Los túnidos que nacen en el Mediterráneo regresan cinco años después, en su madurez sexual, a reproducirse en estas aguas.
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La Comisión Internacional para la Conservación del atún rojo Atlántico (ICCAT, en sus siglas en inglés) concluyó el pasado lunes 24 de noviembre en Marrakech (Marruecos) una reunión vital para la supervivencia de esta especie de túnido (Thunnus thynnus) que, a decir de las organizaciones ecologistas, acabó en un verdadero fracaso por las presiones económicas de 22 países ribereños del Mediterráneo con multitud de intereses contrapuestos.Diversos estudios científicos aconsejan un máximo de capturas que no superen las 15.000 toneladas anuales para garantizar la supervivencia comercial de esta especie. La reunión de Marrakech concluyó fijando un TAC (Captura Total Admisible) para 2009 de 22.000 toneladas.
Una cantidad sobre el papel ya que, como ha denunciado una y mil veces la organización ecologista Oceana, gracias a las actividades irregulares de los cerqueros italianos y franceses, las capturas "reales" de esta especie el pasado año superaron las 60.000 toneladas, cifra totalmente inasumible para la supervivencia de este tipo de túnidos considerados como el jamón de jabugo del atún en el exigente mercado nipón."Piensa en la cantidad de dinero que mueve esta pesquería. Calcula el montante que arrojarían estas 60.000 toneladas a un precio de 4 o 5 euros el kilo", ilustra Federico Álvarez, director del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en Balears.
Para Álvarez, el control de las capturas sólo requiere un poco de "voluntad política"."Si se enrola a un inspector en cada cerquero para que controle el número real de capturas y se impusieran multas disuasorias a los que incumplan los cupos, la cosa cambiaría radicalmente", opina Álvarez, que subraya también que otros países ribereños del Mediterráneo como Turquía, Libia y Túnez se están sumando a esta pesquería que reporta tantos beneficios.
Pero esta "voluntad política" parece todavía lejos de sustanciarse en alguna acción concreta. Por esto, se imponen medidas urgentes para preservar esta especie que podrían pasar, entre otras actuaciones, por la creación de un santuario para el atún rojo a lo largo de todo el mar balear y con carácter permanente, como apunta Francesc Alemany, investigador del IEO en Palma y responsable de hasta cinco campañas para determinar las zonas de puesta de esta especie en las aguas jurisdiccionales de esta comunidad."Las campañas han sido fructíferas y se ha detectado la presencia de larvas de atún rojo por todo el mar balear. Inicialmente se habló de crear un santuario para esta especie al sur de Formentera, por ser su vía natural de entrada desde el Atlántico, pero estas investigaciones han determinado que se reproduce por todo el mar balear, por lo que el santuario podría abarcar toda la zona", explica el investigador marino al tiempo que subraya que Balears es la segunda zona de puesta del atún rojo más importante del Mediterráneo tras la del Tirreno-Jónico en torno a Sicilia.
Photos Keith Ellenbogen / Oceana
Por I. OLAIZOLA. PALMA
Recibido Staff Pezcalandia