Las cañas de bambú y los productos de procedencia vegetal dejaron su lugar a nuevas tendencias que tienen un solo objetivo: aumentar el pique.
La optimización de este deporte ancestral apunta a emplear un tipo de caña especial para cada modalidad de pesca, a diferencia de aquellos años en que el aficionado se equipaba todo terreno sin demasiada información técnica.
Los productos químicos como la fibra de vidrio y el grafito aportaron mayor flexibilidad hasta la aparición del kevlar, una novedad que combina liviandad y dureza.
Los reels también han evolucionado con el paso de los años. La comodidad que trajo aparejada el multifilamento en reemplazo de la tanza, proporciona flotabilidad, resistencia y mayor volumen de carrete.
Aunque todo depende de la experiencia del deportista. A saber, los aspirantes deberían buscar cañas de 2 metros y medio, de grafito o fibra de vidrio, con acción media. En cambio, un usuario avanzado puede armar su propio equipo. Más información en el sitio web de Pezcalandia.
Fuente: Publicacion Infobae