jueves, 14 de agosto de 2008

Bella Vista, Goya y Esquina, nos llegaban excelentes reportes.

Ha llegado a la redacción de Pezcalandia un muy lindo relevamiento, no podemos dejar de pasártelo, léelo esta muy bueno.-
Sea cual sea el pesquero del Paraná medio del cual recibíamos información, las noticias daban cuenta de la posibilidad de capturas de dorados en cantidad y calidad y en todas las modalidades posibles. En ese marco decidimos emprender un viaje en el que elegimos Bella Vista y Esquina para relevar el presente espectacular que tenia la pesca del dorado por la zona. Lamentablemente en ese momento que la partida llega a un punto sin retorno, cuando uno acomodó agendas y organizó los detalles finales, el tiempo cambio drásticamente. Las temperaturas volvieron a “acordarse” que debían ser invernales y la primavera - verano se esfumó, bajando mas de quince grados la temperatura ambiente y mas de diez grados la temperatura del agua.En el medio de ese desfavorable cambio climático llegamos a Bella Vista recibidos por Roberto Guato en sus hermosas cabañas frente al imponente Paraná. La Partida
Los dos dígitos que marcaban la temperatura en la ecosonda de la lancha iban y venían entre los 15 y 16 grados. El sol, nuestra esperanza para que en algún momento el agua alcance niveles templados, aparecía timorato de vez en cuando entre las nubes que le estaban ganando claramente la partida. Cuando las expectativas de pesca se reducen drásticamente, lo mejor es optar por ver la parte buena del asunto. El río, el entorno y pensar que cualquier día de pesca aun el del “sapo” total, es mejor que un día de trabajo, como dice el saber popular.Los paisajes naturales de Bella Vista ayudaron para sobrellevar el momento. Son pocos los lugares en donde se puede apreciar tanta fauna y flora en estado salvaje. La pesca entonces se transformó en una gran excusa para visitar reservorios naturales de vida que recrean la vista y el alma. Por cierto no era cuestión de resignarse antes de tiempo y salimos con todo en busca de los lugares que bajo esas condiciones podían rendir.. Lo primero que intentamos fue pegar unos “golpes” contra la costa en la zona del “Bandera” buscando algún dorado bueno en las enrramadas. La estrategia era ir esperando que el bendito sol apareciera y que el mediodía con las aguas mas templadas, nos diera alguna posibilidad con el Pacú en la zona del arroyo el “Mortero”, donde los días anteriores venían picando excelentes ejemplares El “Bandera”, nos regalaba de vez en cuando algún doradillo pero lamentablemente la temperatura del agua no se movía y llegado el mediodía, nuestros estómagos nos decían que era el momento de anclarse, almorzar y esperar algún pacú. La propuesta gastronómica - pesquera seguía siendo interesante a pesar de que la temperatura del agua nos daba pocas esperanzas de capturas. Coquitos, corazón y maíz para el Pacú y una excelente picada para nosotros fue el menú. Nosotros respondimos con un voraz apetito, el pacú en cambio dejo lugar a una increíble cantidad de bogas que sin ser de gran tamaño entretuvieron el almuerzo. .El doradazo “ Del Arbol Caido”. La tarde la dejamos para garetear uno de los arroyos-tesoros, como me gusta llamarlos que hay en la zona. El arroyo “Del Arbol Caído” con sus no mas de veinte metros de ancho y una profundidad de dos a los cuatro metros, nos prometía una tarde de naturaleza virginal y la siempre latente posibilidad de algun dorado o un cachorro buenoExperimentarlo en su serpenteante recorrido, fue un disfrute para todos los sentidos. Los yacarés en sus costas, los colores de su vegetación profusa, las familias de monos aullando en las copas de los árboles, sus increíbles silencios y sus sonidos salvajes, fueron una experiencia que vale la pena tener con o sin una caña en la mano. Nosotros seguíamos pescando, de vez en cuando pinchábamos algún dorado de tres a cuatro kilos o alguna palometa entreverada. El momento de mayor adrenalina lo vivimos cuando a nuestro guía Tizón , un doradazo le bajó brutalmente la caña. El bicho pegó un increíble salto y el estruendo de su lomo magnifico golpeando el agua nos estremeció a metros de la lancha. Se revolcó , cabeceó y para nuestra desgracia logró desprenderse el anzuelo. Todo en unos breves segundos. Imaginen lo que puede ser la aparición de un dorado no menor a los ocho o nueve kilos de peso en un arroyo silencioso y de quince metros de ancho. Haciendo algunos intentos en los espectaculares ámbitos que tiene Bella Vista para la practica del fly. Todos, tanto el pescador como nosotros los testigos, electrizados y aún frustrados por no poder capturarlo, quedamos fascinados por el increíble ejemplar. No pudimos ni siquiera tomar una foto, fue un flash de vida y adrenalina de los que con frecuencia nos pueden regalar los salvajes arroyos del norte de Bella Vista. Experiencias y sensaciones , que ni la repentina baja en la temperatura, impidió que las disfrutemos.
Fuente Daniel Calabrese de Tigre de los Rios