miércoles, 10 de octubre de 2007

Migraciones de peces en el sistema fluvial Parana-Platense

Todos los aficionados a la pesca han comprobado u oído sobre las migraciones de peces en la cuenca del Paraná-Plata y quizá muchos nos hemos preguntado el por qué de esta conducta. En este artículo trataré de resumir una gran cantidad de trabajos científicos que durante muchos años, con sacrificio y vocación, se realizaron en nuestros ríos para la mejor comprensión de este proceso y así poder administrar el recurso pesquero lo más acertadamente posible. De dichas investigaciones surge la posibilidad de clasificar a los peces, en general, en dos grandes grupos: sedentarios y migradores; considerando como sedentarios a aquellos que pueden realizar todas sus funciones vitales, tales como alimentación, crecimiento y reproducción, en aguas como lagos, lagunas o embalses. Los migradores necesitan recorrer grandes distancias en los ríos en que viven para poder cumplir su ciclo vital; teniendo fundamental importancia la reproducción y la alimentación, que no pueden realizar en ambientes cerrados (lagos-embalses).
Es necesario decir que las especies migratorias, generalmente, son poco conocidas con respecto a su biología y ecología dada las grandes dificultades que presenta su estudio por sus particulares hábitos, pero presentan una importancia pesquera de relevancia tanto deportiva como industrial ya que entre ellas se encuentran, por nombrar las más importantes, el Sábalo, el Surubí, el Dorado, el Pacú y el Moncholo siendo a su vez estos los más conocidos hasta el momento.
Para poder comprender la razón de estos desplazamientos masivos de cardúmenes hay que referirse a las características de nuestros sistemas fluviales y en especial al más estudiado como lo es el Paraná-Platense, así podemos dividir al Paraná en un tramo superior o Alto Paraná con aguas veloces que corren sobre un lecho de arena y piedra, encajonadas entre barrancas y sujetas a grandes variaciones de caudal y altura; esto difiere mucho del Paraná Medio con márgenes dilatadas, abiertas en terrenos sedimentarios con esteros, multitud de arroyos, madrejones y lagunas conformando un valle de inundación, y un cauce con una gran cantidad de islas densamente vegetadas; y aún más del Inferior de aguas más lentas, donde el aumento de la sedimentación origina el gran delta con innumerables islas bajas, dentro de una inmensa malla de ríos, arroyos, madrejones y lagunas. Esta sucesión espacial desde las nacientes a su desembocadura en combinación con el ciclo hidrológico anual de la cuenca, que se caracteriza por un período de crecida que termina a fines del verano y uno de estiaje o bajante que tiene sus valores más bajos a fines de invierno comienzos de primavera, y por distintos estímulos propios de los peces como los reproductivos, alimenticios y térmicos, generaró en los peces de la cuenca las tendencias migratorias que involucran un ascenso aguas arriba principalmente por motivaciones reproductivas en recorridos que pueden ser muy importantes y bastante definidos, durante los que se alimentan muy poco. Cuando los cardúmenes alcanzan la "Zona Reproductiva", que no necesariamente implica un lugar definido en el trayecto, los peces desovan (este hecho parece tener un sincronismo muy marcado con las etapas finales de las crecidas anuales) para luego retornar deshaciendo el camino antes recorrido, pero con un ritmo mucho más lento y errático durante el que se alimentan activamente para reponer las energías empleadas en la migración y puesta.
Ahora es cuando analizando el comportamiento del resultado de la actividad reproductiva, o sea a los huevos y larvas, la migración masiva toma un sentido critico en el ciclo vital de estos peces. Los huevos son puestos no sobre las orillas como cabría suponer, sino que lo hacen en el cauce del río, entonces éstos derivan aguas abajo acompañando la onda final de la crecida anual del río Paraná, eclosionando y convirtiéndose en larvas y luego a juveniles (la diferencia entre estas dos categorías radica en que las larvas poseen un "saco vitelino" en su vientre que les aporta los nutrientes indispensables para su desarrollo, por lo que no se alimentan; en cambio los juveniles ya no poseen dicho saco por haberlo reabsorbido durante la etapa larval por lo que deben procurarse alimento en forma activa para no morir).
