Antes del 3 de julio de 1953, cuando Hermann Buhl alcanza en solitario su cumbre, el Nanga Parbat ya se había ganado sobrenombres como la "Montaña del Diablo", la "Montaña Cruel" o la "Montaña Trágica".
Una vez más, el Nanga hace honor a su fama; y su desnudez, su imperioso asalto al cielo, viciaran estos días las crónicas de la montaña.
El alpinista italiano de 38 años, Karl Unterkircher desaparecía en el Nanga tras precipitarse al vacío. Su compañero de equipo, Simon Kehrer se comunicaba por teléfono satelital afirmando que Unterkircher sufría una caída mientras escalaba en la pared Rakhiot, igual que lo hiciera en su día Buhl. Sin esperanza, se ha dicho desde el principio.
Agostino Da Polenza, quien liderase las expediciones de Karl al K2 y al Everest, coordina en estos momentos un equipo para socorrer el cuerpo del alpinista. La noticia ha sido confirmada por el manager de Unterkircher, Herbert Mussner. "Walter Nones y Simon Kehrer tuvieron que continuar la escalada del Nanga Parbat pues les era imposible regresar por las misma ruta de ascenso", apunta Mussner.
El accidente.
En 1950, Crace y Thornley se matan mientras intentan la vertiente Rakhiot del Nanga, de altísimo compromiso y que se convierte entonces en una de las rutas más mortales del mundo. Hoy esa triste cifra ha sido superada por la ruta normal del Annapurna, tanto por el capricho de la montaña como porque no son muchos los que se asoman al precipicio vertical de la Rakhiot, donde Unterkircher y sus dos compañeros, Kerher y Nones trataban de abrir una nueva ruta.
El martes 15 de julio de 2008, mientras se batía en una placa de nieve, Unterkircher se precipitaba 400 metros al vacío tras ceder el manto bajo sus pies, cuando se encontraba abriendo huella cerca de los 6.000 metros. Nones y Kehrer trataban de acceder hasta Unterkircher pero la dificultad de la ruta imposibilitaba el descenso y solo conseguían recuperar, tras muchas dificultades, el teléfono satelital de Unterkircher. Su única salida ahora es seguir ascendiendo, ir ganando metros a la pared, hasta que el hombre o la montaña den su golpe de mano. Por teléfono comunicaban: "No tenemos otra opción que subir. Cuando superemos los siete mil metros podremos salir de la pared e iniciar el descenso por una vía segura".
El último mensaje"Allí veo las placas que me hacen temer", escribía Karl Unterkircher a través de su teléfono poco antes de abandonar el campo base. "Lo mejor que puedes hacer para evitar grandes problemas es abandonar la expedición", aventuraba antes de comentar como le era imposible leer en su tienda, encontrar tranquilidad: "No me puedo concentrar, mi mente está fija en la pared. En el muro Rakhiot y en la estremecedora franja de hielo que bloquea la ruta de ascenso".
Expedición de socorro Al tomar conciencia de la noticia, Agostino Da Pollenza, que había llevado a Karl al Everest y al K2, comenzaba las movilizaciones, junto a Silvio Mondinelli, para enviar un equipo a la montaña, en un desesperado intento por recuperar el cuerpo de Unterkircher. En las labores ayudarán Simon Kehrer y Walter Nones, cuando alcancen los 7.200 metros desde donde podrán tomar una ruta de regreso que no comprometa en exceso su supervivencia. "En cualquier caso, va a ser muy complicado hacer -afirma Da Pollenza-. Ha caído hasta punto de la montaña al que es casi imposible acceder".
Compromiso con una filosofía Este año, Unterkircher, Walter Nones y Simon Kehrer trataban de abrir una nueva ruta sobre la pared Rakhiot del Nanga Parbat (8.125 m), continuando un camino con estilo que Karl iniciara ya en 2004, cuando ascendía el K2 y el Everest en una sola temporada, sin oxígeno, en el periodo de tiempo más corto registrado hasta el momento, dos meses y dos días, y desde entonces se dedicaba a explorar e intentar montañas y paredes vírgenes. Lograba la primera absoluta al Mount Genyen, un seismil de una remota región de China, coronaba el Jasemba, sietemil inviolado de Nepal, en compañía de Hans Kammerlander, y protagonizaba, junto a Daniele Bernasconi y Michele Compagnon, la primera al Espolón Norte del Gasherbrum II, en 2007. Antes de iniciar la escalada del Nanga, Karl, Simon y Walter abrían una nueva ruta en el Chongra Peak, por la oeste y en estilo alpino.
"Karl era muy prudente", aseguraba Kammerlander. "Un alpinista de altísimo nivel, tanto físicamente como psíquicamente. Me siento profundamente triste. Escalar con él era un auténtico placer. Mis pensamientos ahora están con Nones y Kehrer, que han de dejar de lado la muerte de un gran amigo para acabar la escalada y escapar de la montaña", concluía.
"Karl era la nueva estrella del alpinismo italiano", ha dicho Reinhold Messner, quien perdiera a su hermanoGünter, en 1970, en el Nanga Parbat.
Por Jorge Jiménez Ríos- Photo corriere -
Fuente Desnivel