En Pezcalandia recibimos algunos rescates en el Everest
23 de mayo: descendiendo desde la Cumbre Sur hacia El Balcón, a 8600 metros de altitud, con todo el cansancio en nuestros cuerpos luego de haber estado durante toda la noche subiendo hasta la cumbre con temperaturas que rondaron los 30º bajo cero y aún más, encontramos a una persona semi-inconciente, en delicado equilibrio sobre una terraza de piedra en una pared casi vertical.
Inmediatamente nos gritamos (necesario por el viento) mutuamente para organizarnos y comenzamos el tratamiento y la evacuación. El diagnóstico más probable fue edema cerebral provocado por la exposición a la altura. Ramón comenzó el tratamiento inmediatamente, mientras Charly, Alvar, Damián y Willy organizaban la evacuación con cuerdas desde esa delicada y peligrosa situación. La primera parte fue la más difícil ya que se realizó sobre una pared de piedra, en medio de las cuerdas fijas por las que descendía continuamente gente indiferente -sea por cansancio o por la altura- a lo que ocurría junto a ellos, lo que dificultaba las tareas de rescate. Luego de esta parte debimos descenderla por una pendiente muy inclinada de nieve recién caída también muy complicada. Al ir perdiendo altura el estado de la víctima fue mejorando poco a poco hasta que llegamos hasta El Balcón, desde donde la víctima pudo, con ayuda de varios sherpas, descender caminando hasta el campamento 4 a 8000 metros de altitud donde, la mañana siguiente, se encontraba, prácticamente recuperada. Toda nuestra tarea se prolongó durante cinco horas entre los 8600 y 8400 metros de altitud.
24 de mayo: luego de una intensa mañana levantando el campamento 4 a 8000 metros de altitud, comenzamos el descenso a las 9 hs., todos muy cargados en nuestras espaldas, hacia el campo 2 a 6400 metros. El largo y duro descenso atravesando el Espolón de los Ginebrinos, la Banda Amarilla y la inclinada y expuesta pared del Lhotse llegamos por fin al Campamento 2 a las 12 del mediodía. Aún no habíamos terminado de “desensillar” nuestras mochilas y cuando nos disponíamos a almorzar recibimos un pedido de auxilio: el mensaje decía que un sherpa había caído en una grieta en el trayecto entre la rimaya de la pared del Lhotse y el Campamento 2, a no más de 20 minutos de distancia. Rápidamente nos organizamos y buscamos el material necesario para la evacuación y el tratamiento. Afortunadamente, mientras Willie, Damián, Charly, Matoco y Ramón se trasladaban al lugar se encontraron con que la víctima estaba siendo evacuada por otros sherpas. Ya en el campamento realizaron una completa evaluación del sherpa, quien finalmente resultó que no había caído en una grieta, sino que había colapsado por agotamiento. Confirmado el diagnóstico y dadas las recomendaciones, el sherpa quedó al cuidado de sus compañeros.
24 de mayo: no habían pasado 30 minutos de nuestro regreso a la carpa y mientras nos servíamos unos merecidos fideos con salsa, recibimos por radio otro pedido de auxilio. No podíamos creer que fuera verdad y durante unos minutos tuvimos la esperanza que fuera un error y que aún se tratara del sherpa que acabábamos de ver. Con el correr de los minutos, si bien la información era muy confusa, logramos entender que una escaladora española había caído en una profunda grieta sobre la parte más alta de la Cascada de Hielo. Otra vez frenéticos preparativos. Luego de una intensa organización decidimos que saldrían para abajo un equipo de 6 personas entre las que estaban Willie, Matoco y Ramón. Damián se quedó en el Campamento 2 para coordinar las comunicaciones. Con las espaldas cargadas de equipo y el cuerpo de cansancio partimos hacia la Cascada. Incluso debimos cargar un par de escaleras de aluminio porque la información decía que habían aparecido varias nuevas grietas en el trayecto. Una hora y media más tarde alcanzamos el lugar donde estaba Eva, la escaladora española. Se había derrumbado un puente de hielo que estaba atravesando y cayó 30 metros hasta al fondo de la grieta. Inicialmente fue trasladada hasta un lugar relativamente seguro por unos sherpas. El rescate fue muy delicado y peligroso. Estábamos debajo de una pared inestable de más de 20 metros. Willie la cargó en su espalda y cruzó con ella una escalera inclinada sobre una profunda grieta, mientras Matoco y el resto del equipo organizaban el rescate con cuerdas por las cuáles fue subida hasta una superficie plana y segura. Ramón realizó una completa evaluación: luego de la caída, Eva había perdido el conocimiento por unos minutos; además tenía lesiones en rodilla, codo, dolor intenso en región lumbar, y fractura de base de cráneo. Mientras tanto se hizo la noche. Armamos una carpa y se quedaron Willie y Ramón con Eva y los demás debieron bajar al Campamento Base. Debido a la inestabilidad y peligro que representaba realizar un rescate de muchas horas a través de la Cascada de Hielo se hicieron tratativas para intentar realizar la evacuación en helicóptero. Fue una larguísima y fría noche. Eva se mantuvo estable y finalmente a las 7 de la mañana, con buen tiempo, en una delicada maniobra, el piloto mantuvo la estabilidad del helicóptero mientras Eva era introducida en la máquina y finalmente evacuada hacia Katmandu. Estábamos a 6000 metros de altitud. Fue uno de los primeros rescates en helicóptero por encima del Campamento Base en la historia del Everest.
Gracias como siempre a nuestros amigos de Pezcalandia por la posible difusión del contenido.
Vía Gustavo Andrade
Para Pezcalandia