Desde Pezcalandia queremos contarles el esfuerzo del montañismo, un breve contenido, que sin duda a todos quienes compartimos ésta pasión nos encantra
Nos apetecía recuperar el espíritu de esos exploradores, geógrafos y cartógrafos, que desde finales del siglo XIX, se empeñaron en desvelar los últimos espacios en blanco que abarcaban grandes zonas de Asia central.
Fueron mujeres y hombres extraordinarios, que se enfrentaron a graves peligros pero lo hicieron con ese afán de conocimiento que se inició con la Ilustración y perduró en las mentes de estos viajeros románticos. A ellos les debemos, en buena medida, los conocimientos del mundo tal y como lo concebimos ahora, transformando la ciencia y la sociedad. Pero también pretendíamos reivindicar ese alpinismo que bebe de las fuentes de ilustres montañeros, partiendo de Alfred Mummery a excelentes alpinistas modernos como Walter Bonatti o Reinhold Messner.
Además, después de la desastrosa imagen que en los últimos tiempos ha proporcionado la escalada de algunas grandes montañas, y muy en particular la más alta de todas, el Everest, queríamos transmitir sensatez y sentido común, reivindicando la esencia de los valores del montañismo clásico que, por cierto, es el que practica la mayoría de las personas que aman este deporte. Siempre he pensado que montaña, aventura y exploración, es decir, dificultad, soledad y belleza deben ir unidos.
A cambio, para disfrutarla plenamente la montaña exige esfuerzo, coraje, capacidad de sacrificio, labor de equipo y solidaridad. Por último, fue la empresa "China Tierra de Aventura", de mi compañero Ricard Tomás, uno de los mejores conocedores españoles de China desde hace veinte años, quien dio forma al proyecto y lo hizo posible. Y nos pusimos en marcha.
Hasta la próxima
Por Sebastina Alfaro.