El derrame de petróleo en el Golfo de México es el desastre ecológico más reciente que acaba de sufrir nuestro planeta. Ahora, Estados Unidos está asustado por lo que este accidente implica para Luisiana. La marea negra ha producido la contaminación de la zona costera.
Marea negra es uno de los tipos de mareas existentes. Lleva ese nombre porque, precisamente, hace referencia a la clase de marea que se produce a causa de la industria petrolera, cada vez en mayor crecimiento. En este caso puntual, después de haberse producido el derrame de petróleo en el Golfo de México, el vertido se ha ido extendiendo hacia la zona este y ha llegado a la costa de Luisiana.
Este derrame, producido recientemente después de la explosión y del hundimiento en la plataforma “Deepwater Horizon”, arrendada por British Petroleum, la extractora de petróleo más grande del Golfo de México, ha significado nuevos escapes que son de dimensiones cinco veces mayores que las que se revelaron en una primera instancia. El vertido al mar llega a unos cinco mil barriles diarios.
Como la extensión de la fuga supera los 1500 km2 se ha decretado la alerta de “Catástrofe Nacional”. Por su parte, el ejército se halla trabajando enérgicamente con el objetivo de contener el vertido y minimizar los daños producidos al medio ambiente, puesto que esta zona posee un ecosistema muy frágil.
Sin embargo, la situación que atraviesa Luisiana en la actualidad es sumamente delicada. Así lo corroboró el jefe de operaciones de la petrolera, Doug Suttels, cuando expresó: “En el momento del accidente, los dispositivos de seguridad para detener la fuga no funcionaron. No sabemos cuál es la causa, pero la descubriremos”.
Todo indica que este desastre ecológico podría tener consecuencias aún más graves que el producido en 1989 por el petrolero Exxon Valdez, que virtió 40 millones de litros de crudo sobre el litoral, después de haber encayado en las costas de Alaska.
Estados Unidos está en alerta por la contaminación en Luisina a causa de la marea negra. Así lo expresó David Kennedy, del Servicio Nacional Oceánico:“Estoy asustuado. Esto es algo muy grande y los esfuerzos necesarios para contenerlo, si continúa a este ritmo, se escapan a todo razonamiento”.
Víaeuronews