Les
contamos en Pezcalandia que desde que se activó el turismo interno en la
provincia de Corrientes, uno de los ítems más festejados fue la pesca
deportiva, a la cual se regresó con muchas condiciones y cuidados. Uno de los primeros en probar suerte en las aguas del
Paraná fue el propio gobernador Gustavo Valdés, quien en el debut
poscuarentena logro un soberbio surubí en la localidad de Itá Ibaté.
Días después en la misma zona se obtuvo un enorme ejemplar, “como hace años no se ve”, de 1,67 metro de largo, 1,06 de circunferencia y un peso estimado de 70 kilos que fue marcado y devuelto al río en el marco de un proyecto de investigación e incentivo al deporte. Así, de a poco la atención de quienes quieren sentir la adrenalina de tener una bestia de estas dimensiones del otro lado de la caña se fue centrando en esta localidad ubicada a unos 150 kilómetros de la capital correntina y enmarcada en uno de los más bellos paisajes de la Mesopotamia argentina.
Matías Urdiro. hijo de Horacio Urdiro. uno de los referentes de la Comupe, comisión que se encarga de llevar a cabo la Fiesta Nacional del Surubí, viajó desde Goya para probar esta pesca que no siempre suele ser la esperada, y que para lograrla es necesario contar con gente conocedora de los pozos donde suele cazar, no tener cambios bruscos del nivel del agua, y mucha paciencia para buscarlo y buscarlo hasta dar con él. No podemos incluir en el relato mucho de las típicas tradiciones de antaño: ya no se comparte el mate, no se pellizcan la mismas tortas caseras, se evitan los abrazos, y en las ranchadas se toman más precauciones, pero sí está intacta la magia “del río que parece mar”, nombre que le dieran los guaraníes a un magnífico curso de agua que durante este tiempo sin agresiones del hombre pudo madurar sus mejores frutos al máximo.
La salida arrancó temprano, con las normativas estrictas para poder hacer la excursión, dos embarcaciones con dos tripulantes más el guía a bordo, lo cual es lo que permite el protocolo de la provincia. Los sectores de pesca los podemos encontrar sin mucha navegación, por lo tanto los equipos estaban listos para arrancar a la primera orden del guía: cañas fuertes, reeles cargados con multifilamento y señuelos con triples sin rebabas que fueron al agua para las primeras pasadas en modalidad trolling, lo cual consiste básicamente en arrastrar un cebo artificial con la embarcación en marcha lenta.
Casi nada de tiempo llevó lograr las primeras alegrías, en una de las idas y vueltas, lo que de entrada pareció un enganche en un tronco (algo típico en este tipo de pesca) pasó a ser un tremendo ataque. El reel comenzó a chillar mientras perdía hilo del carretel con una velocidad inesperada: es el típico pique del surubí, toma su presa y sale disparado, lo cual sumado a su volumen nos puede producir un cimbronazo en la clavada, o sacar la caña de la mano del desprevenido pescador si no estamos atentos.
El día pintaba muy bien, un clima ideal para estar en el río, así que se dio lo esperado: después de unos interminables 15 minutos lograron levantarlo acompañado por un coro de aullidos de alegría al obtener una pieza semejante apenas comenzada la jornada. Se cumplió el sueño, volver a la pesca, a la naturaleza y lograr el sueño de cualquier aficionado, una foto junto al toro del Paraná antes de devolverlo a su medio y despedirlo hasta la próxima.
Seguidamente llegaron noticias de que los amigos de las otras embarcaciones también obtenían sus capturas. Así el fin estaba logrado. Agradecemos este informe a nuestro amigo Carlos Solís, de wwwlosamigosdepesca.com.ar, quien nos decía: “Ojalá todos los pescadores cuiden lo que tenemos, hoy nos tocó a nosotros, el río nos regaló muchas alegrías. Sería lindo que otros pescadores puedan sentir lo mismo que nosotros. Es imposible creer que algunos pescadores maten estos ejemplares”.
