viernes, 28 de septiembre de 2007

¿Que pasa con la pesca?

Como suele suceder después de cada salida de pesca se hace el análisis de lo que sucedió en la jornada tanto para disfrutar del acierto como así también encontrarle alguna explicación al fracaso cosa que lamentablemente hoy día es moneda corriente. A través de los años de pesca que tengo fui testigo de una merma considerable tanto en la cantidad como en la calidad de las capturas, cosa que nos alarma a todos los pescadores, por supuesto que uno de los factores principal esta referido a la presión de pesca que hoy día soportan cada uno de estos ambientes, en muchos de ellos hasta podemos hablar del abuso de la pesca extractiva indiscriminadas que se hacen de especies como el sábalo base de la cadena alimenticia de las cuencas de aguas dulce del norte de nuestro país, pero en lo personal creo que si bien es factor directo es solo uno de tantos otros.
Otro factor muy importante es la salud de la cuenca cosa que también la tenemos muy olvidada. No nos olvidemos que la cuenca de nuestro principal río,el Paraná, cuenta con una gran cantidad de poblaciones que aportan una cuota muy grande de contaminantes, si bien según las autoridades se controla y se tratan los residuos antes de ser arrojados al río, estas ciudades tienen un crecimiento que en la mayoría de los caso no esta programado y muchos menos controlados; dejando caer casi todos sus residuos sin tener tratamiento alguno.
Como si fuera poco hoy tenemos que sumar que el gran río se ha transformado en una ruta navegable de gran cantidad de barcos y barcazas, por supuesto que en el progreso de un país contar con esta posibilidad no es para desecharla, pero cada una de estas naves esta controlada y en condiciones de navegar sin tener derrames riesgosos de combustibles. Realmente creo que no es así. Recuerdo en mi ultima salida en Bella Vista mientras pescábamos a la deriva por el Paraná empezamos a sentir un olor muy fuerte a gasoil y tras ello pudimos ver en la superficie del agua una gran mancha que se extendía a lo largo de casi mil metros, lo que me llamo mucho la atención, pero mi guía me comento que es usual ver este tipo de derrame ya que en la zona se hace contrabando de combustible arrojando tachos al agua que luego en embarcaciones rápidas recogen. Por suerte los guías de la zona están en comunicación directa con prefectura para dar el alerta en estos casos, pero es muy difícil de llegar a cubrir toda la extensión de la cuenca para que ello no suceda.
También no nos tenemos que olvidar es el uso intensivo de los agroquímicos en los campos cercanos a estas cuencas que si bien hoy es un factor fundamental en el desarrollo económico del agro y por ende en la economía de nuestro país en gran parte también llegan al río. Imagínense un campo que sé esta fumigado, cuando llueve parte de ese químico es lavado y arrastrado por pequeños arroyos hasta el río principal dejando muchas veces a la vista de todos una gran mortandad de peces.
A todo esto y como si fuera poco le tenemos que sumar el poco volumen de agua que presentan hoy nuestros ríos. En la década del noventa tuvimos la suerte que el río se mantuvo con un ciclo de crecientes en la que limpiaba gran parte de todos estos factores que mencionamos anteriormente, pero desde 1998 en la que fue la ultima gran crecida recién este año llegamos a tener un pico de crecida que apenas llego a durar un par de meses para luego volver a quedar en nivel inferior al promedio de lo que habitualmente tiene que tener la cuenca. Este factor influye directamente en el desove de las diferentes especies ya que cuando es el momento del mismo no encuentran las condiciones propicias para realizarlo, si bien este factor se lo podemos adjudicar en parte a la naturaleza no nos olvidemos que cada una de nuestras cuencas soportan mas de una represa generadora de energía las cuales regulan el volumen de agua.
Como si esto fuera poco este año tuvimos que soportar un invierno atípico para esta zona con nivel escaso. El gran frío impacto directamente sobre el agua. No nos olvidemos que una gran cantidad de fauna ictícola habita en un extenso delta que compone la cuenca donde la temperatura del agua llego a estar por debajo de lo habitual produciendo una mortandad de casi todas las especies, aun hoy navegando por arroyos y lagunas interiores el panorama es realmente desconsolador, lo que también seguramente seguirá influyendo hasta que no tengamos una crecida para limpie la gran mortandad de peces muertos. Me explicaba un biólogo con un ejemplo muy simple: imagínense estar en un lugar donde hay una gran cantidad de cuerpos en estado de pudrición es casi imposible estar allí y muchos menos tener ganas de alimentarnos en este lugar, lo mismo pasa bajo el agua. Esta gran cantidad de peces muertos pudriéndose eleva el estado acido del agua y deja poco oxigeno provocando otro factor nocivo para los peces.
Lamentablemente como podemos ver el panorama no es para nada alentador pero nos queda todavía un factor mas y tal vez el principal, que es seguir dándole la espalda a esta realidad con una política ambiental que lejos esta de preocuparse de lo que sucede. Yo tuve la suerte de llegar a vivir y ver lo que era nuestro río pero, ¿Cuanto tiempo mas lo tendremos?. ¿No es hora de que empecemos a replantearnos lo que estamos haciendo?. Nos no olvidemos que no se trata solo de que nos vamos a quedar sin pesca sino que también cuando un río no tiene vida tampoco se puede vivir al lado de el.
Después de todo esto nos podemos preguntar, no solo con el King de Pezcalandia, somos muchos los que nos preguntamos que pasa y que hacemos con la pesca. ¿Qué pasa con la pesca?
Por Mario D´Andrea