Desde
Pezcalandia difundimos que en el nordeste de Brasil, el delta del río San
Francisco ofrece una atractiva variedad de especies, entre las que sobresale
especialmente el róbalo.
Dicen los que saben que el
delta del río San Francisco, en la frontera entre los estados de Sergipe y
Alagoas, enamora a primera vista. Y no se trata sólo de un dicho local: esta
pequeña porción del Brasil no tiene manera de poner en duda la belleza singular
que posee.
Lugar
de paisajes únicos, donde las cristalinas aguas verdes del río se combinan
perfectamente con la vegetación costera, los manglares, cocoteros y dunas,
un espectáculo natural de uno de los principales destinos turísticos: el delta
de río San Francisco en Sergipe. Aquí el turismo y la pesca brindan la
oportunidad de respirar cultura y pelear mano a mano con varias de las especies
más combativas.
Y para aquellos que quieran
disfrutar de todo lo que este rincón encantador tiene para ofrecer, el
municipio de Brejo Grande, distante 137 kilómetros de Aracaju, capital de
Sergipe, es el destino a elegir. Un escenario de rara belleza, que se encuentra
justo en la
desembocadura del río. En el propio muelle de Brejo Grande, los que quieran
recorrer y conocer más de cerca la belleza del río, pueden alquilar
catamaranes, veleros y hasta pequeñas canoas para llegar hasta parajes
inhóspitos del San Francisco.
La economía de Brejo Grande
se basa no sólo en la pesca deportiva, sino también en el cultivo de coco y
arroz, en la ganadería y, obviamente, en el turismo en general.
En cuanto a la pesca
deportiva, el mismísimo delta del San Francisco es un paraíso que reúne
diferentes especies que debemos localizar minuciosamente en cada uno de los
lugares donde ellas habitan. En todo el recorrido de este maravilloso delta
vamos a encontrar especies como el tucunaré (peacock bass), caranhas, xaréus,
meros, xareu o jack crevalle, sábalo gigante (tarpon), pirañas y hasta pavón,
este último en las partes más remotas de la boca, donde el agua no tiene un
gran contenido salobre pero ya
comienza a mezclarse.
Si el deseo es hacer pesca
exclusiva de mar, los mejores resultados se darán en las enguantes mareas
lunares y media luna, que tienen una menor variación, dejando el agua más
limpia. Así, por ejemplo, la alimentación de los peces tiende a ser más durante
la noche y se vuelve más lenta durante el día.
Fuente
Weekend-Editorial Perfil