lunes, 22 de marzo de 2010

Las ‘siete cimas’ del mundo

Ha llegado a Pezcalandia un informe de Jaime Ventura desde Barcelona, donde nos cuenta que Alfonso Juez Reoyo es el primer militar español que logra culminar el ambicioso proyecto ‘Siete cimas’ con el Grupo Militar de Alta Montaña de Jaca (Huesca), que ahora cumple 25 años Ascender a las cumbres más altas de cada uno de los cinco continentes, más las dos zonas polares, es el sueño de muchos alpinistas y está al alcance de unos pocos, como el coronel burgalés Alfonso Juez Reoyo, que se ha convertido en el primer militar en lograr el proyecto ‘Siete Cimas’, que son ocho con la versión Kosciusko. De familia militar, con raíces en Arlanzón, la afición por la montaña del coronel Juez comenzó bajando, ya que de joven practicó la espeleología por diversas grutas de los sistemas de esta provincia hasta que ingresó en la Academia General Militar.
Tras el paréntesis que supuso su destino en Ceuta, donde obtuvo el Diploma Militar de Montaña, la mayor parte de su carrera militar ha discurrido entre la Escuela Militar de Montaña y el Regimiento de Cazadores de Montaña Galicia 64, ubicados en Jaca, localidad en la que conoció a la que hoy es su mujer. Desde entonces sigue vinculado a Jaca, aunque su destino actual está al frente de la Delegación de Defensa de Huesca.
Su etapa como profesor de la Escuela Militar de Montaña le ofreció la posibilidad de vivir intensamente su afición al alpinismo «de manera profesional», manifiesta Juez, quien recuerda que fue en 1985 cuando un grupo de profesores de ese centro militar, «con muchas ideas e ímpetus, con ganas de ir a más en la técnica del esquí y escalada, de conocer otros sistemas y cordilleras», crean el Grupo Militar de Alta Montaña (GMAM) y el Equipo de Esquí del Ejército de Tierra, de los que forma parte desde un principio Juez.
«Ahí intentamos convencer a los de arriba y de abajo para que vieran que era importante hacer una actividad de renombre y llevar la bandera de España por las cumbres de los distintos continentes», apunta Juez, a la vez que afirma que con esa actividad también trataban de «abrir una ventana a la sociedad a través del deporte».
Las primeras expediciones fueron todas cívico-militares, contando con la colaboración de la Federación de Montaña, de universidades para hacer proyectos de investigación y también apareció TVE con el equipo de ‘Al filo de lo imposible’, «esa fue la génesis y el inicio de esta aventura», apunta el coronel Juez, quien recuerda su primera expedición al Huascarán, en los Andes peruanos, en 1985.Desde un principio, el Grupo Militar de Alta Montaña, además de promover las actividades deportivas y montañeras dentro del Ejército, también tiene un importante componente solidario, como lo demuestran las numerosas expediciones de la Organización nacional de Ciegos de España (ONCE) en las que han participado como guías y otras de investigación en colaboración con distintas universidades españolas.
Comienza la aventura. El proyecto de las ‘Siete cimas’ «no surge como un objetivo sino como consecuencia de ir al Everest (8.848 metros), en 1992, donde se plantean dos proyectos: hacer los tres polos (Norte, Sur y Everest) y completar las cumbres más altas de los continentes», apunta Juez, quien culminó la aventura a finales del año pasado alcanzado la Pirámide de Carstensz (4.884 m.), en Indonesia.
Aunque ha sido el GMAM el que ha logrado el objetivo de las ‘Siete cimas’, había que poner una cara al mismo y esa no es otra que la del coronel Juez, «porque ya había estado en el Aconcagua» y porque había subido a la cumbre del mítico Everest, «en un segundo intento, ya que en el primero, a 300 metros de la cima, tuvimos que darnos la vuelta» , señala.
Las siguientes cumbres, Kilimanjaro (5.140 metros, en África) y Elbrus (5.642 m., en Europa) las realizó el GMAN en colaboración con la Fundación ONCE, «fuimos los guías de invidentes y personas con otras discapacidades motóricas», declara Juez, quien guarda de esas expediciones los mejores recuerdos de su vida montañera, «porque convivimos con ellos desde que subimos al avión hasta que regresamos y esa convivencia ha sido muy enriquecedora».
