En
Pezcalandia te contamos que es muy atractiva la pesca en el espejo de Junín,
que sigue recuperándose. Con las técnicas y carnadas apropiadas, la cantidad de
pejerreyes permitida se cubre sin problemas.
La Laguna de Gómez se
encuentra ubicada en el partido de Junín, a 265 km de la Ciudad de Buenos
Aires, transitados por la ruta 7.
Tiene
una cubeta de 5.000 hectáreas, recibe agua del río Salado y está regulado por
una compuerta que la divide en dos partes, situada en el puente de la ruta 188.
La profundidad media es de 1,30 m, teniendo como máximo en algunas zonas de 2 a
3 m. Sus costas son bajas, barrosas e inundables, con muchas franjas de juncales
emergentes. La laguna posee un sinnúmero de pesqueros sobre la rutas 7 y 188,
que brindan servicios a los visitantes.
El equipo
En esta oportunidad elegimos el nuevo pesquero “Los Amigos”, emplazado sobre la
ruta 7 (viniendo desde la Ciudad de Buenos Aires, pasar el peaje 200 m y girar
a la izquierda). El predio posee bajada de lanchas, alquiler de botes y
camping. Allí nos estaban esperando Diego Guaper y el Colo Burgos, guías reconocidos de la zona.
Nos informaron que había buena pesca en toda la laguna y que el sector que
íbamos a relevar sería pasando las Tres Aguas, hacia la zona del Rincón del
Carpincho, rumbo al sudoeste de la laguna. Habían viajado con nosotros Norberto
Zacarías y Juan Pablo Funk, con quienes compartiríamos la embarcación con
Diego, mientras en la otra el Colo iría con amigos y clientes.
Antes de embarcar armamos
nuestros equipos. Todas cañas entre 4 a 4,50 m de largo, telescópicas o de
enchufe, livianas y de acción de punta. Le adosamos reeles frontales chicos de
carrete grande para recoger más por vuelta de manija, cargados con nylon
0,23/0,25 mm que flote (en su defecto, colocarle flotalínea o vaselina) o
multifilamento del 0,14/0,18 mm (flota y no tiene estiramiento al clavar,
como sí ocurre con el nylon).
Había viento del noreste,
por lo cual el reflejo lo tendríamos delante de la embarcación, en la
franja donde arrojaríamos las líneas. Por este motivo usamos boyas oscuras
(fucsias, negras, rojas), todas Criterio de madera balsa, modelos 8, 8/0, 20 y
5 de no más de 15 cm de largo, armadas en una madre de nylon 0,35, con rotores
giratorios, una separación entre boyas de 1,30/1,50 m y nudos corredizos para
sujetar estos elementos, que evitan mellar la madre de la línea.
Más detalles
El nudo detrás de la boya lo hacemos más flojo, para poder desplazarlo y darle
“juego a la boya” para que el pejerrey coma y lleve la carnada sin
resistencia. Generalmente se la da de 20 a 30 cm de recorrido.
Fuente
Weekend-Perfil