jueves, 13 de diciembre de 2007

Sorpresas en el alto Parana

En mas de una decenas de viajes que incursionamos por el alto Paraná escuchamos historias memorables de pescas pasadas que lamentablemente cada vez es mas difícil que realidad se asemeje a aquellos tiempos, pero aun este magnífico río suele sorprendernos con alguna cosa diferente que pasa a enriquecer esas paginas doradas de la historia de un pescador. Si bien por lo general estas historias se refieren a una gran captura en este caso la historia que más me pesaba era la pesca en particular de una especie la cual me atrae particularmente no solo por el tamaño de los peces, si no que me refiero a un gran luchador del río y muy bello pez, el surubí Atigrado o pira pará como se lo llama en esas latitudes.
Este pez posee varios atributos que lo convierten en un gran trofeo, primero que como dije siempre había escuchados historias en las que relataban grandes pescas de atigrados pero nunca me había tocado vivir una de ellas por lo que es un pez muy esquivo por lo que programar una pesca de estas es muy difícil de concretar ya que la aparición de estos ejemplares aun es un misterio y la única manera de acertar el cardumen es estar en el momento y lugar justo, quedando en la mayoría de los casos librados a la voluntad del río de premiarnos con un espectáculo semejante.
En esta oportunidad la historia empieza con un viaje a Posadas que acompañe a un amigo, pasando por la ruta Nº12 con borde el Paraná desde Corrientes a Misiones vimos como las lluvias habían inundado casi todos los campos lo que me hizo reflexionar que toda esa agua drenaría hacia el Paraná arrastrando gran cantidad de alimento lo que seguramente en cada desagüe se concentrarían los peces de mayor porte buscando la carnada que saliera de ellos, de allí en mas cada kilómetro que pasábamos no podía dejar de pensar en volver para agarrar mis equipos y volver rápidamente para ver si lo que suponía podía ser realidad, el tiempo parecía no querer mejorar y grandes chaparrones seguían sumando mas agua lo que me aseguraba que por un par de días esa situación no cambiaria.
Apenas regresamos les comente lo que estaba pasando a un par de amigos entre ellos Hugo y Jorge que se sumaron a la aventura de ver lo que pasaba, así que ya con el equipo completo nos comunicamos con Daniel encargado de las cabañas Puerto Paraíso para que al día siguiente nos esperara con la lancha lista para salir. Al llegar a Ita Ibate lo primero que hice fue preguntar como estaba el río en busca de datos, pero no eran muy alentadores ya que la gran lluvia recién había terminado y el pique estaba bastante irregular y solo se lograban algunos piques con carnada, si bien los datos no eran muy alentadores tenia la esperanza que cambie en cualquier momento, pero solo había una forma de averiguarlo y era estando en el río, acompañado por nuestro guía Alberto armamos los equipos con un plomo corredizo de 5 gramos y anzuelos 8/0 para trabajar con carnada, la buena noticia fue cuando Alberto nos comentaba que el día anterior se habían tenido algunos piques a ultima hora por lo que nos renació la esperanza de entrar lo que buscamos, lo extraño fue cuando le propuse de por que no hacer trolling a lo que respondió sin dudar que no estaban atacando los señuelos y solo tomaba carnada viva, algo que me despertó un nuevo interrogante del por que cuando anda una modalidad la otra no. Ya con todo listo salimos en busca de las piedras de punta gallino para empezar con las derivas utilizando como carnada anguilas grandes, hicimos un par de bajadas buscando en diferentes puntos sin tener respuesta y solo un par de piedras nos mantuvieron atentos, hasta que la caña de Jorge acuso un toque en seco lo que supusimos que era piedra pero segundos después el reel empezó a ceder nailon a una velocidad increíble delatando el pique, tal vez la falta de experiencia o la ansiedad del pescador provoco que se apurara al cañar lo que no pudo concretar la captura, vale aclarar que cuando se pesca con este tipo de carnada grande y tan dura como la anguila el pescador debe dejar correr unos 50 metros al pez para que este tome bien el cebo y no arrebatárselo de la boca, si bien nos lamentábamos por haber perdido esa oportunidad el animo de la embarcación cambio, remontamos nuevamente para buscar pasar por el mismo sector en busca de la revancha , ya para esto los tres veníamos callados con la mirada fija en el nailon y aferrados a las cañas atento a cualquier cosa que pasara , cuando estábamos pasando por el sector donde se había producido el pique Alberto nos alerto que era estábamos pasando justo pero el pique no llego hasta que ya casi llegando al final de la cancha siento una tomada que no terminaba de llevar pero si sentía que estaba algo jugando con mi carnada, levante la punta de la vara suavemente dándole pequeños golpes con la muñeca buscando que el pez se anime a llevar cosa que surgió efecto y empezó una larga corrida, tratando de controlar la ansiedad deje que me saque unos cuantos metros hasta que cerré el reel y cañe enérgicamente dando al mismo tiempo el grito de acá esta, la pelea se prolongo por mas de 15 minutos hasta que pudimos ver a unos 10 metros de lancha que se trataba de un hermoso ejemplar de surubí atigrado, no lo podía creer lo que siempre había anhelado se me estaba haciendo realidad, si bien lo tenia cerca el pez saco a relucir todos los atributos que se otorgan una fuerza increíble y cambios de dirección me pasearon por la lancha tratando de amortiguar cada corrida hasta que lo pudimos izar y dar nuestro sapucai un hermoso ejemplar de casi 15 kilos que había dejado todo en la batalla, tras unas cuantas fotos lo devolvimos rápidamente para ir en busca de nuestro segundo trofeo.
