En Pezcalandia reibimos el último boletín del 2010, de la gente de Manos por Hermanos, donde la palabra principal es... ¡GRACIAS!
Gracias a todos y a cada uno, gracias a los "suscriptores" que son los que hacen posible que esto exista. Gracias a los voluntarios que no aflojan. Gracias a todos los que de alguna manera u otra se comunican con nosotros para darnos su apoyo, para brindar su solidaridad o, como algunos, para decirnos... "¡FUERZA!"
Con muchos de ustedes ya tuvimos el placer de conocernos cara a cara, mate y charla de por medio o en el vórtice de la vorágine de alguna tarea voluntaria en los Comedores. Otros conocen nuestra voz, porque al menos hemos hablado por teléfono y hemos intercambiado dudas y propuestas. Algunos, sólo conocen nuestras palabras, nuestros ida y vuelta de mails, de preguntas y respuestas.
Algunos de ustedes son de aquí nomás, cerquita, vecinos de la Asociación o de alguno de los Comedores. Otros, en cambio, están lejos, muy lejos. La palabra "lejos" puede expresar cantidades tan disímiles de kilómetros como los que median entre aquí y Formosa, o entre la esquina de cualquiera de los Comedores y New York, o Utrecht, o Beijin. Pero, más allá de diferencias cuantitativas, "lejos" siempre significa "demasiado lejos para mirarnos a los ojos", o "a demasiados kilómetros como para pasarte este mate calentito".
Sin embargo, en el mundo existe la magia. La magia que une los corazones de seres con lienzos tan fuertes que resisten las tormentas más crueles y atraviesan las distancias más extensas sin quebrarse. Y no hay magia más hermosa que la de llevar una sonrisa, un plato humeante, una herramienta, un consejo, un libro, un abrazo fuerte, a ese pibe que espera con tanta necesidad todo eso que nuestras manos (las de ustedes, las de nosotros) se multiplican para darles.
Ustedes y nosotros somos TODOS, y todos nosotros somos distintos. Somos jóvenes o no tan jóvenes, somos mujeres u hombres, somos altos o bajos, morochos o rubios, vivimos lejos o cerca. Tenemos más en nuestros bolsillos, o tenemos menos. Nuestras ocupaciones son distintas, tenemos algún que otro hobby preferido, tenemos historias y realidades distintas, quizás estemos más solos, o más acompañados.
Pero, ¿saben qué? Al fin y al cabo somos lo mismo. Somos ganas de dar. Somos estas manos que, cada día, hacen como si no hubiera derrotas ni contratiempos. Estas manos que cavan hasta donde haya que cavar para extraer ese diamante enceguecedor que es la sonrisa de un nene que no reía, de una nena que estaba solita.
Esa luz nos guía. En el haz de esa luz somos todos lo mismo, tan sólo frecuencias distintas con la inextinguible vocación de alumbrar algunos rincones que no nos gusta ver oscuros, para que este mundo sea más bello ¡¡Para que valga la pena vivirlo!!
Por Sandro Tesar
Presidente de Manos por Hermanos
A todos, a cada uno de Ustedes...¡¡GRACIAS POR HACERLO POSIBLE!!
Hasta el Próximo "MANOS A LA OBRA"