miércoles, 30 de septiembre de 2015

Piques en el norte brasileño


Desde Pezcalandia difundimos que en el nordeste de Brasil, el delta del río San Francisco ofrece una atractiva variedad de especies, entre las que sobresale especialmente el róbalo.
Dicen los que saben que el delta del río San Francisco, en la frontera entre los estados de Sergipe y Alagoas, enamora a primera vista. Y no se trata sólo de un dicho local: esta pequeña porción del Brasil no tiene manera de poner en duda la belleza singular que posee.
Lugar de paisajes únicos, donde las cristalinas aguas verdes del río se combinan perfectamente con la vegetación costera, los manglares, cocoteros y dunas, un espectáculo natural de uno de los principales destinos turísticos: el delta de río San Francisco en Sergipe. Aquí el turismo y la pesca brindan la oportunidad de respirar cultura y pelear mano a mano con varias de las especies más combativas.
Y para aquellos que quieran disfrutar de todo lo que este rincón encantador tiene para ofrecer, el municipio de Brejo Grande, distante 137 kilómetros de Aracaju, capital de Sergipe, es el destino a elegir. Un escenario de rara belleza, que se encuentra justo en la
desembocadura del río. En el propio muelle de Brejo Grande, los que quieran recorrer y conocer más de cerca la belleza del río, pueden alquilar catamaranes, veleros y hasta pequeñas canoas para llegar hasta parajes inhóspitos del San Francisco.

La economía de Brejo Grande se basa no sólo en la pesca deportiva, sino también en el cultivo de coco y arroz, en la ganadería y, obviamente, en el turismo en general.
En cuanto a la pesca deportiva, el mismísimo delta del San Francisco es un paraíso que reúne diferentes especies que debemos localizar minuciosamente en cada uno de los lugares donde ellas habitan. En todo el recorrido de este maravilloso delta vamos a encontrar especies como el tucunaré (peacock bass), caranhas, xaréus, meros, xareu o jack crevalle, sábalo gigante (tarpon), pirañas y hasta pavón, este último en las partes más remotas de la boca, donde el agua no tiene un gran contenido salobre pero ya
comienza a mezclarse.

Si el deseo es hacer pesca exclusiva de mar, los mejores resultados se darán en las enguantes mareas lunares y media luna, que tienen una menor variación, dejando el agua más limpia. Así, por ejemplo, la alimentación de los peces tiende a ser más durante la noche y se vuelve más lenta durante el día.

Fuente Weekend-Editorial Perfil