Desde
Pezcalandia te contamos que, hoy no es necesario que los amantes de este
deporte viajen a la Región
de Aysén para desplegar sus habilidades.
Una vez
por semana, Matías Lama, el dueño del café y la tostaduría que llevan su
apellido, se escapa sagradamente del ruido y el ajetreo de la ciudad a un lugar
ubicado a 34 kilómetros de Santiago, la laguna de Piedra Roja.
No a probar la nueva carta de alguno de los restaurantes ni al
mall, sino que a practicar el deporte que lo tiene entusiasmado: la pesca con
mosca. “Ahí me siento como en el sur, pero en la ciudad”, dice Lama.
Desde mayo pasado no sólo acá, sino
que también en el Parque Padre Hurtado se puede practicar este deporte que
suele realizarse a más de 1.300 kilómetros de la capital, en la Región de Aysén. Fue el
abogado Andrés Alamos el que detectó el interés de los santiaguinos por la
disciplina y hace cinco meses creó Fish Park.
Esta, además de ofrecer clases de pesca con mosca, arrendar y
vender equipos, tiene la concesión de parte de esas dos lagunas artificiales
para que los citadinos se entretengan pescando truchas y carpas bajo una
modalidad de pago por hora. A estos dos lugares, Alamos sumará otro más el 15
de noviembre: el río Molina, ubicado cerca del km 11 del camino a Farellones.
Al momento de lanzarse con su
emprendimiento, Alamos recibió el apoyo del Servicio Nacional de Turismo
(Sernatur) para difundir su negocio. Un mes después, además, pasó a ser parte
del Consejo de Pesca Recreativa de la Región Metropolitana ,
el que acreditó a Fish Park como la única empresa experta en pesca con mosca en
la zona. “Lo apoyamos, porque vimos en esta actividad una posibilidad real de
fomentar el turismo entre los extranjeros. Así los que llegan al aeropuerto no
tendrán que cruzar el país para poder realizar esta práctica”, asegura el
director regional del servicio, Nicolás Blanco.
Según estima Alamos son más de 200
las personas que hasta ahora han pescado con mosca en sus lagunas y 35 los
inscritos como socios en su empresa. Cifras que para Blanco son un reflejo del
gusto de las personas por este deporte. “El tiempo a veces escasea para cruzar
Chile e ir a pescar al sur y acá están en contacto con la naturaleza”, afirma
el director regional de Sernatur.
Educación y
deporte
La pesca con mosca requiere tiempo,
técnica y caballerosidad. Tiempo, para lograr que el pez se sienta seducido por
los pequeños señuelos construidos con plumas, bambús y fibra de vidrio, entre
otros materiales, que se asemejan un insecto que nada a la deriva. Técnica,
para lograr que el ángulo con que se ha lanzado la línea que pende de la caña
haya sido el correcto, “Y caballerosidad, porque es un deporte y como tal,
contempla reglas. Las de éste, consiste en pescar y soltar al pez, para no
afectar el medioambiente”, indica Álamos. “Tiene que mantener la categoría de
deporte recreativo, para así no transformarlo en caza”, agrega el empresario.
En esa línea, Alamos trabaja hoy con la U. Andrés Bello para
crear una piscicultura de truchas en Farellones y, así, repoblar un sector
donde se ha perpetrado pesca furtiva. Además de eso, el emprendedor está
también en conversaciones con el Instituto Nacional del Deporte (IND) para
llevar esta práctica a los colegios y educar a los niños en el carácter
deportivo de la pesca.
Fuente
La Tercera