Buenas capturas en cantidad aunque los tamaños siempre fueron pequeños. Ya previendo la última hora de sol decidimos volver hacia la desembocadura del río Hermoso en busca de alguna captura de mayor tamaño, pero una falla en el encendido del motor nos obligó a cambiar de idea y regresar tempranamente a la playa junto al embarcadero del club desde donde realizamos los últimos lances hasta que no hubo más luz. Allí pude obtener la mejor captura del día, un hermoso macho marrón que picó justo sobre la vegetación del veril tomando una woolly bugger verde en anzuelo #6. Luego de más de 15' de pelea y no sin antes darme un buen susto al enfilar en varias oportunidades hacia las maderas del embarcadero, la pude arrimar a la playa, luego de las fotos, la devolución y las felicitaciones de Horacio y de algunos de los trabajadores del club, di por concluida mi jornada con la satisfacción de un día pleno de pesca coronado por esa captura excepcional y prácticamente a 30 metros de nuestro dormitorio.
Cena y a descansar, nuestro siguiente día sería el último y todavía nos quedaban lugares por explorar.
A la mañana siguiente nos levantamos bien temprano y partimos para recorrer nuevamente todos los arroyos que tantas satisfacciones nos habían dado el día anterior, en la boca del río Hermoso nos encontramos con otros pescadores que iban a pescar los últimos doscientos metros del río, esto nos impidió pescarlos a nosotros como era nuestro plan original, pero en la boca misma del río pudimos obtener nuestras primeras capturas del día. En esta oportunidad observamos que sobre las plantas hundidas que se encuentran en la márgen derecha de la desembocadura en el lago había cierta actividad pero desechamos de pescar con secas al comprobar que las truchas eran de muy pequeño tamaño.Volvimos a hacer la recorrida de los arroyos ya mencionados y sobre la desembocadura del Verde obtuvimos la mejor respuesta de la mañana: 10 truchas entre dos pescadores en un par de horas. Espectacular!!. Volvimos temprano porque el plan de la tarde era la boca del río Meliquina.Luego del almuerzo y la siesta partimos en una camioneta del club hacia la embocadura del río Meliquina, al llegar dos cosas nos desanimaron un tanto: 1) el helado y fuerte viento de frente provocaba altas olas en toda la boca y el puente sobre la ruta provincial 63, lo cual hacía practicamente imposible pescar allí y 2) el nivel del agua era alto y la correntada muy fuerte dificultando el acceso al río y a los mejores lugares de pesca. Pero sabemos que los pescadores con mosca hacen frente a todas las adversidades y luego de ponernos toda la ropa de abrigo que llevábamos, cerramos el auto y partimos en busca de las truchas del río.Como preveíamos la pesca fue en extremo dificultosa, el viento castigaba duramente y justamente del lado derecho; hubo que extremar recursos para evitar los moscazos, lo cual no siempre se consiguió con éxito. En la hora y media que aguantamos estoicamente solo obtuve un pique que me brindó el hermoso salto de una arco iris aunque se desprendió del anzuelo dejándome con las manos vacías. Derrotados por el clima y por el cansancio de varias jornadas de pesca decidimos volver al reparo del club y de su playita junto al muelle para hacer nuestros últimos intentos. Menos mal que volvimos!!.Luego de una hora de castear sin descanso y cuando ya comenzaba el atardecer, Horacio clavó una pequeña arco iris que tuvo la virtud de devolvernos el ánimo que ya creíamos perdido. Un par de minutos después el mismo obtuvo otra arco iris, esta vez de muy respetable tamaño y solo un rato más tarde otra vez tuve la suerte de obtener una muy linda marrón que si bien era más corta que la del día anterior, era mucho más gorda y tan peleadora como ésta. Otra vez la playita a 30 metros del dormitorio nos premiaba con la mejor trucha del día. Charlando con Horacio en el viaje de vuelta que emprendimos a media mañana del día siguiente, concluimos en que este lago, sus arroyos y ríos tienen extraordinarias cualidades para la pesca con mosca. Solo hace falta tiempo, dedicación y la siempre necesaria dosis de suerte para que la pesca sea excelente.Nos fuimos con más ganas de pescar que antes de llegar. Se lo debemos al Meliquina.
Por Héctor Gugliermo