A las 08:00 hs. iniciamos la primera actividad práctica del curso "avanzado" de supervivencia, de tres días de duración. El punto de encuentro fue detrás de los hangares del Aeroclub de Paracaidismo de Lobos, donde cada alumno recibió una ración mínima de alimentos y agua, aquella que formó parte del Equipo Personal de Supervivencia (E.P.S.)

Después de chequear integralmente los elementos personales, media hora mas tarde partimos e iniciamos la travesía, marcando un rumbo dado en la brújula, el que seguimos en dirección a un arroyo cercano que se conectaba con la Laguna de Lobos. Al llegar a una de sus márgenes, cambiamos el rumbo de la navegación y seguimos otra dirección. La temperatura ambiente era de +5° y habían bancos de nieblas, los que fueron dispersándose en poco tiempo, favoreciéndonos porque empezábamos a tener mas claridad y una mejor visión espacial de la profundidad del terreno en algunos aspectos. De esa forma, se comenzaban a familiarizar con las características de la zona, constituida de abundantes pastizales, algunos árboles con ramas muy espinosas y el arroyo mismo. Finalizamos la navegación en las proximidades de la laguna, donde elegimos un lugar apropiado para asentar un campamento y comenzar la actividades de supervivencia con aquellos elementos naturales que se podía obtener y sacar ventaja del entorno agreste y hostil.
En primer lugar, se marcó un perímetro de varios metros a la redonda, los limpiamos de obstáculos, malezas y pastizales altos, cortándolos o rebajándolos con machetes. Después, y siguiendo los procedimientos del "Pentágono de Supervivencia", señalamos nuestra posición en tierra con un "paño de señales" extendido, de color naranja y ubicado con la idea de ser visualizado circunstancialmente desde el aire por la tripulación de una aeronave o eventualmente, por los equipos de búsqueda y salvamente que estén en una misión de rescate. Obtuvimos troncos, ramas secas y cañas, elementos que usamos para construir un refugio grupal, el que nos demandó gran esfuerzo a través de varias horas.
Al lado del refugio instalamos un techo provisorio utilizando el velamen de un paracaídas, enganchándolo de los extremos de algunas ramas, el que nos proveía medianamente protección, sombra, abrigo, para descansar, lugar para dejar nuestros equipos y eventualmente, para no ser molestado por mosquitos y jejenes. Nuestra ubicación estaba a pocos metros del arroyo, razón por la cual no encontramos dificultad en la obtención de agua para hidratarnos, aunque, potabilizamos el agua por su turbiedad y para anular posibles bacterias. Claudio se encargó del encendido y mantenimiento del fuego, tarea que hizo hasta final del curso.
Al perderse el sol en el horizonte y caída la noche, la temperatura ambiental descendió bruscamente cerca de la medianoche y el frío cambió nuestra temperatura interna corporal, por no contar con abrigo suficiente, dada las características del curso. Por esa razón, generamos mas fuego con troncos acumulados cerca de la hoguera. Esa noche, nuestra primera cena consistió en una medida de mate cocido y dos de las cinco galletitas de agua que conformaban nuestra provisión en el Equipo Personal de Supervivencia (E.P.S.). Este fue el momento apropiado que elegí para exponer una breve charla sobre la ausencia de alimentos en el organismo, en cantidad y calidad necesarias de acuerdo a nuestros hábitos y costumbres diarias y como el individuo debería actuar con una Actitud Mental Positiva (A.M.P.). Fue una forma de mentalizar a los alumnos respecto al comportamiento del individuo, utilizando esa disposición mental anímica positiva cuando se encuentren en una situación real de supervivencia, desprovistos de alimentos, agua, refugio, fuego, incomunicados, desorientados, etc. Pasada la medianoche, nos acostamos dentro del refugio, pero en 2 horas la temperatura había descendido mas, circunstancia que nos obligó a hacer mas fuego. Nos aproximamos hacia la hoguera y permanecimos muy cerca uno del otro, una forma de proveernos calor corporal mutuo. A esa hora de la noche, el cielo estaba muy estrellado, sin nubes y expliqué como se debería ubicar el sur y norte geográfico aproximado en nuestro hemisferio sur, mediante la identificación de la posición de las constelaciones de estrellas llamadas "Cruz del Sur" y "Puñal de Orión". Mas tarde, nos dormimos.

