jueves, 28 de febrero de 2008

La hora del pirking en la pesca de altura

Para esta salida me fije como meta pescar toda la jornada con artificiales aún sabiendo que las siete cañas restantes a bordo del barco lo harían con carnada natural. Este es un dato para resaltar ya que por naturaleza cualquier ser vivo va a preferir mucho antes un alimento natural que uno artificial, por consiguiente el desafío era mayor. Pero estaba dispuesto a cumplirlo sabiendo que en cada bajada la atención de los peces iban a estar focalizados mucho más en los anzuelos con carnada que en mi "assist hook". Esto no quiere decir que la modalidad del deep jigging sea mucho menos efectiva que con carnada ya que está muy probado que en salidas pura y exclusivamente de jigging, siempre se obtuvieron excelentes resultados, tanto en calidad como cantidad; y muchas otras hasta se ha superado a la pesca con cebos naturales. Si le mostramos a un cardumen que habita la piedra todos el mismo engaño, ya sea por irritación o por imitación de un pez herido, por naturaleza van a ser atacados en un instante por el solo hecho de alimentarse. Pero ya me pasó en otras salidas compartidas de tener muchísimas menos respuestas.
En la zona elegida y con el equipo en la mano el desafío estaba planteado sólo rememoraba en mi cabeza poder lograrlo. Si bien el deep jigging es a nivel mundial una práctica de pesca deportiva reciente, las primeras técnicas del pirking fue utilizada por pescadores artesanales o comerciales hace unos cuantos centenares de años con líneas de mano. En la era moderna cuando realizamos pirking no es más ni menos que hacer mover, saltar o rebotar el jigs contra las piedras del fondo con solo accionar por medio de nuestros brazos la caña. En este caso el reel se utiliza exclusivamente para sacar el señuelo fuera del agua para luego realizar otra bajada. Resumiendo, las variantes para realizar el pirking son: a través de pequeños levantes o tirones de la caña de forma muy lenta, lenta, rápida o muy rápida. Esta técnica es sumamente efectiva e irresistible con las especies que comen pegadas al lecho como es el caso de los meros, los salmones y las chernias. Si en la misma zona o columna de agua tenemos la presencia de peces que se alimenten o muevan más arriba, una buena técnica es que una vez que arrojamos el jigs y toca la piedra en el fondo, mediante un tirón largo y rápido de la caña y con sólo un par de vueltas a la manija del reel logramos despegarlo un par de metros del fondo de manera rápida y con un atractivo movimiento. Luego lo dejamos caer hasta tocar la piedra nuevamente. Ahí realizamos unos cuantos rebotes o golpes y nuevamente repetimos la secuencia, esta modalidad fue muy efectiva cuanto tuvimos la presencia de un buen cardumen de besugos. Los primeros tres o cuatro garetes fueron sumamente exitosos para todo el grupo, menos para mi. Esta nueva “piedrita” de nuestro Capitán empezó a regalar excelentes ejemplares de besugos, meros y salmones. Por dentro trataba de controlar mi ansiedad para no rendirme frente a mi propio desafío. Mi estilo de pirking lento no me estaba dando resultados, hasta que empecé a hacer rebotar mucho más rápido el jigs, como si fuese un “martillo roto-percutor”, contra las piedras. Así fue que logré mis primeras dos capturas: un besugo y un mero, los dos muy lindos. Estaba actuando con un jigs de 200 gramos Shimano Buttrfly negro y blanco. Luego hubo dos pasadas consecutivas donde se lograron capturar con carnada 5 hermosos salmones, Mariano rápidamente sacó de su caja de jigs un “torpedo” Willamson Benthos de 400 gramos, color verde fluo y blanco, y me dice: “cambialo por éste a ver si logras prender un salmón”. Sin perder tiempo tomé el consejo y en la primera bajada, se me prendió un mero impresionante que hizo “molestar” a mi caña de 20-40 libras Neocarbon de Marine Sports.
Hasta el momento las pocas capturas que ha había podido realizar jigueando eran los suficientemente convincentes como para decir “desafío superado”. Pero de repente no hago más que realizar el primer rebote lento del jig contra las piedras, siento que la caña se me va de las maños. Fírmemente con una mano realizo la primera clavada y la vara de 20-40 libras se dobla al máximo, con la sensación de que en el fondo había “movido” nada. Rápido, tomo la caña con las dos manos para ejercer más fuerza. Pero a pesar de esto seguí sin poder despegar la línea del fondo. Sólo se sucedían fuertes tirones y mi reel que cedía línea, así estuve como 5 minutos hasta que pude separar a la pesada presa del fondo. Mariano se reía y "me decía: “Tomi que grande es esa piedra…” Yo no contestaba ya que no quería perder la calma. A medida que transcurría el tiempo empecé a poder recuperar línea, cada cuatro o cinco vueltas de carrete del reel, el pez me sacaba 6. Pensaba: “levantarlo desde los 40 metros de profundidad va ser imposible”. Lo cierto que durante 20 minutos me tuvo así hasta que pude observar la sombra a través del agua, no podía creer el tamaño del salmón que había pescado haciendo pirking y con un equipo liviano. La alegría que me brotó una vez que pudimos meterlo dentro del barco fue impresionante. Casi ni me quedaban fuerzas para levantarlo y poder hacer las fotos… Y claro, la balanza delató 12 kilos clavados…
Por Gustavo Arduino