

Si observamos un buen trofeo, de grosor, estructura, perlado, coronas, rosetas, en fin, todas las cualidades que requiere un buen puntaje en una buena cabeza, aun sin ser cazadores, y si no somos impermeables a ninguna estética natural comprenderemos por qué causa el trofeo del ciervo es por sí solo la definición de la caza.
En una de las tantas charlas con Jorge Vicente, de Pezcalandia, éste me sintetizó el concepto con una frase: “cuando algún cazador me muestra su trofeo más preciado advierto, siempre, que para quien lo exhibe es como si lo viera, en cada caso, por primera vez”. Creo que la definición es exacta para señalar el lugar que ocupa en la memoria y el ánimo del cazador el premio a su fatiga tras la presa. Y en esta temporada debemos otorgar espacio a un hecho muy auspicioso. La Federación de Caza Mayor administra por primera vez varios cotos del Parque Nacional Lanin. Mallín Chico, Mallín Grande, Rincón de los Pinos y Huayquihua. Es el comienzo de un nuevo sistema. Por ser el Parque Nacional una zona intangible, que pertenece a la Nación y puede ser aprovechada, con las reglas conservacionistas del caso, por todos, el uso y aprovechamiento de especies animales que, procedentes de otras latitudes y por causas que no interesan se aclimataron aquí debe ser aprovechado mediante la intervención de los grupos humanos afines, en este caso, los cazadores DEPORTIVOS. Nada mejor que la entidad nacional que los agrupa, representante de los clubes argentinos. De esa forma se evitará el aprovechamiento empresario de zonas fiscales que quedará relegado a las propiedades privadas en las cuales, bueno es destacarlo, se cuentan por decenas los grandes asentamientos de explotación comercial de esos recursos, mejoramiento de planteles y desarrollo de planes de promoción destinados en la mayoría de los casos al turismo extranjero.
Costos y turnos

El sistema empleado en esta primera oportunidad fue el de inscripción por orden de presentación de las solicitudes. Debe señalarse que la sucesión de incendios que coincidió, especialmente en los cotos Auquinco, Baguales y Cañadón León, con el comienzo de la temporada impidió el uso de los cotos Huayquihua y Rincón de los Pinos a pesar de lo cual en el coto Mallín Grande y en la segunda jornada del primer turno se obtuvo un hermoso trofeo de 12 puntas que fue inmediatamente comunicado a la Federación. Los interesados deberán en todos los casos gestionar su inscripción por intermedio del club a que pertenezcan y realizar la gestión en Segunda Rivadavia 15351, Haedo todos los días hábiles en horario de oficina. También se podrán utilizar los celulares 15440305 y 155304715111.
Los equipos
Por tratarse de cotos que hace un tiempo no están habilitados, se previó desde el comienzo que habría dificultades especialmente en el uso de las picadas, las cuales debieron en la mayoría de los casos ser reacondicionadas durante las visitas que realizaron a la zona los miembros de la Federación encabezados por el presidente Jorge Franco. En una charla que mantuvimos con él, al realizarse la primera conferencia de prensa en el Centro de Cazadores del Oeste, nos informó que tanto las picadas como los caminos de acceso a los cotos y las señalizaciones recién estarán en regla al finalizar la temporada, para lo cual se podrán utilizar las sumas que correspondan a la Federación del alquiler de los cotos y que deberán servir exclusivamente para esas tareas. Al respecto se señala que el único refugio que aún se conserva habitable es el de Rincón de los Pinos, sobre el arroyo del mismo nombre y que formaba parte del plan de refugios que Parques estableció hace ya más de dos decenios. Existe además la intención de aumentar el número de cotos a cargo de la Federación y de dotar a cada uno de ellos del correspondiente refugio, el cual de acuerdo con el plan primigenio, dispondrá de una cocina-comedor y de dos dormitorios con techo a dos aguas, de chapa y estructura de troncos y piedra.
En esta temporada los interesados deberán disponer de equipo básico de campamento compuesto por carpa de doble techo, toldo para fogón y equipo completo para lluvias, además de una bolsa de dormir de alta montaña y calzado impermeable además de mocasines o zapatillas livianas. La indumentaria, elementalmente, se compondrá de ropa de tela fuerte y varias mudas de ropa interior en lo posible de lana o mezcla. En cuanto al equipo de caza constará de un rifle de calibre no inferior a 7 mm. Con mira telescópica de por lo menos 4 aumentos, cuchillo de caza o plegable y prismáticos lo más livianos posible.
En el caso de preverse cabalgatas de considerable duración es indispensable el cubrecabeza, guantes de abrigo y provisiones. El fuego, elemento importante pero igualmente muy peligroso, deberá estar siempre bajo control y en las excursiones con pernoctada afuera deberá ser evitado salvo el caso de fogones hechos muy cerca de corrientes de agua y que deberá apagarse apenas cumplido su cometido. Para finalizar, se trata de una primera impresión, sujeta a los resultados que se obtengan hasta fines de abril próximo. De todos modos estamos en la obligación de aportar todas las sugerencias posibles a las organizaciones y solicitar a los clubes propios el mayor apoyo en esta campaña tan esperada por los cazadores y que, todos lo saben deberá culminar con la intervención de la federación. Cabe consignar que esta nueva forma de racionalizar la caza, muy especialmente la de grandes mamíferos, debía haber sido considerada hace ya muchos años, apenas la administración de Parques Nacionales encaró la nueva circunstancia de invasión de las áreas de los parques por especies exóticas, casi exclusivamente el ciervo rojo y el jabalí europeo.
