Mariano Sánchez Madina, el guarda del refugio Cabaña Verónica, uno de los personajes más queridos de Picos de Europa, fallecía el sábado en Santander a la edad de 60 años, después de permanecer 25 de ellos en su puesto, asesorando a los visitantes, siendo una de las referencias clave a la hora de poner en marcha los rescates, socorriendo el mismo a muchos accidentados y desarrollando toda su labor de una forma desinteresada, sin cobrar un céntimo.
Hasta el pasado año, Cabaña Verónica era el refugio guardado de mayor altitud de la península.
Allí, Mariano, vivía todo el año, manteniendo los nueve metros cuadrados que desde hace años se han conformado como un lugar estratégico para las comunicaciones por radio del macizo central de Picos de Europa.
Mariano realizaba el mantenimiento integral del refugio y porteaba con mochila todo aquello que es necesario: comida, bebida, bombonas de gas, materiales para reparaciones, repuestos, etc. Incluso en verano porteaba sobre sus espaldas la nieve necesaria para mantener frías las bebidas y alimentos, yendo a buscarla a profundos neveros, alejados del refugio y poniendo en jaque su propio pellejo por los tortuosos caminos que recorría una y otra vez.
"Mariano siempre se mantenía fiel a su idea de vigilancia y ayuda permanente a todo lo que se movía en esta impresionante zona de Picos de Europa", recuerdan en la página web del refugio. "En invierno no bajaba la guardia y avivaba aún más sus cinco sentidos pese a las condiciones climáticas espeluznantes que le rodeaban durante varios meses".
Ni sueldo, ni ayudas oficiales, solo un hombre, las montañas y su enorme capacidad de generosidad. "Su labor social, callada, ha sido de un valor incalculable, 24 horas al día, sin vacaciones ni días de fiesta".
Una grave enfermedad obligó a Mariano a abandonar el refugio que había sido su hogar durante 25 inviernos.
Sus pulmones, fundamentales para tantos actos de altruismo que le llevaron a ser una de las piezas imprescindibles para salvar vidas en esta extraordinaria zona de nuestra geografía, no resistieron más, después de haber sido ingresado en años anteriores por diversas afecciones.
En el año 2004, con la asistencia de primeras autoridades regionales, fue homenajeado en la 1ª Gala del Deporte de Montaña de Cantabria.
Su hijo Marianín, con motivo de aquella distinción, escribía: " El señor guarda de cabaña verónica, con su quehacer brillante y generoso, ha contribuido de forma impagable e insuperable a formar una familia ajena biológicamente pero que se ha caracterizado por elevar hasta las cumbres borrascosas, donde el invierno recién inaugurado se debatía en su ambiente monstruoso, bello y despiadado en soltar su lastre lacerante, para dejar paso a las nieves, al frío y a los vientos agonizantes característicos de las zonas altas de las montañas y de los valles". Desde Pezcalandia, nuestro mas sentido pesame.
Fuente Diario Desnivel