Durante el año 2007, junto a Alejandro Routurou, un amigo montañista y corredor de carreras de aventuras, proyectábamos realizar actividades de andinismo en el Volcán Lanín (Provincia de Neuquén – Argentina) y al finalizar el mismo, cruzaríamos a Chile para ascender el Volcán Villarrica, pero, de acuerdo a informes que recibimos de personas que habían estado en el Lanìn, decidimos no ir por las malas condiciones climáticas y otras de seguridad.
Aquí hubo un punto de inflexión así que entre charlas, surgió aquella en la cual Alejandro me propuso recorrer algunos lugares de Ushuaia (Provincia de Tierra del Fuego – Argentina) ubicada en el Fin del Mundo y posteriormente, cruzar a Chile, hacia el Parque Nacional de Torres del Paine (nuestro viaje a Chile no está incluida en esta nota). Así fue que el día 19 de marzo abordamos un avión desde el Aeropuerto Ezeiza (Provincia de Buenos Aires) hacia nuestro destino ubicado en la zona mas austral de la Patagonia Argentina, y en aproximadamente 3 horas arribamos al Aeropuerto de Ushuaia, siendo espectadores antes del aterrizaje de la aeronave, de la espectacular vista de la topografía de la zona, compuesta por cerros de baja altura, algunos cubiertos con nieve en sus cumbres y otros, rodeados por lagunas de diversos colores constituidos por esmeralda, verde y celeste.
Llegamos y nos establecimos en la casa de Sebastián, el primo de Alejandro, quien trabaja como guía de turismo en el lugar, para la conocida empresa “Rumbo Sur”. A la noche, festejé mi cumpleaños en un boliche bailable en el fin del mundo!!. No podía creer que en mi tercer viaje a la Patagonia, también me encontraba a casi 600 kms. de nuestras Malvinas Argentinas. Mis recuerdos abundaron. El siguiente día, tomamos la Ruta Nacional N° 3, nos dirigimos hacia un Centro de Sky de 56 km 2 de superficie que nos conduciría hacia el Glaciar Martial, lugar natural y puro que constituye una fuente de agua potable importante en Ushuaia. En el mencionado Centro, donde se desarrollan diversas actividades outdoor de acuerdo a la estación del año, existen opciones para aquellos esquiadores que deseen llevar a cabo actividades de esquí alpino, snowboard y trineo. El Glaciar posee una altura de 1,050 m.s.n.m. (metros sobre el nivel del mar). Lleva ese nombre debido a que el jefe de una expedición francesa, el capitán Luis Fernando Martial quien, a bordo del transporte de guerra "Romanche", visitó la zona en el año 1883 con un grupo de investigadores comisionados para observar el paso del planeta Venus. Una vez en el Centro de Sky, no solo debimos abrigarnos por la baja temperatura y ausencia del sol, sino porque comenzó a nevar levemente. De todos modos, ambos íbamos equipados con vestimenta y equipos técnicos aptos para zonas extremas (frías). Para acceder al camino que nos llevaría al Glaciar Martial, lo hicimos en una aerosilla, en un viaje de 15 minutos de duración, donde durante el recorrido a pocos metros sobre el terreno, apreciamos el silencio y esplendor de la naturaleza, combinando la vegetación del lugar con algunos cerros nevados en sus cumbres. Finalizado el viaje en la aerosilla, emprendimos el Trekking hacia el Glaciar con mochilas de menor tamaño (técnicamente hablando, en nuestro lenguaje propio de montañistas las denominamos como “de ataque a la cumbre”) y con nuestros bastones de Trekking, que los utilizamos para lograr junto a nuestras piernas, cuatro puntos de apoyo para lograr el balance de nuestros cuerpos en algunos desniveles del terreno.
El ascenso no fue demandante debido a que la dificultad en algunos tramos era “leve” y “media”, a excepción que los últimos 30 minutos, los que representaron el ascenso final sobre una pendiente bastante empinada en un sendero muy sinuoso. Así fue que felizmente alcanzamos el pié del Glaciar Martial, donde debimos tomar precauciones no solo nosotros, sino otros grupos de trekkers argentinos, de Francia y Estados Unidos, porque la nieve se encontraba endurecida por la ausencia del sol y esa situación nos obligaba a patear la nieve para hacer pequeños pozos en la superficie, colocar las puntas de nuestras botas de trekking, mantener el balance en el desnivel del lugar y seguir ascendiendo unos metros hacia arriba. Nuestra estadía en el lugar fue de media hora pero suficiente para apreciar y disfrutar del lugar y tomarnos fotos junto a otras personas quienes visitaban el lugar. El día siguiente, nuestra actividad terrestre cambió por otro tipo de actividad. En el muelle de Ushuaia abordamos un catamarán de la empresa “Rumbo Sur” junto a un gran número de turistas, extranjeros en su mayoría y desde la Bahía se inició una excursión que nos llevaría a conocer las islas del Canal del Beagle y su fauna (canal ubicado al pie de la Provincia de Tierra del Fuego). Durante la navegación nos íbamos acercando a la Isla del Casco donde el catamarán aminoró la marcha y observamos una colonia de cormoranes imperiales y gaviotines. A partir de este lugar, se inicia el “Canal de Beagle”.
Desde ahí nos dirigimos hacia las islas Bridges y en la Isla Alicia pudimos no solo conocer y visualizar, sino tomar fotos espectaculares de cormoranes y lobos marinos, donde también vimos muchos pingüinos mezclados con lobos marinos, y además, fuimos testigos de cómo mas cormoranes magallánicos e imperiales volaban conjuntamente junto a albatros y petreles sobre la línea de dirección de la embarcación. Uno de los regalos mas lindos que la naturaleza nos brindó fue haber llegado al faro Les Eclaireurs que por su posición geográfica, se dice que este faro argentino es el más austral del mundo. A nuestro regreso, pudimos ver nuevamente la Isla Navarino, perteneciente a Chile y así transcurrió el viaje hasta que llegamos nuevamente al muelle de la Bahía de Ushuaia, de noche. Una aventura única de la que nunca olvidaremos.
Gabriel Esquivel
Staff Pezcalandia