez de un bolso de mano al trabajo, seguramente querrá ir al jardín de con una pequeña mochila y más tarde a la escuela o a la colonia. El primer paso creo que lo da un padre o madre cuando tiene a su primer hijo, y surge una salida a la montaña al poco tiempo de haber nacido, o cuando este es muy pequeño.
La partida se hace con deseos de postergarla antes de salir el micro, los días se hacen largos en la montaña y tu mente no está ni a más de 50% en ese mismo lugar. Hoy me pregunto: qué pasará cuando tengan que salir solos a escalar? Comenzando por una parte me da mucho gusto que los niños se acerquen a la montaña y se despeguen un poco de los deportes más populares y sobre todo de la televisión.Primariamente comienzo con familiarizarlo con los elementos de acampada: la carpa, las ollas, la bolsa de dormir, etc.
Lo llevo a un medio con obstáculos con cierta similitud, como lomas, piedras, lugares para trepar troncos…Y por último al medio original. A las sierras de córdoba por ejemplo. Algunos Tips
La preparación mental no será tan terrible como puede sonar, pues inicialmente para los jóvenes y primerizos en la montaña deben tomar conciencia de todas las carencias a las cuales debemos responder con adaptación (para lo cual los niños poseen una gran habilidad, o simplemente prescinden de un monton de cosas: la tele, el baño, la cama, etc).
Hacerles comprender que el peligro es directamente proporcional al lugar donde vayamos, por su estado agreste, lo aislado o distante de la urbe, la falta de ayuda e infraestructura. Con esto como base, y un pensamiento más orientado a la montaña como modo de vida más que deportivo; pienso que lo demás viene de la mano. Debemos tener muy en cuenta que los chicos aprenden muy rápido, principalmente copiando lo que ven. Por eso hay que ser cuidadosos en todo momento, pues en esta actividad debemos dar un buen ejemplo para evitar accidentes innecesarios. ResumiendoEn otras palabras, con un poco de sentido común y teniendo en cuenta que el aprendizaje comienza en casa, llevemos a nuestros niños a temprana edad (5/6 años) a la montaña; y disfrutemos juntos aprendiendo unos de otros. Opinión de un lector
Lo mejor en este caso es que ella lo demanda y a mí me encanta que así sea.Lo disfruta y lo disfruto yo. El aprendizaje se da en forma natural, sin presiones. Y con todas las pilas puestas en la seguridad.
Trekkings en donde Chiara marca el ritmo, bloques a poca distancia del suelo, y con muchísimas tomas, que le dan la posibilidad de jugar y explorar ese entorno y también conocer sus propios límites.
Con humildad y sin delirios.Las Sierras son un campo de juego inagotable si se las conoce bien. Y al no ser grosas para equipar paredes, se mantiene bastante virgen. Más intima.Lo curioso es que de tres hijos, sólo a uno le pegó la montaña.
Fuente edemacerebral.com