Desde Pezcalandia les damos algunos tips para una buena pesca nocturna, esta requiere el uso de muchos elementos, más que los que habitualmente se emplean en una jornada diurna, como por ejemplo, una linterna de mano y otra de cabeza o minero, una luz de emergencia con batería recargable o una lámpara de 12 volts para conectarla a una batería, y por supuesto, las luces reglamentarias de la embarcación.
En cuanto a las embarcaciones, no está demás aclarar que todo debe estar prolijamente ordenado antes de la caída del sol, para así, estar muy bien preparados ante cualquier tipo de accidentes imprevistos.
Para estas jornadas de pesca nocturna también es necesario contar con una conservadora con mucho hielo, donde se deben colocar la piezas que pesquemos y traeremos para consumir.
Esto es por dos motivos fundamentales: primero, para conservarlas bien frías y, segundo, para cubrirlas del efecto de la luna, la cual, si nuestra pesca se encuentra atada en el agua, en cajones o en bolsas a la luz de la luna, entrarán en descomposición. Aunque tengamos altas temperaturas tampoco podemos descartar tener a mano ropa de abrigo, ya que por la noche las temperaturas suelen bajar, en tanto que el rocío suele mojarnos bastante.
Por otra parte, debemos tener presente que nuestro lugar de fondeo elegido siempre tiene que estar alejado del cruce de grandes buques, buscando, además, tener siempre buena señal con el teléfono móvil y, fundamentalmente, contar con una radio VHF y con todos los elementos de seguridad tal cual lo exige Prefectura Naval Argentina.
De esta manera, pasé a buscar a mi amigo y colaborador Jorge Alberto Robson, y, como de costumbre, nos dirigimos por unas buenas porciones de carnadas en la Ruta Provincial 6 y Calixto Dellepiane, donde se encuentra la Morenera El Toro.
Nuestro viaje continuó por esa ruta hasta que, una vez en la rotonda de Zárate, empalmamos con la ruta 12 por unos 30 kilómetros, hasta la guardería del Camping Recreo Keidel, donde se encuentra “Gino”, mi embarcación.
Habiendo consultado el pronóstico y los vientos sabíamos que estos últimos estarían cambiantes de los distintos cuadrantes y con ráfagas en algunos momentos de importancia. Así fue que nuestra navegación hasta nuestro sector de pesca en aguas del Paraná Bravo, nos llevó unos minutos más de lo normal, debido a la marejada de esa tarde.
Pique en el Paraná Bravo
Una vez fondeados en el Bravo en una profundidad de unos 10 metros, y teniendo a tiro de caña como siempre un buen sector de pesca de bogas y de carpas, comenzamos con el armado de nuestros equipos, en tanto que si bien contábamos con una buena variedad de carnadas, comenzamos realizando encarnes con maíz fermentado y masa, aunque en algún equipo encarnamos con hígado vacuno.
Fue Jorge el primero que logró subir a bordo a un hermoso ejemplar de bagre amarillo que promedió arriba del medio kilo de peso, y, no fue hasta después de la caída del sol que volvimos a obtener respuestas de piques y buenas capturas, las que se abrieron para lindos ejemplares de bogas que promediaron arriba de los 2,5 kilos, llegando algunas a los 3 kilos y un poco más.
A todo esto por momento el intenso viento nos tenía a maltraer, de tal manera que hasta la popa de la embarcación quedó rio arriba, y el ancla y el cabo rio abajo, posición por demás incomoda ya que perdimos varias capturas por enredarse las líneas en el cabo del ancla. De pronto, el pique se abrió para ejemplares de carpas de entre 6 y 8 kilos que nos presentaron una pelea hermosísima, con corridas en todas las direcciones, hasta que finalmente logramos plancharlas en el agua y, así, bonetearlas.
Tras pasar una noche un tanto movida por la influencia de los fuertes vientos, y también por la gran cantidad de embarcaciones en la zona, muchas de las cuales no se quedaron fondeadas toda la noche en un lugar en busca de otros sectores de pesca en la oscuridad de la noche, al día siguiente la doble jornada de pesca nos encontró muy satisfechos por los resultados obtenidos.
Fuente Weekend
Editorial Perfil
Pezcalandia
Prensa & difusión