Hoy mueve a risa recordar que en algunas reuniones se habló de una verdadera ofensiva contra esas especies y que, nos consta, se intentó una suerte de aniquilamiento de las manadas mediante grupos de cazadores que actuarían simultáneamente una vez ubicadas las zonas de concentración, especialmente en los grandes mallines de invernada. Por fortuna nunca pasó de ser un proyecto, si bien hubo algunos que pudieron, en varias oportunidades, cazar a su antojo sin lograr, lógicamente, sino una colección de trofeos gratuitos, nada más.
Al cabo de años de recorrer la zona cierta vez nos encontramos con científicos de la zona de Junín de los Andes, quienes estudiaban en esa oportunidad el problema de la invasión de conejos que, al parecer, procedían de Chile. Al hablar de ese tipo de intrusos, uno de los biólogos a cargo de los estudios me afirmó: “es que una vez que la especie foránea asentó sus reales en determinada región que le resulta propicia, cuanto más vasta sea la misma menos se podrá reducir, o siquiera controlar, el número de individuos. Solo queda esperar la aparición de un elemento, también natural, que actúe como regulador, sea una especie predatoria o una enfermedad endémica que ataque a determinado sector de vida silvestre, nada más”.
Lo cierto es que los ciervos y los jabalíes siguieron en expansión y alcanzaron regiones imprevisibles, como el caso de las grandes mesetas desérticas de la precordillera patagónica. Ya para entonces, bien avanzada la segunda mitad del siglo próximo pasado, las especies mencionadas habían alcanzado y de qué forma, valor propio. Comenzaron a brotar los llamados “cotos y zonas de cría”. Llegaron los primeros reproductores de los ya entonces famosos criaderos de Inglaterra y Nueva Zelanda. El ciervo rojo, por sí solo, representó ganancias de cientos de miles de dólares a poco que se produjeran ejemplares de gran desarrollo en sus cornamentas. Hoy se ven terceras cabezas de hasta doce puntas y se rematan padrillos de esas nuevas corrientes de sangre, no solamente con fines de caza deportiva sino para la cría y la producción de carnes de gran valor nutritivo y muy escaso colesterol, la niña mimada de la dietología actual. La consecuencia inmediata fue la transformación de la caza en empresa lucrativa, hasta, a veces, muy lucrativa. Se desarrolló una campaña publicitaria que al principio se basaba en la promesa de: “cacerías reales, con ejemplares totalmente salvajes”. Hoy se garantiza un trofeo en apenas tres días de cacería (también “real”, pero con todas las comodidades). No solamente se práctica en el sur andino sino en toda La Pampa y gran parte de San Luis. Pronto se hablará de cotos de ciervo rojo en prácticamente en todo el país.
En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, ya hay más de diez cotos de ese tipo. Los precios, claro, son otro tema…Y los cazadores locales?. Esos que fueron, al fin y al cabo los precursores, los que se abrieron paso como pudieron y como los dejaran, por fachinales espinosos en La Pampa, por laderas verticales y mallines interminables en la cordillera. Los que navegaron los lagos en busca de veranadas fabulosas, a bordo de engendros flotantes algunos de los cuales desaparecieron en una fatídica demostración de fuegos artificiales, gracias a pérdidas de nafta en plena navegación, como ocurrió con el venerable barquito del lago Lolog, allá por la década del 60. (única vida que lamentar, la del timonel que vivía con un cigarrillo encendido en los labios)… Bien, esos cazadores fueron presenciando un cambio singularmente negativo. Cada año los cotos costaron más y los alquileres de equipos y guías siguieron esa progresión geométrica. La caza es un deporte caro, pero no prohibitivo. Todas las distracciones y aficiones cuestan, pero no llegan a anular al entusiasta practicante. En la caza en cambio hubo hasta una retracción. Los cotos, gran solución primaria, eran los reguladores de los precios. Si una estancia se iba de mano en las exigencias, quedaba siempre el recurso del coto oficial. Pero también allí llegó la codicia. Y entonces las posibilidades fueron disminuyendo. Actualmente los cotos existen, pero muchos de ellos no se habilitan, no salen al remate, NO SE TRABAJA NI SE FACILITA NADA. Es cuando ocurre una promesa, una esperanza como la que hoy recibimos con mucha satisfacción y el anhelo de desarrollar la tentativa en toda la línea. Es el momento de reagrupar a todos los clubes, de afiliarse para, por lo menos, disponer de un instrumento para garantizarnos que, sin excesos en la intención de grandes trofeos, podremos seguir cazando…
Por Rodolfo A. Perri