lunes, 1 de septiembre de 2008

El Salado de costa

En Pezcalandia hemos recibido de nuestro amigo y colega Wilmar este relevamiento, el cual nos da los últimos tips a todos los Pezcalandia Boys. Hoy vamos a presentar un pesquero que reúne las tres características básicas de todo pesquero “popular”: cercano, de costa y barato. Hablamos de un rendidor punto del río Salado, a la altura de Ruta 2, en donde características especiales de una geografía alterada por la mano del hombre, han hecho que el pejerrey se concentre en abundancia en una pequeña franja de terreno donde se están haciendo mejoras para darle algunos servicios al pescador.
Hablamos de Don Eduardo, pesquero de reciente inauguración, ideal para una pesca costera en familia, con el auto al lado y la parrilla para el asadito. . Como todo río de llanura, el Salado contempla tierras de contención a ambas márgenes, que los regimenes de lluvia periódicos hacían inundar y drenar regularmente.
Hace poco menos de un lustro, sin ir mas lejos, los desbordes del Salado tenían inundada buena parte de la provincia de Buenos Aires. Por eso se llevaron a cabo importantes obras de hidráulica y dragado de la cuenca principal del Salado, para darle profundidad al cajón central del río.
Las dragas, claro, no podían llegar a atravesar los puentes ruteros, como el de la Autovía 2 a la altura de Guerrero. Por eso en sus labores llegaban hasta unos 100 metros antes de dicho puente, generando una suerte de saltos o cascadas entre lo que era el viejo cauce del río, lleno de sedimento, y la nueva sección dragada.
Ese salto que parte al río en dos transversalmente, conforma una barrera infranqueable para especies como el pejerrey y la lisa: los peces que caen por la cascada ya no pueden volver río arriba. A lo sumo, pueden remontar el curso hasta la mencionada cascada y permanecer allí dando vueltas. Precisamente desde el inicio de la cascada hasta la curva del río está la zona mas rendidora de pesca. Allí funciona el pesquero Don Eduardo, emprendimiento que trabaja para darle mejoras a un curso que siempre ofreció una pesca sufrida para el pescador, sin árboles ni baños. Actualmente ya se han instalado los baños y se están por comenzar con los planes de forestación, que le darán a la zona refugio ante la furia de febo y sus inclemencias. La pesca Veníamos reflejando en El Pique al Día que en el pesquero se estaban cobrando peces chicos a fondo y algunas sorpresas de interesante tamaño a fondo o con paternóster. Por eso, atentos a dar a conocer un pesquero de fácil acceso (aún con lluvia) y muy económico, decidimos hacerle una visita. Llegamos por la autovía 2 mano a Mar del Plata y exactamente antes de abordar el guard rail del puente que cruza el río Salado nos desviamos hacia la derecha, siguiendo el camino unos 100 metros hasta el río y pasando por debajo del puente hacia la izquierda, hicimos otra cuadra antes de llegar a la entrada al pesquero, Allí comienza la mencionada cascada cuya caprichosa geografía concentra la pesca. Hay muchos aficionados que prefieren quedarse allí, contemplando esa geografía de arrullos de cascadas que recuerda mucho a los ríos serranos cordobeses. A veces, hay muy buena pesca allì, pescando en el salto de agua. Pero con el amigo Juan Bravi, guìa de pesca del corredor de Ruta 2 que tiene su puesto de venta de mojarras en el km 92, teníamos datos de que la cosa se venìa dando unos 200 metros mas adelante, llegando con el auto hata el alambrado, bajando al río y caminando hasta la curva que hace el río a pocos metros. Probamos de entrada debajo de unos cables de alta tensiòn. El guìa nos dijo que una de las dragas que trabajò en la zona se quedò atorada allì, en medio del rìo, y fue necesario el cavado con otras màquinas para liberarla. Todo elo conformò una suerte de pozon grande u olla donde suele ser frecuente la