Selecciona los equipos top para éstas capturas. https://www. pezcalandia.com.ar/categoria/ variada-rio-2
Días después en la misma zona se obtuvo un enorme ejemplar, “como hace años no se ve”, de 1,67 metro de largo, 1,06 de circunferencia y un peso estimado de 70 kilos que fue marcado y devuelto al río en el marco de un proyecto de investigación e incentivo al deporte. Así, de a poco la atención de quienes quieren sentir la adrenalina de tener una bestia de estas dimensiones del otro lado de la caña se fue centrando en esta localidad ubicada a unos 150 kilómetros de la capital correntina y enmarcada en uno de los más bellos paisajes de la Mesopotamia argentina.
Matías Urdiro. hijo de Horacio Urdiro. uno de los referentes de la Comupe, comisión que se encarga de llevar a cabo la Fiesta Nacional del Surubí, viajó desde Goya para probar esta pesca que no siempre suele ser la esperada, y que para lograrla es necesario contar con gente conocedora de los pozos donde suele cazar, no tener cambios bruscos del nivel del agua, y mucha paciencia para buscarlo y buscarlo hasta dar con él. No podemos incluir en el relato mucho de las típicas tradiciones de antaño: ya no se comparte el mate, no se pellizcan la mismas tortas caseras, se evitan los abrazos, y en las ranchadas se toman más precauciones, pero sí está intacta la magia “del río que parece mar”, nombre que le dieran los guaraníes a un magnífico curso de agua que durante este tiempo sin agresiones del hombre pudo madurar sus mejores frutos al máximo.
La salida arrancó temprano, con las normativas estrictas para poder hacer la excursión, dos embarcaciones con dos tripulantes más el guía a bordo, lo cual es lo que permite el protocolo de la provincia. Los sectores de pesca los podemos encontrar sin mucha navegación, por lo tanto los equipos estaban listos para arrancar a la primera orden del guía: cañas fuertes, reeles cargados con multifilamento y señuelos con triples sin rebabas que fueron al agua para las primeras pasadas en modalidad trolling, lo cual consiste básicamente en arrastrar un cebo artificial con la embarcación en marcha lenta.
Casi nada de tiempo llevó lograr las primeras alegrías, en una de las idas y vueltas, lo que de entrada pareció un enganche en un tronco (algo típico en este tipo de pesca) pasó a ser un tremendo ataque. El reel comenzó a chillar mientras perdía hilo del carretel con una velocidad inesperada: es el típico pique del surubí, toma su presa y sale disparado, lo cual sumado a su volumen nos puede producir un cimbronazo en la clavada, o sacar la caña de la mano del desprevenido pescador si no estamos atentos.
El día pintaba muy bien, un clima ideal para estar en el río, así que se dio lo esperado: después de unos interminables 15 minutos lograron levantarlo acompañado por un coro de aullidos de alegría al obtener una pieza semejante apenas comenzada la jornada. Se cumplió el sueño, volver a la pesca, a la naturaleza y lograr el sueño de cualquier aficionado, una foto junto al toro del Paraná antes de devolverlo a su medio y despedirlo hasta la próxima.
Seguidamente llegaron noticias de que los amigos de las otras embarcaciones también obtenían sus capturas. Así el fin estaba logrado. Agradecemos este informe a nuestro amigo Carlos Solís, de wwwlosamigosdepesca.com.ar, quien nos decía: “Ojalá todos los pescadores cuiden lo que tenemos, hoy nos tocó a nosotros, el río nos regaló muchas alegrías. Sería lindo que otros pescadores puedan sentir lo mismo que nosotros. Es imposible creer que algunos pescadores maten estos ejemplares”.
Selecciona los equipos top para éstas capturas. https://www.
Pezcalandia
Prensa & difusión
Fuente Depo
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