miércoles, 11 de junio de 2008

El Comportamiento del Can

Rodolfo Perri Parte II
La inevitable duda acerca del comportamiento del can y de la actitud a adoptar por el cazador .
No puede ser ajeno el interés, la pasión de este último por concretar todos los disparos con los que soñó durante los días previos a la cacería. Aquí es donde surge la lucha entre la razón y el instinto.
Hace muchos años que opté por la primera en contra del segundo, ya que así evité reeditar errores de mi juventud, en los cuales prefería gozar de “la fiebre del gatillo” y seguir hasta quedarme sin cartuchos. El error, casi diría delito, en nuestro tiempo, es el exceso de caza. No porque haya disminuido nuestro afán cinegético, que nos acompañará para siempre, sino simplemente porque, habitantes de un mundo cada día más poblado, debemos considerar un grave atentado la matanza o la captura numerosa ya que la reproducción de las especies CADA DIA SE TORNA MÁS DIFICIL. En cuenta estas consideraciones, si uno se encuentra con un problema de indecisión de su perro lo mejor es atraerlo a su lado y obligarlo, si es muy obediente, a no cubrir sino una estrecha zona de alrededor, en su avance por la pradera.-
Para eso Ud. deberá elegir los pastizales bastante poblados, sin llegar al pajonal tupido, y allí hacer que el perro evolucione siempre a distancia de tiro.
Para ello habrá decidido, creo que correctamente, premiar al perro con algún blanco que le permita ir en busca de la presa y aportarla muy feliz, a la mano de su amo. Como muchos, considero que el mayor o menor número de impactos no actúa grandemente en el ánimo del animal, pero sí creo que, si estamos de cacería, siempre es conveniente que el perro tenga el premio de conducir en sus fauces la presa recién abatido, aun cuando esto sea en forma muy esporádica Cuando estas situaciones se mantienen en la jornada, hay quienes optan por atrailar al perro y comenzar un compás de espera que incluso llega a incluir la pausa para el almuerzo frugal e incluso para el sacramental asadito a cielo abierto, al cual, emntre otras lindezas, soy, lo confieso, muy afecto. En esa forma se da la posibilidad de un cambio en las condiciones meteorológica, siempre a favor de nuestro can.
De todas maneras cabe señalar que lo imprescindible es, antes que cualquiera otra previsión, alcanzar un grado de dominio en el perro que permita que éste se mantenga cerca y acuda siempre!! al llamado de su amo.
No hay perro con dos colas ni conductor con dos caras. El perro debe obedecer a su conductor. Por esa causa me resulta simplemente desagradable ver un grupo (dos y hasta tres!!!) de cazadores con un solo perro . Ya sé, viene entonces la explicación:”es que no tengo lugar para un perro en mi casa”, o bien, “a mi mujer no le gustan los perros”. O la peor, “no tengo tiempo para cuidarlo”.
No es que nos inclinemos por el uxoricidio o la compra de una mansión con parque o ninguna otra rareza. Pero el perro es esencial. Si no se las arregla para tenerlo, simplemente, no cace o dedíquese al tiro de pedana.
Por otra parte, perro y cazador son una sola cosa. LÁSTIMA GRANDE, QUE LA VIDA DEL PERRO SEA MUCHO MÁS CORTA, GENERALMENTE, QUE LA DEL CAZADOR. Puede reemplazarlo, pero eso si, no olvide a ninguno, vaya sumando en el libro imaginario de rostros de todos los perros que lo siguieron, y lo seguirán, no lo dude, más allá, con la lealtad y la sumisión que los hacen tan superiores a nosotros.
Hasta la proxima, en Pezcalandia, siempre es un lindo dia...
Para Pezcalandia
Por Rodolfo A. Perri
Bs As. Argentina