El segundo día amaneció con mucha claridad y sin nubes. Alrededor de las 11 de la mañana, mientras algunos se encontraban en plena tarea de obtención de troncos y ramas secas seguir manteniendo vivo el fuego en el campamento, las aeronaves del Aeroclub de Lobos despegaban continuamente y ganaban altura en el espacio aéreo local para lanzar a los paracaidistas desde una altitud máxima de 3.000 mts. Usando mis binoculares, pude visualizar por el color del velamen del paracaídas, al instructor nacional e internacional de paracaidismo y quien forma parte de nuestro Staff en NORTHLATITUDE Adventurers, Mario "perro" Rodriguez, quien se había lanzado en un salto de bautismo con una aventurera alemana de nombre Birke Dickhoff (ver su relato en la sección NOTAS-Paracaidismo).Esta información la corroboré dos días mas tarde de finalizado el curso, cuando Mario (quien sabía que me encontraba dictando el presente curso de supervivencia cerca del Aeroclub) se comunicó conmigo por TE para contarme que mientras descendía con Birke en su paracaídas Sistema Tandem Dual Comandado (paracaídas que es maniobrable por el mismo instructor) se aproximó al lugar donde estábamos para tratar de localizarnos y lo hizo con éxito porque pudo visualizar el “paño de señales de color naranja” que utilizamos para hacer la marcación (señalamiento) de nuestra posición. – Desde entre 1.500 mts. de altura (donde finalizamos el proceso de caída libre) y los 1.000 mts. vi el paño de color vivo que colocaron y que contrastaba notablemente con el color de natural de la vegetación,después maniobré en dirección hacia el campo del Aeroclub para aterrizar junto en la (LZ) Zona de Aterrizaje. Vale la pena remarcar este hecho por la importancia que reúne un buen "Señalamiento de la zona de supervivencia".
En el transcurso del día, intentamos obtener alimentos de origen animal, por medio de la caza y la pesca pero no tuvimos suerte. Horas mas tarde, Federico encontró un alimento de procedencia vegetal en las adyacencias de la posición que ocupábamos, razón por la cual nos alimentamos con hojas verdes, respetando los tiempos impuestos en "la regla de la comestibilidad", que instruye el Manual de Supervivencia para Tripulantes de Aborde de la Fuerza Aérea.

El último día, los alumnos practicaron con técnicas básicas de Orientación y Navegación Terrestre. En terreno agreste cubierto de abundantes pastizales altos y cardos secos y con escasos puntos de referencia visuales, debieron completar una poligonal (itinerario) marcando y siguiendo rumbos, distancias y contra rumbos. La última hora del curso, cuando consideré que el mismo había finalizado, reuní a los alumnos e hice entrega a todos del certificado del primer curso "avanzado" de Supervivencia dictado en zona de monte. Hice una mención especial a Claudio Aristegui por haber obtenido las mejores calificaciones, debido a que demostró tener un muy buen desempeño tanto en el "Curso Básico de Supervivencia" que realizó anteriormente como en el "Curso Avanzado". Seguidamente, desarmamos el refugio, limpiamos el sitio de la hoguera y toda la extensión del perímetro del campamento. Después, en la zona que abandonábamos, señalamos el rumbo de la dirección en que nos marcharíamos para buscar ayuda. Para tal fin, se construyó con troncos una flecha. Después, marchamos en dirección al Aeroclub y mas tarde nos dirigirnos a una parrilla cercana a hacer la despedida de curso y brindar.
Fuente: Gabriel Esquivel