Fines de febrero de hace algunos años veraneando en la localidad de Pinamar, salíamos con mucha frecuencia en busca de un buen tiburón, de hecho en casi todas las salidas obteníamos una pieza, hemos sido la atracción de todos los turistas del parador, ya que nuestro regreso siempre estaba dentro de las 14hs cuando la playa esta llena de gente.
Siempre teníamos o tenia algún invitado, alguna personalidad del deporte y también políticos pero la pasión por la pesca siempre da la bienvenida a todo sector.Un amigo Gustavo Frate, arquitecto y artista plástico me fastidiaba noche por medio: “¿cuándo vamos, llevas a medio balneario y no a los amigos?”. Así fueron los primeros 15 días de estas vacaciones.
La realidad es que efectivamente algo de razón tenia, y el quería tener su tiburón propio, así fue como decidimos salir al dia siguiente, si el tiempo lo permitía.Llego la mañana y el clima no acompaño. Viento, nublado y un cielo oscuro por lo que hubo que suspender la salida, la decepción de Gustavo fue terrible; ya que venia con uno de sus hijos para compartir esta experiencia.

Miro hacia adelante para ver de sobrepasar la ola y se veía un pozo, por llamarlo de alguna forma; es que estabamos en el pico de una ola, mire hacia atrás para ver a los pasajeros y tras ellos una pared de agua no menor a 7 metros de altura, no exagero en nada, esa es la medida que tenia el pozo adelante, por lo cual no había mas opción que mantener la navegación a velocidad constante y que no se pare el motor hasta llegar a la costa.
El final fue feliz, salimos a los balnearios de Villa Gesell, aproximadamente 55 Km. de donde zarpamos, ahí Gustavo comprendió en la que estábamos, pase a ser su amigo el Capitan. El Mar y también el Rio se deben respetar. Para ello están los reglamentos y mi mejor consejo, nunca salgan en una sola embarcación a pescar en alta mar, mucho menos sin mediar una radio por mas cerca y seguro que estén de la costa.
Por Jorge Vicente
Staff Pezcalandia