Salimos a probar una nueva embarcación y de paso tentar algún dorado.
El rumbo fue para hacer una buena navegada la Isla Oyarvide, a la que fuimos por el derrotero ya que había viento para ir probando el casaco. No sólo eso probamos sino una excelente heladera de Pezcalandia que a pesar del calor nos mantuvo la bebida bien fría durante el día, sin duda tenias razon el bajo consumo.
Al llegar nos abocamos a sacar carnada que fueron amarillos y hocicones, después de haber pescado unos cuantos armamos los doraderos y comenzamos la espera.
El agua del Río de la Plata en estos momentos es Nesquik, totalmente con sedimento en suspensión. Intentamos en varios sitios pero tuvimos respuesta de tarariras solamente.
Bajaba fuertemente la marea y seguíamos con las taruchas, hasta había una mordiendo el vivero de los bagres. Decidimos cambiar y buscar agua más limpia, por eso bajamos por el Mini hasta el Chaná y nos metimos en un río de los Bajos de Temor.
Nos adentramos bastante pero tuvimos que hacer un regreso de unos Kms por la cantidad de tábanos.
Nos colocamos a la sombra cerca de una salida de otro arroyo y mientras pescábamos mojarras (el agua limpísima) estábamos a la espera de algún pique. Tiramos de fondo y con bollas Plop. Los piques se empezaron a dar de las dos formas.
Después de unas clavadas fallidas en otra corrida lo clavamos, era un lindo dorado que mostró en varios saltos toda su hermosura, luego clavamos otro y perdimos varias líneas por los palos que había en el fondo.
Con las de flote lo único que picaban eran pirañas, que sacamos unas cuantas.
Comenzó a crecer y el pique se murió. Emprendimos el regreso con un día de muy poca agua, el paso de los palos de los bajos era un canal de agua, a los costados todo fango.
Por El Barba
Para Pezcalandia