El título se asemeja al de un partido de fútbol, sin embargo y a pesar que los protagonistas de esta jornada si lo son, la buena pesca en Berisso no para.
Como todos los años para esta temporada, Damián Albil comenzó a diagramar y buscar una fecha en la cual tuvieran el día libre.
El punto de encuentro fue la marina, donde se encuentra amarrado el Patí, y el horario, las doce del mediodía.
Ya llegados, Damián Albil, Rodrigo Braña (el chapu) y Gustavo, mientras Nahuel soltaba amarras y Nico se preparaba unas ricas pizzas, partimos hacia el Río de la Plata, el cual estaba de maravillas.
La primer parada fue la boya seis, a unas siete millas de la salida del puerto la plata, allí intentamos probar suerte con los mimosos, que después de una hora con apenas unos piquecitos, decidimos abandonar y navegar unas seis millas mas, hasta las canaletas de piedras donde abundan los mejillones asiáticos, y las corvinas rubias están de banquete.
Para esto el reloj corría y los pescados no aparecían a bordo del barco, siempre un problema para el guía, si bien todo pescador sabe que la pesca puede fallar, no es lo que uno desea.
Llegamos a la balandra! Anclas al agua, barco presentado a la bajante y líneas de corvinas al agua, prolíjamente encarnados con camarón crudo adquirido en la casa de pesca Poseidón de mi amigo Leandro, otro tripero de ley como el que relata.
No pasó mucho tiempo para que comiencen los piques en los aparejos, y rápidamente Damián levantó la primer rubia de buen tamaño y otras tantas medianas, enseguida Gustavo, blanco de las cargadas en la jornada por presentar un raro peinado nuevo, siente un fuerte tirón en su caña, clava con ahínco y comienza una dura batalla pez vs.hombre, que veía con sorpresa como su punta de la caña se sumergía en el agua agarrando el freno del reel que no paraba de salir nylon, por suerte después de unos minutos levantó a bordo una gran corvina.
También el Chapu tuvo su premio, después de pescar varias corvinas chicas, las cuales fueron devueltas al agua, clavó otra rubia de las grandes, estábamos en un gran momento de pique, pero la hora se nos iba y llegando las seis de la tarde, momento en el cual estábamos levantando los aparejos, otra vez el Chapu se despachó con su segundo pejerrey, pero este holgadamente llegaba al kilo de peso.
El regreso fue largo y sin pausa, la última media hora de navegación la realizamos de noche, después de haber disfrutado desde el río, la hermosa puesta del sol.
Para Pezcalandia
Por Hector Hall
Berisso - Bs As