A partir de ese momento se me vinieron todas esas historias que había escuchado sobre esta especie y no podía dejar de pensar que era factible que tuviéramos mas respuestas, pero solo el tiempo lo confirmaría, hicimos un par de caídas mas logrando un par de pique hasta que uno fue franco en la caña de Jorge pero paso por la piedra produciendo el corte estaba claro que estábamos en el momento y lugar indicado solo dependía de nosotros y un poco de suerte para concretar un par de capturas mas, pero ya era el medio día por lo que regresamos a reponer fuerzas a las cabañas para seguir por la tarde con nuestra aventura.
La ansiedad hizo que apenas probáramos unos bocados no veíamos la ahora de regresar al río, en mi caso quería ver que pasaba en las correderas de la costa buscando el dorado con mosca cosa que no tuve respuesta, mientras tanto en la otra embarcación los muchachos seguían derivando tratando de acertar alguna captura mas que si bien no se dio un par de cortes por la piedras habían truncado esa posibilidad. Si bien el día había transcurrido con una sola captura las emociones no faltaron por lo que acordamos al día siguiente seguir el mismo programa. Para no perder tiempo preparamos unos mates y nos embarcamos para seguir con los intentos, ya en la primera caída siento un fuerte ataque y la lleva franca lo que me hizo suponer por la manera de atacar que se trataba de un dorado y tras el cañazo el nailon salió disparado hacia la superficie confirmando con un espectacular salto que se trataba de un hermoso de dorado, la claridad del agua dejaba al desnudo la lucha del pez por librase del anzuelo lo que fue un espectáculo aparte que nos regalo la naturaleza, ver como nadaba junto a la embarcación fue la culminación de una hermosa faena que levantamos suavemente con las manos para no dañar el pez. Como la lucha se había prolongado unos cuantos minutos remontamos nuevamente el río para comenzar una nueva deriva y esta vez fue el turno de Jorge que hasta el momento la suerte no lo había acompañado, pero esta vez la suerte estaba de su lado y tras acertar el pique se planteo una dura lucha que dejaba en claro que se trataba de otro ejemplar de pira pará lo que confirmaba las historias de estos cardúmenes, y por suerte esta vez lo estábamos viviendo, ante tal presencia de peces nuevamente me surgió la duda de por que no probar con señuelos si muchas veces suponemos que cuando hay un cardumen y sumado la claridad del agua era ideal para intentar con el trolling, pero no hizo falta esperar una respuesta ya que en otras embarcaciones estaban haciendo los intentos con señuelos sin tener respuesta alguna mientras que nosotros en cada caída se producía un pique, a su vez esto también confirma otras de teoría del alto Paraná que es si el señuelo roba o es atacado por el surubí, tengo que admitir que a pesar de lo yo creía esta vez se confirmaba que el ataca el señuelo cosa que no estaba ocurriendo en esta oportunidad, en cambio con carnada la respuesta era casi segura.
Seguimos derivando y esta vez Hugo tuvo su premio un nuevo atigrado estaba haciendo transpirar al pescador, la fuerza de este pez parece no agotarse nunca y hasta ultimo momento hay que estar atento para que no nos sorprenda y corte el nailon. La alegría era incontrolable abordo pero aun seguíamos con fuerzas y pudimos concretar un par de capturas mas entre la que se mezclo un pintado de unos 25 kilos, para Jorge y Hugo fue una jornada inolvidable y aun que yo tuve la suerte de estar en este hermoso lugar mas de una vez esta paso a ser una de las paginas dorados en el libro de mis recuerdos.
Por Mario D'Andrea