El Vinson (5.140 m., en la Antártida), Aconcagua (6.959 m., en América del Sur), Mackinley (6.194 m., América del Norte), Kosciuszko (2.228 m., en Australia) y Carstensz (4.884 m., en Indonesia) completan esas ocho cimas que han convertido al coronel Juez en el primer militar español en lograr el reto de las ‘Siete cimas’.
La peor experiencia.
Como alpinista experimentado, Juez afirma sin dudar que la cumbre que más dificultad entraña «es aquella que no haces, la que tienes que renunciar a ella y volver» y recuerda la ascensión al Manga Parbat, el primer ocho mil personal, en el que muy cerca de la cumbre se dio la vuelta «porque estaba convencido que no debía seguir».
Con tantas expediciones a sus espaldas no faltan las experiencias duras, pero ninguna comparable a la pérdida de un compañero militar en la ascensión al Gasherbrum G-I (8.086 metros), en 1996.
«Una vez que hicimos cumbre, al bajar, sufrimos una caída los dos y él murió. Es algo que queda gravado y una experiencia muy dura con la que hay que convivir», afirma al recordar la cara más amarga de la montaña.
Su mejor recuerdo, como no podía ser de otra forma, lo tiene del Everest, la montaña más alta, a la que accedió por el pilar sur. «Cuando llegas a su cumbre te desinflas por el gran esfuerzo realizado, incluso llegamos a hacer uso muy restringido del oxígeno medicinal en el último día, sientes la satisfacción de llegar a la meta y te corren por la cabeza un montón de cosas», apunta Juez, quien ha llegado a perder hasta diez kilos en alguna ascensión.
Aunque su cara es la del éxito de la misión ‘Siete cimas’ detrás hay un intenso trabajo de organización y logística, «porque nos tomamos las expediciones como una operación militar en el sentido de preparación y distribución de tareas», afirma, a la vez que reconoce que ese gran esfuerzo de preparación lo realizan fundamentalmente los profesionales destinados en la Escuela de Montaña, el resto busca huecos libres para poder entrenar.
«La montaña es un equipo, soy un militar de profesión y vocación, soy uno más del grupo y el conjunto es el que consigue el objetivo. Desde la creación del GMAM siempre ha sido el grupo, en este caso el Ejército, el que sube y personalizar en alguien no nos gusta, pero cuando se difunden los logros los medios de comunicación tienen que poner un rostro», manifiesta en su despacho de la Delegación de Defensa de Huesca.Acometer el asalto a una cumbre, desde que sale la expedición de España hasta que vuelve, puede oscilar entre uno y dos meses, dependiendo de la ruta que se sigue y «porque la única manera de adaptarse a la altitud es estando en ella progresivamente y porque hay que ir equipando campamentos cada 500-1.000 metros».
Desde que comenzó a gestarse este sueño hasta lograrlo muchas cosas han cambiado en las expediciones, fundamentalmente en todo lo relacionado con los materiales empleados. En este sentido, Juez destaca que han contado con la colaboración de algunas empresas, que después han colaborado con el Ejército y que han hecho nuevos diseños de tiendas o material textil, «siguiendo las recomendaciones o comentarios que nosotros hacíamos al regreso».«Se ha evolucionado mucho en cuestiones de seguridad porque todos los materiales vienen homologados y lo que ha sido definitivo ha sido el teléfono satélite, el primero lo llevó TVE en el 92 y eran tres cajas enormes, en especial para recibir información meteorológica», señala Juez, quien recuerda que la colaboración con el equipo del programa ‘Al filo del imposible’ comenzó en el año 90 y les acompañó al Everest, a los dos polos y al G-I, guardando un grato de este equipo que ha difundido la dureza de este deporte.Para este burgalés ser el primero no es lo importante sino las experiencias que ha vivido y acumulado a lo largo de estos años de escaladas, en muchas ocasiones acompañados de otros militares, entre ellos varios burgaleses, y en otras como guía de expedicionarios de la ONCE y de otros grupos.
El éxito al llegar a la cumbre no es solo del que toca cima, es de todo el grupo que ha trabajado en la logística y otros puestos para el éxito final de la aventura.
Fuente Diario de Burgos