pesca de buenas piezas. Pero en èsta ocasión, solo pescaban los biguàs, y en gran cantidad. Apenas logramos un par de capturas a flote, con boyas yo yo muy pequeñas (dato fundamental, con equipos sutiles, se pesca, pero con boyas laguneras, fracaso rotundo). Pero 100 metros mas adelante, donde eñ río hacia la panza de la curva, un pescador plantense entrado en años, don Alberto, no paraba de sacar dobletes y tripletes a fondo. Era claro: la temperatura del agua estaba el viernes pasado por debajo de los 10 grados, y el peje buscaba mejores marcas tèrmicas en la profundidad del cauce. Entonces sacamos las boyas, mandamos lìneas de fondo y comenzamos la fiesta. Con caña en mano, sacàbamos de a uno. Dejàndolas “pescar solas”, dobletes o tripletes. El consejo es usar dos o tres anzuelos, no mas, y separar bien los rotores y colgar brazoladas largas de unos 60 cm, rematadas en anziuelos nùmero 5. Las mojarras bien pequeñas que nos proveyó Bravi resultaron ideales para esos anzuelos, y también para pequeños filets dfe pejerrey que hicimos al sacar un juvenil que vino tragado. Contentos con la faena a fondo, con más de 30 piezas en una hora y media, cambiamos a la modalidad media agua, usando un paternóster. Usando ésta línea corta, la corriente la traía muy cerca de la costa y no había pique. Pero usando paternóster largo, con mas de 2 metros de extensión, y jugando con los nudos corredizos para poner las brazoladas a distancias convenientes, logramos una buena pesca. La clave consistìa en ir moviendo el nudo tope corredizo para darle a la boya la profundidad del rìo, dejando que la plomada anclara la lìnea y la boya marcar el pique a flote. Asì, tiràbamos a unos 25 metros de la costa y esperàbamos a ver salir disparada la boya, momento oportuno para clavar. En nuestra visita las piezas no fueron grandes, salvo las del mencionado pescador platense que fue el hèroe de la jornada y que metía pescaditos de medida a 30 cm en dobletes o tripletes. El veterano, haciendo todo contra lo que indican los manuales (caña gruesa, lìnea enrulada, anzuelos medio grandes, y con poca capacidad de lance), nos llenò la cara de escamas cobrando pejes lindos y en cantidades industriales. Como vemos, el factor suerte, también influye… pero estamos convencidos de que a la suerte, si la ayudamos un poco, mejor. Tres líneas básicas hay que llevar a èste pesquero. Una línea de flote con o sin putero pescador, pero de boyas bien pequeñas, a las que le podamos ir variando brazoladas entre los 15 y os 60 cm. Otra línea debe ser la clásica de fondo de tres anzuelos, preferentemente armada con esmerillones en lugar de rotores, porque la mojarra de carnada tiende a enrular la brazolada y los esmerillones destuercen mejor evitando enrutamientos. Y por último, una línea de media agua o paternóster, que no es mas que la misma línea de fondo anterior a la que le adosamos una boya entre nudos corredizos para ir variàndole su profundidad de trabajo. Tal como hicieron muchas familias, nosotros también pusimos la parrillita al lado del río y disfrutamos de un rico asado que tuvo sabor a gloria después de tan buena pesca. Satisfechos y sin ánimos de hacer depredaciones innecesarias, disfrutamos de los rayos mas cálidos de la tarde y emprendimos el regreso temprano, imaginándonos futuras visitas para buscar lisa, o seguir pescando pejes en verano. En conclusión, el pesquero Don Eduardo, a solo 160 km de Capital y 50 menos de La Plata, es una opción ideal para disfrutar de una pesca de mucha acción, solos y en familia, en un ámbito otrora agreste donde ya se está trabajando para que el pescador cuente con servicios escenciales. Si llueve y debemos cancelar planes en otros sitios, también encontraremos aquí una opción válida para no cancelar el día de pesca. Verá que si la suerte lo acompaña, se divertirá en grande.
Por Wilmar Merino