Nos aprestamos 3 lanchas el viernes 13 del 2009 a las 6:30am en el embarcadero de The KeeperShip, a saber eran La Gorda Bonita con Tincho Pesca, y Daniel alias Capitan Harry con su Sun,
además de quien les narra, Alejandro del Pozo, abordo de ABU: mi tripulación, junto a mi hija Guadalupe (10) como azafata, nos acompañaban Martin (el negro pescador), Adrian, su hijo Tobi de 9 años y completaba la micro mascota Chini, en menos de 2 horas navegando por los canales arrivamos a la zona Guazú.
Inmediatamente después de desembarcar en la hostería y dejar el asado en las heladeras para la noche, nos dirijimos al Guazucito en busca de actividad, donde logramos sacar alguna que otra tarucha, bogas, lleno de mojarras, luego probamos en el medina del barca, la actividad era de mucha boga y mojarra, acá con las tarus no tuvimos suerte, demasiada comida tenían para dar con ellas, atacaban mas a los señuelos que a las carnadas, pero era difícil tentarlas, solo por irritación respondían.
Y se desató la lluvia con un viento huracanado, nos agarró en el arroyo de medina, Tobi y Guadalupe ocuparon la consola central del WC, sequitos y resguardados, jugaban a las cartas mientras acariciaban a Chini.
Así como vino la tormenta fuerte en 15 minutos, se calmó aunque siguió la lluvia un poco mas hasta que se volvió a componer.
Ya con presión atmosférica normalizada y a salvo en la hostería, yo marinerando la ABU llena de hojas de la tormenta y secando equipos para preparar la salida para el Bagre de mar que la efectuaríamos el sábado, mientras Tobi con su papá Adrian, aprovecharon para pasar un atardecer soñado de esos de padre e hijo que uno añora y recuerda toda su vida, en el muellecito frente al Guazú, en la hosteria con un atardecer de fondo y haciendo una variada de fondo de todas las especies.
Y el fuego ya estaba listo, Tincho en esto se llevo las palmas, puso su pasta de anfitrión y se cargó al hombro la pesada tarea de armar el fuego para todos, mientras Harry se hacía una escapadita al merlo, para probar el bagre de mar en el atardecer, y el fuego estuvo listo y el asado también y la camaradería.
La noche se hizo finita y el sueño pesado.
El sábado amaneció ventoso, pero no nos acobardamos, primero proa frente al ceibito, no había actividad, así que nos fuimos moviendo hasta dar con los bagres de mar, no eran muy grandes pero había millones, el problema era hacer fondear el equipo por la corriente y volvimos a puerto fluvial Tigre, luego de hacer una buena cosecha de ellos, volvimos por el Felicarias disfrutando las tres secciones de nuestro maravilloso Delta, que ojalá lo sepamos apreciar y lo atesoremos por siempre.
Para Pezcalandia
Por Alejandro del Pozo
Guía pesca profesional