En la etapa de larvas éstas se concentran en las márgenes del río para continuar derivando mientras reabsorben su saco vitelino, cuando se agota la reserva alimenticia del saco y los juveniles recién diferenciados necesitan imperiosamente acceder a una fuente externa de comida, se hallan justamente a la altura del valle de inundación ingresando a alguna de las múltiples lagunas, madrejones, arroyos y otros ambientes típicos de esta zona acompañando la inundación que provoca la onda de crecida donde ellos están derivando. Es en estos ambientes donde encontrarán las condiciones ideales para su desarrollo, alimentación y protección. Aquí pasarán un período variable generalmente de entre 1 y 2 años para luego retornar al río aprovechando otra crecida para incorporarse al movimiento estacional de las migraciones.
Es necesario destacar que a pesar de que el grueso de los peces netamente migradores realizan el ciclo antes descrito se ha observado que una parte de ellos solo efectúa movimientos muy reducidos y no acompañan la corriente migratoria aguas arriba, este particular hecho ha generado la clasificación de peces "migradores activos" y "migradores pasivos", así tenemos que los primeros son los que realizan los extensos desplazamientos comentados y los segundos son grupos que logran mantener sus poblaciones y multiplicarse dentro de un espacio vital mucho más reducido, pero siempre dentro de las aguas fluyentes de los ríos.
Todo este complejo proceso, aquí simplificado, nos hace percatar de la enorme importancia de las migraciones y su estrechísima relación con el ambiente, destacándose especialmente el ciclo hidrológico y el ingreso de los juveniles a la zona de cría.
COMO SE ESTUDIAN LAS MIGRACIONES?
La forma de obtener la información necesaria para determinar las migraciones de peces son básicamente dos: una indirecta que consiste en analizar toda la información obtenida de estadísticas pesqueras que aporten datos acerca de las distintas etapas del desarrollo de los peces extraídos dentro de las diferentes áreas que cubren en sus desplazamientos, como también sobre los períodos de concentración y dispersión de los cardúmenes. La segunda o directa requiere de la aplicación de una marca sobre los animales, siendo luego estas marcas recuperadas y de esta forma por una simple comparación entre el sitio de marcado y el de recuperación determinar el desplazamiento que efectuaron los peces y el tiempo que emplearon para cubrir esa distancia.
Así expuesto parece una metodología sumamente sencilla, pero, como marcamos un pez?. Hay una gran variedad de marcas que aportan una muy diferente información. Podemos marcar a los peces mediante una inyección de sust. detectables, (colorantes, sust. radiactivas) o mutilando parcialmente alguna aleta. Pero estas "marcas" sólo nos aportan información general y no individual. Para esto ultimo es necesario identificar a cada animal con un código exclusivo que al momento de la recaptura nos brinden datos comparativos de cada uno de ellos desde que fue marcado; así obtendremos peso, tamaño y estado sexual, entre otros, que tienen una importancia fundamental a la hora de relacionar las migraciones con las funciones vitales del pez y su relación con el medio. En nuestros ríos se utiliza una marca denominada "hidrostática", que consiste en un pequeño tubito de plástico cerrado en sus extremos unido a un trozo de tanza y conteniendo un mensaje arrollado en su interior que consta de un número de identificación individual y una nota que solicita al pescador su colaboración para devolver la marca al centro de estudios que tiene su dirección impresa, consignado donde fue pescado, longitud y peso. A su vez se le notifica que señale su nombre y dirección para poderle remitir una recompensa. Tal marca se fija al animal por delante de la aleta dorsal por medio de una aguja y una vez pasada la tanza, esta se anuda fuertemente.
