Pejerreyes de gran porte a diez centímetros de las boyas.
Desde hace tiempo les venimos informando a través de El Pique de la Semana, acerca de la buena pesca en Berisso, para confirmarlo concretamos una salida de pesca con nuestro referente en la zona.

La cita era a las 8 horas en la Marina del Sur, para llegar, transitamos la autopista Bs.As. – La Plata, luego continuamos por la calle 122, cruzamos las vías y en la primera rotonda doblamos a la izquierda, de ahí en mas siempre hacia la derecha vamos a seguir al costado del río Santiago hasta llegar a la guardería.
A simple vista, la gran cantidad de aficionados que encontramos en el embarcadero, hablaba a las claras de que había trascendido el rumor de buen pique.
Luego del correspondiente rol de salida en Prefectura, continuamos viaje hasta la zona de pesca localizada en las inmediaciones de la boya HillStone ubicada a 24 kilómetros desde nuestro punto de partida.
Con el río en bajante y oxigenado, condiciones casi ideales, armamos rápidamente los equipos, ansiosos por ver las boyas en el agua. Nuestro aparejo estaba conformado por 3 boyas chapetonas de la línea Criterio, de panza blanca y superficie roja, buscamos colores fuertes debido a que el sol de frente nos dificultaba la visión.
Bien arriba
Con el invierno, el pique suele ponerse difícil en las lagunas y requiere de mayor destreza por parte del pescador, el pejerrey se aletarga y busca mayor profundidad por lo que tenemos que alargar las brazoladas o usar paternoster’s.
En el río se produce el efecto inverso, las heladas asientan los sedimentos y el agua se aclara mas cerca de la superficie facilitando la detección de la carnada.
Por estos motivos y acortamos las brazoladas a diez centímetros y tentamos a los peces con 2 o 3 mojarrones por anzuelo.
El primer pique fue, copo mediante, para un hermoso ejemplar de 46 centímetros. Los siguientes tres piques fueron para matungos entre 38 y 42 centímetros.
Los piques eran espaciados pero valían la pena por su tamaño, con ansiedad renovamos las mojarras y dejamos derivar el aparejo bien lejos, con sol de frente y en el límite de nuestra visión, pudimos apreciar como la primer boya “caminó” hacia la izquierda, luego se detuvo y giró en sentido contrario, fue el momento de la clavada, el éxito de la misma se manifestó inmediatamente en la caña, el pejerrey se retorció en la superficie y luego busco profundidad hundiendo el aparejo como normalmente lo hace el patí, sin embargo, al arrimarlo a la embarcación empezó a navegar de costado y luego de cansarlo dejo ver su flecha plateada, copo, arriba y 49 centímetros en la medición.
Promediando la jornada, la visibilidad se hizo prácticamente nula por el brillo del sol, fue entonces cuando la sensibilidad del multifilamento nos ayudó a obtener varias capturas al tacto.
El pique se mantuvo en la bajante por el término de tres horas hasta que se cortó, en ese lapso capturamos 38 ejemplares entre 37 y 49 centímetros, con semejantes matungos decidimos regresar sin esperar la creciente que sería el momento en que volverían a picar.
Una pesca de excelente calidad con la satisfacción de volver temprano a los hogares sin el desgaste de extensos viajes como normalmente nos ocurre cuando vamos a los ambientes lagunares.





Por Gabriel Lopez