Difundimos en Pezcalandia que fue difundido por medios
periodísticos y redes sociales un video que muestra a pescadores, supuestamente
recreativos, en una embarcación con una captura ilegal de ocho tiburones de la
especie Carcharias taurus, más
conocido como escalandrún (un tiburón inofensivo), en aguas frente a Mar
Chiquita, provincia de Buenos Aires. En respuesta, unos cuarenta científicos
nacionales, pertenecientes al Conicet y a diversas instituciones a lo largo y
ancho del país, emitieron un comunicado en el que advierten sobre la necesidad
de respetar la reglamentación vigente y conservar a los tiburones del mar
argentino.Según los profesionales, los últimos análisis científicos indican
que la abundancia de esta especie ha disminuido drásticamente en el país. La
población de este tiburón, compartida entre Argentina, Brasil y Uruguay, está
catalogada como “en peligro crítico de extinción” por la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza, la principal organización internacional
dedicada a la evaluación y conservación de la biodiversidad.En diálogo con La Izquierda Diario, Luis Lucifora, del Instituto
de Biología Subtropical de Iguazú declaró que “sin dudas, el principal factor
detrás de la disminución en la abundancia del escalandrún es la sobrepesca.
Pero debemos tener en cuenta que se trata de una especie que es afectada no
sólo por pescadores recreativos, sino también por buques comerciales”.Según Lucifora, quien fue el principal coordinador
de la iniciativa impulsada por estos cuarenta científicos, “en Argentina, la
pesca comercial de tiburones grandes es menor, pero el escalandrún se mueve
entre Argentina, Uruguay y Brasil. Por lo tanto, también es susceptible de la
presión de pesca que encuentra en aguas de esos países, en donde sí hay pesca
dirigida a tiburones grandes o estos son captura incidental de barcos que
buscan otras especies, como atún o pez espada. Es un problema
administrativamente complejo porque hay muchas jurisdicciones nacionales,
subnacionales y hasta comisiones internacionales”.
Actividad ilegal. Los efectos de la pesca recreativa en las
poblaciones marinas y los ecosistemas han aumentado la preocupación mundial en
los últimos años. En Argentina, la pesca con caña, la pesca con redes y la
pesca submarina de peces costeros, tiburones, rayas y quimeras son actividades
de pasatiempos muy populares con más de 50 años de historia. “A pesar de la relevancia tradicional y económica
percibida de estas actividades en el país, las pesquerías recreativas marinas
no estaban reguladas en gran medida, y no se han implementado programas
oficiales de monitoreo de pesquerías a nivel nacional”, señalaron en su
investigación Review of marine recreational fisheries regulations in
Argentina, los especialistas Paula Cedrola, de la Dirección Provincial de
Recursos Naturales de Santa Cruz, y Leonardo Venerus, del Centro para el
Estudio de Sistemas Marinos de Chubut y también firmante del reclamo. A excepción de algunos sistemas particulares para
los cuales las instituciones de investigación y las ONG recopilaron algunos
datos, no se han realizado encuestas exhaustivas para describir los aspectos
ecológicos, sociales o económicos de estas pesquerías. Cedrola y Venerus señalan que “de las cinco
provincias costeras que abarcan ca. 8400 km y unos 20 grados de latitud de
costa, solo la provincia de Buenos Aires tiene una legislación completa para
todo su territorio, que incluye 15 áreas protegidas. En las provincias
restantes, las regulaciones para la pesca recreativa marina están limitadas a
unas pocas áreas protegidas (siete de las 37 áreas costeras bajo jurisdicción
provincial, nacional o compartida). Esta falta de legislación alienta a los
presuntos pescadores recreativos a desarrollar operaciones de pesca comercial a
pequeña escala que ni se controlan ni se monitorean como tales, lo que
contribuye a la sobreexplotación de algunas poblaciones costeras clave”.
Según indican los cuarenta científicos del Conicet, “en principio,
la pesca que se muestra en el video es ilegal porque viola la Disposiciones Nº
217/2007 y 78/2014 de la Provincia de Buenos Aires. Estas reglamentaciones
establecen la devolución obligatoria de los tiburones capturados de las
especies escalandrún, bacota, gatopardo, martillo y cazón, limitan el número de
cañas por pescador y también estipulan la modalidad de armado del aparejo de
captura”. También se encuentra vigente la resolución del Consejo Federal
Pesquero Nº 04/2013, “que establece que los buques de pesca comercial no pueden
desembarcar tiburones mayores de 1,6 metros de longitud total en ningún puerto
argentino”.
Según los profesionales, “estas reglamentaciones tienen como
objetivo conservar y hacer un uso sustentable de las poblaciones de grandes
tiburones del mar argentino. Se basan en conocimiento científico de la biología
de esas especies en aguas argentinas acumulado durante muchos años, que indican
que estos tiburones tienen un muy bajo ritmo reproductivo y que sus poblaciones
han sufrido disminuciones severas”.
Fuente Izquierda
Diario