Esta metodología fue y es utilizada para obtener la información indispensable a los fines de conocer cada vez más acertadamente los movimientos y la biología de nuestros peces migratorios de agua dulce y poder así aportar los conocimientos científicos a las políticas de desarrollo regional que incluyen al recurso pesquero. Esta información, por ejemplo, se hace particularmente importante al momento de evaluar el impacto de la construcción de las represas sobre las poblaciones de peces migratorios y las posibles medidas para moderarlo.
LAS REPRESAS Y LOS PECES MIGRATORIOS
El delicado equilibrio que existe entre los procesos migratorios y el ambiente donde se desarrollan es severamente alterado por las obras de embalse que se realizan en los ríos de la región con fines hidroeléctricos, ya que estos impiden o restringen el movimiento de los peces migratorios, que como ya se menciono constituyen el grueso de las especies más valiosas. A su vez, la construcción de represas impide el normal ciclo hidrológico, moderando las crecidas y de esta manera haciendo desaparecer las lagunas marginales, que como se explicara antes, actúan como criadero de los peces jóvenes. Pero aún así el mayor problema es la interrupción de la migración con fines reproductivos, lo que en un futuro no muy lejano afectará a las poblaciones de peces migradores que se encuentren en los tramos represados.
Para ilustrar lo dicho en el párrafo anterior basta con observar lo que ocurre desde la construcción de la represa de Salto Grande en los últimos meses del verano, donde los peces se acumulan en grandes cantidades contra las paredes de la represa tratando de hallar una vía para continuar su migración. El efecto de este acontecimiento al impedir el normal acceso a las zonas de reproducción de los peces ha traído como consecuencia un merma en las capturas de las especies de mayor interés deportivo y comercial en los tramos inferiores a la represa. Las soluciones más viables para amortiguar el impacto inevitable de las represas es la construcción de "pasos o escaleras" para los peces permitiéndoles superar de esta forma el muro de la represa. Generalmente estas construcciones consisten en escalas de estanques sucesivos por donde los peces van superando los desniveles de a saltos o por agujeros practicados para tal fin en las paredes de las escalas. También se aplican sistemas de exclusas similares a las utilizadas por los barcos para remontar iguales obstáculos y una variedad de "ascensores para peces".
El alto costo de construcción de los pasos para peces motivó el desarrollo de centros de piscicultura destinadas a recomponer las pérdidas poblacionales ocasionadas por la barrera que significa el muro de la represa. Estas estaciones centrarían su atención muy especialmente en las especies migratorias de mayor valor económico y deportivo. Es importante mencionar que los trabajos de investigación referentes a poner a punto las técnicas de cría en cautividad están muy avanzados gracias al esfuerzo permanente del grupo de investigadores que tiene a su cargo esta importante tarea.
En la Argentina los grandes embalses construidos o proyectados han llevado a cabo o proyectan realizar pasos para peces de diversos modelos de escalas, ascensores y esclusas. En el embalse Salto Grande , en el río Uruguay, se ha instalado una esclusa de mediana capacidad de transferencia la que aún no estaría terminada. En la represa de Yacyretá en construcción en el Alto Paraná se ha previsto la instalación de un paso para peces que resultaría en una combinación de los métodos más aceptados como efectivos para la transferencia de los peces. En el proyecto de Corpus, aguas arriba de Yacyretá y por debajo de Itaipú, se consideró la construcción de una escala con innovaciones para mejorar el flujo de peces de un lado al otro de la presa.
Así vimos, como las migraciones de peces en nuestros grandes sistemas fluviales son procesos de una profunda relación con las condiciones ambientales y por este motivo son muy fácilmente afectadas por las actividades humanas, cuando estas se realizan sin tener en cuenta la información y experiencia de las personas que tienen contacto con el río, sean científicos, pescadores o empresarios, pueden aportar a los fines de aplicar políticas de manejo para el recurso pesquero, que en un futuro, nos permita poder compartir con nuestros hijos y nietos un buen día de pesca.
Lic. Nicolás Garcia Romero Biologo Mat. prov. BZ 131
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