domingo, 3 de agosto de 2008

Los invasores de ríos

Un total de 26 especies foráneas se han asentado en los cauces fluviales de España Se han extendido hasta representar ya el 30% de la fauna piscícola de agua dulce, en Pezcalandia nos han remitido estos contenidos y entendimos que comentarlos como difundirlos esta bueno.
En los últimos años, la introducción de especies exóticas en nuestros ríos se ha convertido en la principal amenaza para la biodiversidad. Según recientes informes elaborados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), hasta un 30% de las especies presentes en los hábitats fluviales de la Península son foráneas. El auge de la pesca deportiva, librarse de mascotas que ya no interesan o la simple negligencia de las piscifactorías son causas recurrentes para la presencia de estos «invasores» en nuestras aguas. Los expertos no terminan de ponerse de acuerdo a la hora de definir qué es una especie invasora. Para la UICN es «una especie exótica que se establece en ecosistemas o hábitats naturales o seminaturales y amenaza la diversidad biológica nativa». Por sus características, estas poblaciones biológicas tienden a desarrollarse rápidamente a costa de su entorno, desestabilizando así el equilibrio ecológico de la zona. En la actualidad se calcula que existen 26 especies invasoras en los ríos de España. Como consecuencia, al menos siete especies de peces continentales se han extinguido completamente y el 56% de las restantes tiene complicada la subsistencia a menos que se tomen medidas. Se da la circunstancia de que los peces continentales son la fauna con los mayores endemismos en nuestro país. Por tanto, el daño que provocan las especies invasoras es aún mayor. Fácil para aclimatarse España es un lugar especialmente apto para recibir fauna foránea por sus condiciones climáticas. Según diversos estudios, nuestro ríos suelen presentar una temperatura entre los 18° y 25°, convirtiéndose en un hábitat ideal para casi cualquier «invasor». Una vez aclimatados y, en lugar de erradicarlos, en muchos casos las Administraciones las consideran especies para la pesca, de tal forma que estas prácticas se transforman en un círculo vicioso que en nada beneficia al buen estado ecológico de nuestras masas de agua continentales. A día de hoy se estima que el 30% de la fauna piscícola de agua dulce corresponde a especies invasoras, provocado principalmente por la pesca deportiva. En este sentido, la carpa, la perca americana, el lucio, la trucha arco iris, el gobio, el siluro, el pez gato o el pez rojo, entre otros, están provocando la desaparición de los peces autóctonos. En cuanto a reptiles y anfibios, el ejemplo más usual suele ser el de las tortugas de Florida (trachemys scripta). Vendidas como mascotas en su día, están poniendo en peligro a los galápagos europeo (emys orbicularis) y leproso (mauremys leprosa), las especies locales. Entre estos destructores que acaban con casi todo lo que encuentran a su alrededor, el mejillón cebra es el último en incorporarse a la lista, pues no sólo acarrea consecuencias negativas al entorno, sino que además su dispersión supone un elevado coste para la Administración. Oriundo del Mar Caspio, se cree que este bivalvo llegó a nuestro país adherido al casco de los buques mercantes. Su presencia en la cuenca del Ebro se detectó por primera vez en 2001, y desde entonces no ha hecho más que aumentar en número. En el embalse de Ribarroja se han realizado mediciones que calculan densidades de 4.000 individuos por metro cuadrado y en los últimos días larvas del mejillón han aparecido en embalses vascos. Larvas del mejillón cebra también han sido detectadas en los embalses de Camarillas, Talave (Albacete) y Ojós (Murcia), en Murcia capital y en Rojales (Alicante), si bien debido a las oscilaciones de agua el adulto no llega a asentarse. Con todo, la Confederación Hidrográfica del Segura advierte de que una vez que la sequía termine y vuelva la normalidad al río Segura y a los embalses el mejillón cebra adulto podrá asentarse en lugares de aguas arriba. A nivel ecológico, la amenaza de este molusco se traduce en la disminución brusca del fitoplancton y en la alteración del ciclo del fósforo en el agua. Pero su mala fama proviene, sobre todo, de los perjuicios económicos que ocasiona. Y es que tiende a acumularse en todo tipo de conductos (de agua, de residuos, industriales...) hasta provocar su obturación. Erradicarlo es una tarea sumamente complicada, ya que presenta una alta tolerancia a los cambios de temperatura y salinidad. Pero el caso del mejillón cebra es un ejemplo de introducción accidental. Lo peor es que la mayoría de las invasiones han sido intencionadas. La perca y el siluro son dos ejemplos de irresponsabilidad biológica por motivos fútiles. A principios de los 90, grupos de pescadores introdujeron ilegalmente en las cuencas del norte de España estas especies procedentes de Asia y Europa central, respectivamente. La perca americana o black bass habita en aguas lentas, preferentemente a más de 1.000 metros de altitud, y su gran voracidad ha esquilmado parte de las reservas de ejemplares pequeños . Dicho animal se ha adueñado de amplios tramos del Júcar y de las Lagunas de Ruidera, en Castilla-La Mancha. En el embalse de Camarillas, se ha impuesto al barbo y a la carpa. El siluro es un pez de gran tamaño del que unos desaprensivos liberaron algunos ejemplares en el embalse de Mequinenza (Zaragoza) en 1974. Es capaz de comer cualquier animal de menor tamaño. Es una pieza apreciada por los pescadores, pues algunos especímenes llegan a pesar 65 kilos, por lo que goza de gran valor comercial. Tiene poblaciones en el Ebro y sus afluentes, especialmente en el Segre, donde ha acabado con especies de invertebrados autóctonas. El lucio, el tiburón de agua dulce, es un pez al que le gusta estar cerca de la orilla de aguas corrientes, lagos y grandes estanques. Prefiere las orillas con chamiza y otras posibilidades de esconderse,como troncos, raíces, rocas, puentes, vegetación... Necesita una calidad de agua buena para prosperar, así como agua fresca, nivel estable de las aguas, abundancia de peces para alimentarse y abundancia de vegetación. Se encuentra en la mayor parte de la península ibérica, excepto en Galicia, con mayor abundancia en los embalses del Júcar, ríos castellano-leoneses y Extremadura. Esta especie depredadora fue introducida en los años cincuenta por el ICONA para la pesca deportiva. Constituye una amenaza importante para la conservación de la biodiversidad fluvial. Pasa por ser el gran depredador de los ríos españoles, ya que se alimenta de todo tipo de peces, cangrejos, ranas, ratones o incluso de sus propias crías. De ahí que puedan alcanzar los 20 kilos de peso. Otro de los invasores más conocidos es el cangrejo rojo o cangrejo americano, que se ha adueñado de casi todos los ríos españoles. Así, el cangrejo de río autóctono desapareció de la cuenca del Segura a mediados de los ochenta a consecuencia de la pesca intensiva, el deterioro ambiental y, sobre todo, la afanomicosis. Con este nombre se conoce a la enfermedad transmitida por los cangrejos rojos, que introdujeron algunos pescadores y que acabó por aniquilar la especie autóctona en Murcia, Alicante y Albacete y que ahora están siendo reintroducida en los afluentes del río Segura.
Fuente La verdad.es
Por Alfredo Pascual