Algo muy especial en nuestro deporte es el hecho de que podemos mantenernos conectados con el mismo estando lejos del río, algo muy difícil de lograr en otra modalidad de pesca deportiva. Como pescadores nos preparamos, leemos, practicamos y este cúmulo de experiencias lo intentamos volcar en la próxima jornada y es allí cuando nos damos cuenta que a veces no es tan simple. Encontrando los ambientes de pesca, debemos tener en claro que el hecho de sobrevivir y desarrollarse para los peces dentro de un medio acuático esta delimitado por donde lo veamos a lo que se le suman las adversidades propias de cada medio. Así, no es lo mismo para una trucha sobrevivir en un río de Sierra que hacerlo en otro de la Patagónia con condiciones más favorables. Pero lo cierto es que salvando las diferencias, las condiciones se repiten. En términos generales, podemos decir que existe un lugar de alimentación (Feeding lie). Este es importante porque tiene siempre mucho ingreso de comida aunque también genera gasto energético por efecto de la corriente. Es por ello que un pez de buen porte llega hasta este lugar en momentos de actividad pico para luego retirarse y solo permanecen residentes los peces muy pequeños los que carecen de una estrategia de supervivencia fuerte.
Lugar de protección, (Sheltering lies). Este es un ambiente más protegido, por lo general esta asociado a mayor profundidad, rocas, palos en el fondo, etc. Es el lugar en donde el pez se guarece a veces al ser asustado, el lugar donde se refugia al aumentar la temperatura de nuestros ríos, al ser pescado, etc.
Lugar Óptimo, (Prime lie). Un ambiente que proporciona protección y comida, en donde se incorpora más de lo que se gasta, sin duda, el punto clave para la subsistencia de una gran presa.
Como pescadores, saber encontrar estos lugares, analizarlos, leerlos es la llave para el éxito. Como referencia: Ese lugar en donde se pesca “siempre” una buena trucha, ese es un lugar óptimo, búsquenlo. Fisonomías específicas de la corriente: Correderas bajas (riffles), poseen escasa profundidad, por lo general no más de 0,50 mts. El agua corre a una velocidad rápida y constante. La superficie se muestra muy entre cortada e imposibilita que la trucha pueda ver con claridad. Aquí el pez, sea grande o chico debe decidirse muy rápido, de lo contrario la comida pasa y es por este motivo que las correderas son consideradas como lugares con menor grado de dificultad.
Aquí, los peces chicos abundan y los ejemplares importantes se mueven hacia ellos en ocasiones, tal como lugares de alimentación (feeding lies). De esta forma, los peces grandes pueden estar presentes solo en determinados momentos del día, sobre todo en la mañana temprano. El equipo sugerido es una línea de flote y leader de 9 a 12 pies de largo.
Correderas más profundas (runs) Las correderas de mayor profundidad o runs superan los 0,80mts de profundidad. La superficie toma un aspecto menos cortado aunque la velocidad es casi igual al riffle. Las truchas encuentran en el run un ámbito óptimo (prime lie).
Las piedras y obstáculos del fondo defienden de todo esfuerzo y gasto extra. El pez tiene poco tiempo para ver su presa pero hay mejor visibilidad. Por lo general es un ámbito de mayor dificultad aunque muy productivo. Como todo ambiente óptimo, puede albergar peces en todo momento, aunque como siempre, las truchas más grandes demuestran más actividad durante las horas pico y por lo general es en la mañana cuando estos peces prefieren comer, en especial los que desarrollan hábitos ictiófagos. El equipo sugerido para el riffle puede funcionar pero es necesario también analizar la opción de una línea esto nos permite alcanzar la profundidad deseada y en este caso, acortamos el leader a 7,6 pies. Los pozones (pools) son lugares de mayor profundidad que brindan la protección natural que necesita una trucha grande, ámbitos que nos exigen distintas estrategias a todo su largo y ancho.
Así podemos pescar en la cabecera, en el medio y en el final de maneras distintas, cambiando nuestras líneas y leaders muchas veces.
Los peces en los pozones disponen de todo el tiempo para analizar el desplazamiento de nuestra mosca y así buscar el más mínimo error.
Solo notamos una “cierta” agresividad hacia una mosca que imita un pez pequeño o hacia un individuo que posea una natación veloz. Incluso podemos observar como el sobre vuelo de una libélula adulta produce ataques feroces mientras el mismo pez sigue de cerca la deriva de una langosta indefensa y atrapada en el film del agua. Incluso es común ver como hunden la langosta antes de tomarla. Podemos comprobar que son verdaderas “sabelotodo” y que son capaces de hacernos recurrir a toda nuestra sapiencia, la que en la mayoría de los casos es insuficiente.
Fuente Federico Prato
Agradecimeinto Dr Eliceo Martinez