Difundimos en Pezcalandia a todos nuestros
seguidores que con eje en el ecoturismo y la revalorización de las culturas
originarias, en la región de la Selva Central de Perú fueron creadas
nuevas rutas turísticas, que tienen como destino final las milenarias Ruinas de Machu Picchu. Una de esas
iniciativas propone recorrer la franja norte del valle regado por los ríos
Apurimac, Ene y Mantaro, para llegar a Cusco a través de la rehabilitada
carretera Fernando Belaúnde Terry, con punto de partida en Satipo.
De esta manera, los visitantes podrán descubrir
en el camino los atractivos de los distritos Mazamari, Pangoa, Río Tambo y la
Ruta del Cacao. El alcalde de Río Tambo, Iván Cisneros, aseguró que la zona es
segura para los turistas, gracias a la presencia de bases militares y comités
de autodefensa.
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Por su parte, el presidente regional de Junín,
Ángel Unchupaico, anunció la construcción de un puente sobre el río Ene, que
unirá Río Tambo con Mazamari, una obra clave para el desarrollo de este corredor. A su vez, la
flamante “Ruta del último puente inca a la cordillera Arcoiris” permite apreciar
las antiguos rituales, usos y costumbres de las comunidades de Pomacanchi, San
Pedro, Palcoyo, Huinchiri, Chaupibanda, Qollana Quehue y Chocayhua.
El desarrollo de este corredor vial sur que vincula Cusco con
Puno se inició en 2016 con el Programa Nacional de Turismo Andino de Sierra y
Selva Exportadora.
A
110 kilómetros hacia el sudeste de Cusco, el puente colgante de Qeswachaka,
construido en paja trenzada hace más de cinco siglos a 3.700 metros sobre el
nivel del mar, atraviesa el río Apurimac, en el distrito de Quehue, provincia
de Canas. De 29 metros de largo y poco más de un metro de ancho, fue declarado
“Patrimonio cultural de la humanidad” por la Unesco.
El circuito del centenario puente también
incluye las cuatro lagunas de Pomacanchi -ideales para practicar pesca
deportiva-, la comunidad de Racchi en San Pedro -famosa por la alfarería
incaica elaborada con arena volcánica-, el Templo de Wiracocha, cerros de
colores, bosques de piedras y el nevado de Ausangate. Rumbo a la ciudadela de
Macchu Pichu, en la provincia de Canas se suman las lagunas de Langui y Layo,
propuestas de turismo aventura y las aguas calientes de Marangani. Finalmente,
Cusco presenta desde 2016 la novedad del ramal ferroviario Inca Rail desde la
estación Poroy hasta Machu Picchu, con vagones muy confortables y asientos de
cuero.
El paquete “Premium Economy” contempla el
servicio de bebidas y snack a bordo, con tarifas que oscilan entre 73 y 85
dólares para los adultos y llegan a 30 dólares en el caso de los niños. Del otro
lado de la vendanilla, el paisaje natural deslumbra a los pasajeros con lagos,
praderas cubiertas de flores, campos sembrados, el Valle Sagrado y el bosque
húmedo que anuncia la cercanía de la imponente montaña donde se asienta la
ciudad sagrada del Imperio Incaico.
Fuente Clarin